martes, 29 de marzo de 2005

No es lo mismo...

Así rezaba un verso de uno de los últimos éxitos de Alejandro Sanz. Y a raíz de esa canción que escuché casi por casualidad, empecé a recordar ciertas cosas que ya nunca serán lo mismo para mí.

Una de ellas es la película "Grease" y su canción "You are the one that I want" que tanto me gustaba cuando era una niña, se convirtió hace unos años en "Te huele el olor". Y es que esa era como la cantaba la hermana de un amigo y me hizo una gracia horrible.

Otra de las cosas que ya no serán nunca lo mismo, son los viajes en avión saliendo de Barajas. Y es que quien me mandaría a mí leer al bueno de Pérez Reverte...
En el recopilatorio "Con ánimo de ofender" hay un divertido artículo titulado "Aterriza donde puedas" (que podéis leer
aquí). Al recordar el artículo, no podía evitar reirme mientras facturaba el equipaje el pasado miércoles y lo veía perderse en las cintas transportadoras. La cara de la azafata de facturación era todo un poema...

La canción "Dulce condena" de Los Rodríguez, que me gustó desde la primera vez que la oí, siempre me recordará a alguien que ya no forma parte de mi vida; tomar un café Toledo o un cóctel en "The Geographic Club" no es igual sin la compañía de Txiqui o Carlos...

Y seguí recordando más detalles y sonreía mientras pensaba en lo mucho que he cambiado en estos años. Y es que "No es lo mismo..."

De vuelta

Después de casi un mes de inactividad, vuelvoa las andadas, que ya iba siendo hora.
Y es que primero por exceso de trabajo y después por las vacaciones, dejé esto muy abandonado.
Nos leemos :)

domingo, 6 de marzo de 2005

Alfama

Una canción preciosa de Madredeus...


Agora,
que lembro,
As horas ao longo do tempo;

Desejo,
Voltar,
Voltar a ti,
desejo-te encontrar;

Esquecida,
em cada dia que passa,
nunca mais revi a graça
dos teus olhos
que eu amei.

Má sorte,
foi amor que não retive,
e se calhar distrai-me...
- Qualquer coisa que encontrei.

Letra de Pedro Ayres Magalhães, música de Pedro Ayres Magalhães e Rodrigo Leão.

jueves, 3 de marzo de 2005

Paula

Ayer murió mi vecina. No me apené, pues era una mala persona. Pero me acordé de porque empezó a caerme tan mal...y fue a raíz de la muerte de Paula.

Paula era la nieta de otra de mis vecinas y cuando éramos niñas, me gustaba jugar con ella o leerle algún cuento. Lo que siempre recordaré de ella, son sus ojos.
Paula tenía los ojos más dulces que he visto en mi vida. A pesar del dolor y las molestias que le causaba su gigantismo y que la obligaban a pasar casi todo el día sentada en un silla de ruedas, siempre procuraba sonreír. Pasábamos buenos ratos cuando venía a ver a su abuela hasta que los médicos decidieron que había que operarla para reducirle los huesos y que intentara llevar una vida como el resto de los niños. Desafortunadamente, no salió del quirófano.

Recuerdo la llorera que nos dió a todo el bloque, bueno a todos menos, a mi vecina (lo que la grangeó el odio de toda la chiquillería y de algún adulto). También recuerdo la discusión con mis padres (yo no tenía ni 10 años) porque me empeñé en ir al entierro de Paula, cosa que al final conseguí. Y en qué hora...sólo con ver el ataúd, me dió tal berrinche que mi padre me tuvo que sacar de ahí. Años más tarde, me enteré que estaba enterrada con el "pin y pon" y el "clik" que le había regalado dos días antes....quizás fuera para que algún día volviéramos a jugar.