martes, 31 de enero de 2006

Rumores

En el blog de Leodegundia hay un excelente post (como excelentes son los comentarios) llamado "Juzgar precipitadamente" que ha llevado a escribir este post. Como ya dije, empecé este año con ánimos renovados y mirando las cosas desde otro prisma. Y ese nuevo punto de vista, me ha hecho darme cuenta de algunas cosas y sobre todo, hace que mire a cierta gente con otros ojos.
Primero, toca entonar un "mea culpa" pues yo como todos, también me dejo llevar y juzgo a otros. No suelo hacerlo en voz alta y dar pábulo a rumores que pueden hacer daño a la gente (y más desde que fui blanco de algunas "perlas" que me hicieron polvo en su momento). Es más frecuente que me quede con esa impresión de esa persona para mí misma y si es negativa, me mantenga lo más distante posible de ella. Y si es alguien que me importa, se lo comente para que no le pille por sorpresa y tenga la opción de defenderse.
Afortunadamente, hay veces en que la vida me da la oportunidad de conocer mejor a la gente y en caso de haberme equivocado, poder enmendar mi error.
Y una de esas oportunidades la tuve el pasado viernes. Estaba tomando algo, cuando le ví aparecer. Había coincidido con él en varias ocasiones y no me caía muy bien. Siempre protestando por todo y mostrándose prepotente y maleducado al hablar. Venía acompañado de su mujer (a la que en ese momento consideraba una santa por aguantar a semejante especimen) y la verdad es que en un primer momento no me hizo mucha gracia que se nos acoplaran, pero lo dejé pasar. En las distancias cortas, estando más relajado, era más agradable y se mostraba cortés y educado. Comenzó a hablar de un problema que había tenido y que por lo que observé, le había hecho polvo (y seguía haciéndoselo). Pensé que lo que yo consideraba prepotencia hasta ese momento, quizás fuera una forma de defenderse para que no le hicieran más daño. A lo tonto a lo tonto, estuvimos casi una hora hablando y para que negarlo, disfruté de la compañía. Supongo que la próxima vez que coincidamos, no trataré de evitarle como ya hice otras veces.
Al escribir sobre esto, he recordado una de esas "perlas" que tanto daño me hizo. Con la perspectiva que da el tiempo, sé que no fue el rumor en sí (que tenía su base de verdad y que realmente no me importó demasiado) ni el poso que quedó cuando todo se aclaró (ya se sabe, "difama, difama, que algo queda") y que me hizo más díficil relacionarme con ciertas personas, sino la reacción de algunas personas de las que esperaba que salieran "al quite" y se quedaron inmóviles mientras me linchaban públicamente. Pero bueno, todo tiene su lado positivo y es que personas con las que apenas tenía trato, me sorprendieron al salir en mi defensa. Ah, y me sirvió para hacer una buena limpia en mi círculo de allegados.

Nuevos enlaces

A los pocos días de retomar la actividad del blog, me permití el lujo de enlazar dos blogs nuevos, Roma Victrix y ¿Me corto las venas...o me las dejo largas?, ambos excelentes blogs aunque de temáticas distintas.
Y hoy me permito otro lujo, al enlazar otros dos blogs más de los que me he hecho asidua (aunque aún no haya comentado nada y es que tengo la manía de leer primero todo antes de hablar) y de los que estoy aprendiendo mucho. Uno es "El rincón de Leodegundia" y el otro "¡¡Y yo qué seeeeé..!! (cuyo propietario, Turulato, me ha visitado lo que es todo un honor para mi humilde persona).
Os recomiendo encarecidamente su visita, pues seguro que disfrutáis y aprendéis mucho de ambos.

lunes, 30 de enero de 2006

De juerga

Alguna de la gente que ha viajado conmigo por temas de trabajo dice que no entiende como soy capaz de aguantar tanto trajín. Y es que a la hora de trabajar, curro como la que más, pero también soy de las primeras en irse de juerga y regresar a las tantas.
Y es que no sé a quien pretendo engañar cada vez que digo la frase “Venga, me tomo una y vuelvo pronto”, porque nunca pasa eso. Es más, siempre suele pasar lo contrario y me dan las tantas. Y es que si la compañía es buena (y en esos viajes, siempre conecto con gente maja), me animo, aunque momentos antes me estuviera durmiendo por los rincones.
Y eso que a mí siempre me ha gustado mucho dormir, a pesar de lo que decían mis compañeros de facultad de que era un robot y que por eso no dormía (la culpa de que yo no durmiera la tenían los seis tiarrones que se tiraban toda la santa noche roncando mientras yo miraba al techo con los ojos abiertos como un búho). Pero cuando estoy pasándomelo bien, el tiempo vuela y el cansancio desaparece (dicen que la risa es la mejor fuente de endorfinas y éstas retrasan la sensación de fatiga).
Como en abril del año pasado, que estuve de crucero por el Mediterráneo con un grupo de gente estupenda (un besazo para Raquel, Mariví, Pablo, María, Jorge, Mayra y los demás) en toda la semana dormí unas 15 horas (pero fue llegar a Madrid y tumbarme en el sofá para echarme una siestecilla...y esa siestecilla duró 16 horas).
O como en noviembre, que estuve un fin de semana en Asturias. La noche anterior a la salida no había dormido nada y pensaba que llegaba ya dormiría en el bus pues no conocía a nadie de los que iba. Pero no tocó dormir, porque enseguida congeniamos un grupito (otro besazo para Ciara, Nuria, Marta, Celia, Graciano, Álvaro, Javier...) y nos tiramos todo el viaje hablando y de risas. Al llegar a Gijón y después de una cena copiosa a base de sidra y productos típicos asturianos, decidimos ir a tomarnos una copa y recogernos pronto pues por la mañana tocaba trajín. Pues esa copa se convirtió en dos, añadimos unos chupitos y muchas risas y a las cuatro de la madrugada saludábamos al personal de recepción del hotel. Pero lejos de irnos a la cama como buenos chicos, acabamos asaltando el minibar de la habitación de Ciara y el de la de Graciano, mientras seguíamos de risas. Esa noche dormí apenas una hora, pero no notaba el cansancio. Y después de todo el día de trajín y más comida (todos volvimos con al menos dos kilos más después del fin de semana), nos fuimos otra vez a tomarnos algo con el lema de “nos recogemos temprano que mañana toca ver Oviedo”. Y temprano era, concretamente algo más de las 7 de la mañana, con lo que teníamos el tiempo justo para ducharnos y desayunar antes de salir pitando para Oviedo. Total, que en tres días había dormido una hora escasa y sólo noté el cansancio cuando llegué a mi casa (si va a ser Madrid lo que me agota).
Y lo mismo pasó en los otros viajes en los que he estado últimamente. Y sé que cuando vuelvo de esos viajes, suelo estar para el arrastre y que el cuerpo no se recupera como hace años (gracias a los dioses, sigo sin tener resacas), pero siempre ha merecido la pena sacrificar esas horas de descanso. Y es que si no lo hubiera hecho, no tendría tan buenos recuerdos que hacen que sonría o incluso me carcajee cuando vuelven a mi mente. Y es como una pescadilla que se muerde la cola, porque me río, me encuentro mejor y es más fácil “liarme” (aunque no suele costar mucho) para salir y acumular nuevas anécdotas de noches de juerga.

martes, 24 de enero de 2006

Estado de ánimo

Yo ayer me acosté bastante jodida, dando vueltas en mi cabeza a las cosas del curre y a las movidas personales. A las 3 de la madrugada (última hora que recuerdo haber visto en mi reloj) seguía dándole vueltas a esas mismas cosas. A las 6, me he despertado cansada y con el ánimo bajo y ¡sorpresa! estaba pensando en las cosas del curre, cosa que he seguido haciendo durante una hora más antes de prepararme para ir a currar.
A las 8 de la mañana, después de desayunar, he salido con un frío que pela a la calle. Seguía cansada y preocupada y no sé como, poco a poco he ido animandóme. A medio camino, ya iba con una sonrisa de oreja a oreja en la cara, pletórica de energías y dispuesta a comerme el mundo. Llegué a la oficina, ventilé las cosas urgentes en poco tiempo y eché un vistazo a varios blogs hasta que fue oficialmente la hora de apertura (las diez) y empecé a atender a gente con la misma sonrisa perenne en los labios.
Y ahora que vuelvo a tener un momento de descanso, me ha dado por preguntarme como es que estoy así. La verdad es que he empezado este año bastante bien de energías y de ánimos y eso que estoy a dieta. Se supone que al estar a dieta, te sueles poner de peor humor, pero esta vez, siento como si estuviera a tope de energía y es muy fácil que empiece a reír estos días a carcajadas.
¿Será que el pan de centeno que tomo esta plagadito de cornezuelo del centeno ?
No sé que será, pero sea lo que sea, me gusta.

lunes, 23 de enero de 2006

Lo que me faltaba

Pues no va ahora la jodida impresora y se atranca. Creo que voy a apagar el trasto, recoger la mesa y hacer mutis por el foro. Espero que mañana sea un día mejor que este.

Empezamos bien...

Como toda la semana sea como hoy, me corto las venas antes de llegar al viernes. Y eso que yo esta mañana, me levanté feliz, desayuné y salí sonriendo a la calle. Se avecinaba un gran día.
Pero a eso de las 11.00, se ha empezado a torcer la cosa y no ha parado. Primero, estaba yo trabajando a buen ritmo, pasando unas cosas que me han pedido unos clientes portugueses, cuando llegó el cliente más pesado de este planeta. Me gusta mucho mi trabajo y una de las cosas que más me gusta es preparar itinerarios a medida. Pero ya no me gusta tanto cuando tengo que usar mis poderes de adivinación, cosa que suele levantarme bonitos dolores de cabeza. Porque digo yo que si se quiere ir de vacaciones, cuando le pregunto las fechas, no puede contestarme un "me da igual" y cuando le sugiero una, me diga "no, esa no, que tengo médico". Y en este plan, más de media hora...pero bueno, como estaba de buen humor, no iba a permitir que me amargara la jornada. Él solito no, pero parece que se ha puesto de acuerdo con otras personas.
Acabo de atenderle y vuelvo al trabajo que estaba haciendo antes, cuando suena el teléfono. "Oye bonita, a ver si me puedes encontrar una habitación en Madrid para FITUR a 50 euros la noche en 3 estrellas con desayunos" y ante esto yo me pregunto si me parezco a la virgen de Fátima, porque siempre recurren a mí para los milagros. Que sepan que si pudiera, lo primero que me quitaba son estas lorcillas que tantas dietas me cuestan :P
Después de intentar el milagro (que no logro), vuelve a sonar el teléfono. Antes de cogerlo, voy notando como se tensa mi mandíbula al apretar los dientes. "A este paso no voy a acabar nunca con lo que estaba haciendo" pienso al descolgar. Y el apretar se vuelve más fuerte cuando al otro lado de la línea oigo una voz que me resulta asquerosamente familiar (ver el post llamado "Una leve intoxicación etílica" que podéis encontrar
aquí ). Para acabar la conversación cuanto antes, he aceptado quedar con él a comer el jueves (Aunque visto como ha seguido el día, es posible que no llegue al jueves y me libre de eso). Al colgar, miré el reloj con horror. Mierda, la una y tengo que pasar a Portugal eso antes de las 2 y lo tengo a medio hacer.
Y para rematar la mañana, discusión con los progenitores (y jefes) antes del almuerzo. Aún así, subí a casa en un estado de humor bastante aceptable.
Hasta que a las 3 ha sonado mi teléfono móvil (un consejo, si podéis evitarlo, no pongáis vuestro móvil en las tarjetas de visita) y ya ha sido la gota que ha colmado el vaso. "Hola Silvia, que soy fulanito. Que estamos en el hotel de Oviedo y no nos gusta, que el comedor es pequeño y no podemos desayunar todos juntos (pues desayunar en turnos, pensé yo) y bla,bla,bla". Después de decirle que no se preocupara que vería que podía hacer, colgué el teléfono. A ver como coño cambio yo ahora 18 habitaciones, para que vayan todos juntos y al mismo precio que tenían. Ah y conseguir que el hotel que cancelo, no me cobre gastos. Pues después de dejarme los cuernos en el intento, lo logré y los cambié a otro hotel de cuatro estrellas. Después del mosqueo (estaba medio dormida cuando sonó el móvil) y de haber solucionado ese problema, parecía que la tarde mejoraba.
Jaja, pero no, era un espejismo. Según llego, bronca telefónica de Portugal porque he tardado en mandarle las cosas que tenía que haberle mandado a media mañana. Después, bronca nuevamente con los progenitores y para rematar, me llama el cliente de las 18 habitaciones diciéndome que el hotel nuevo no le gusta y que quiere cambiarse nuevamente mañana. Y que si le puedo mirar el anterior, que era más moderno y les gustaba más. En ese punto, yo ya me estaba dando de cabezazos contra la pared y pensando si el juez consideraría todo esto causa de una "enajenación mental transitoria" en caso de que me diera por asesinarles.
En fin, en vez de irme a Oviedo con la escopeta de caza cargada y acabar con el problema de un modo expeditivo, aquí estoy tratando de relajarme mientras espero a que se imprimar unos documentos.
Y eso que parecía que iba a ser una gran semana...

miércoles, 4 de enero de 2006

Y yo con estos pelos...

Yo no debería estar escribiendo este post. Después de salir a tomar un cafecito, tenía que estar en un "emocionante" tête a tête con el Contaplus y los gastos del mes de diciembre...pero es que no he podido resistirlo.
Resulta que estaba yo tomándome mi cafecito en el bar, escuchando música, ajena a todo y a todos, cuando mis ojos se han posado distraídamente en la caja tonta.
Y allí, entre lacas, tintes y secadores, un chico monísimo, vestido de negro. Pero no es eso lo que me ha llamado la atención (bueno, vale, en un primer momento sí) sino el título que le han otorgado "Director artístico de la peluqueria "x".
¿Alguien me puede explicar que es un director artístico de una peluquería? Cuando te tiñes el pelo, ¿qué hace? ¿te pinta un paisaje? ¿te da a elegir entre acuarelas u oléo? Tan sorprendida me he quedado, que me he quitado uno de los auriculares del mp3 para oír la noticia. La noticia en sí era anodina, salvo por el título otorgado al muchacho. Así que he vuelto a mi café, echando miraditas de reojo a la caja tonta.
Ya estaba a punto de irme cuando sale una señora, con bata blanca y pintada como una puerta hablando de la gimnasia capilar, para tener un pelo fuerte y sano. ¿Y eso qué es? Pues por lo que he sacado en claro, en darse masajes en el cuero cabelludo (por cierto, una cosa de los más placentera). Así que ya saben, señoras y señores, a su tabla de ejercicios diarios, tienen que añadirle media horita para que su pelo se ejercite.
Al regresar, Reme, la peluquera de al lado, estaba echándose un cigarrito en la calle y le he comentado la noticia.
- Mira Reme, lo que tienes que hacer en las próximas tarjetas es cambiar el enunciado. Pasarás de ser "Reme e Iratxe, peluqueras" a "Reme e Iratxe, directoras artísticas y entrenadoras personales de cabello" que queda mucho más fino.
Al iniciar este post, todavía podía oírla reírse al comentarle la noticia a su hija.

martes, 3 de enero de 2006

Un nuevo enlace

Siempre me ha gustado la historia y aunque siento debilidad por otros períodos o civilizaciones, la historia de Roma me llama mucho la atención (desde la primera vez que ví el Teatro romano de Mérida siendo una niña).
Recuerdo que devoré "Yo, Claudio" y su secuela cuando cayeron en mis manos, algunas novelas ambientadas como "Los últimos días de Pompeya" o "Fabiola", libros sobre mitología y algún otro sobre costumbres. Ahora mismo estoy enganchada a la serie Roma que emite Cuatro y tengo un amigo al que es una gozada oírle hablar sobre la historia del imperio, pues se aprende mucho con él.
¿Y por qué esta parrafada? Porque navegando por la red, encontré un interesantísimo blog (Roma Victrix) que he añadido a mi lista de enlaces.
Espero que disfrutéis y aprendáis mucho con sus contenidos.

Aroma

Estaba instalada en ese espacio que hay entre el sueño y la vigilia. Los párpados cada vez más pesados y la respiración cada vez más lenta y profunda. Con cada inspiración, un paso más para caer rendida en los brazos de Morfeo.
Y de repente, una de esas inspiraciones me trajo un aroma de tiempos pasados. Mi cerebro despertó, abrí los ojos y me mantuve alerta. ¿De dónde había salido ese olor? Me incorporé nerviosa en la cama y empecé a olisquear como un perro de caza. Mi pelo, el pijama, la almohada, las sábanas...¿cómo podía oler a él en mi habitación? En una habitación en la que nunca ha estado. La verdad es que ahora, me parece rídicula esa reacción, pero en aquel momento, necesitaba saber la fuente de ese olor.
Cuando por fin deseché la idea de localizar la fuente y achacarlo todo a una mala pasada de mi cerebro, ya estaba demasiado despierta. Y la memoria, que es muy puta a veces, se empeñó en recuperar esos recuerdos de otros tiempos.
Las risas que nos echábamos cada vez que coincídiamos de marcha, esas confidencias al oído después del sexo, esos ojos que tanto me recordaban a un bosque y en los que veía reflejados ese dolor por un desengaño amoroso que él había sufrido al igual que yo. Y como compartimos esa soledad, esas heridas y ese vacío, sin pedir nada a cambio, pues nada podíamos ofrecer en ese momento. Y como poco a poco, las heridas fueron curando, nuevas ilusiones ocuparon ese vacío y alguien ocupaba nuestra soledad. Y llegó el adiós, tal y como había empezado todo, mirándonos a los ojos, pero esta vez para ver alegría reflejada tanto en los suyos como en los míos. Apenas hubo palabras, sólo sonrisas y gestos de complicidad de viejos camaradas. De eso ya hace unos años y un aroma trajo todo eso de nuevo a mi mente.
Y con ese aroma y el recuerdo de esos ojos aún frescos en mi mente, volví a taparme con la manta y esta vez me rendi a los encantos de Morfeo con una sonrisa en los labios.

lunes, 2 de enero de 2006

Ojos como platos II

Mientras mi sobrina jugaba con su nueva muñeca (y con la de su hermana, a la que secuestró), yo seguía pensando en esos niños que no iban a tener tanta suerte como ella. Me encantaría poder llevarle regalos a todos, porque los peques son mi debilidad, pero mi economía no me lo permite.
Pero entonces recordé que hay tres niños pequeños a los que Papa Noel o los Reyes Magos seguramente olviden. Todos los días, cuando voy a tomar café o a hacer la compra, les veo junto a su madre. Ella, cuyo nombre ignoro, es una inmigrante (creo que peruana) que vende calcetines y leotardos en la calle. Y sus hijos la acompañan, haga frío o llueva, jugando con cualquier cosa que encuentran, desde una lata (como jugaban el otro día) a una muñeca vieja que seguramente otro niño tiró a la basura.
El viernes, cuando fui a recoger los regalos de Reyes para mis sobrinas, me dije "Qué coño, Silvia!", llamé a mi hermana Noelia que estaba segura de que se apuntaría y eché algún regalito más al carro del supermercado.
Noelia los envolvió este fin de semana y este mediodía, se los hemos acercado a la señora, que estaba como cada día vendiendo. Al principio se ha mostrado un poco reticente, pero tras insistir, los ha cogido.
Sus hijos no estaban en ese momento cerca, pero estoy segura, de que en esa casa, a finales de esta semana, también habrá tres pequeños, con los ojos como platos. Lástima de que no pueda hacerlo con más niños...

Ojos como platos

Yo soy una de esas afortunadas a las que visita tanto Papa Noel como los Reyes Magos.
Cada Nochebuena, después de la cena, nos intercambiamos regalitos entre los miembros de mi familia. Que si unos pendientes, que si unos guantes, "Jo, mamá, a mi me gusta la pulsera que le has comprado a Silvia", mi abuela protestando todos los años porque dice que no la tenemos que comprar nada, etc.
Este año las estrellas han sido mis sobrinas, Ainhoa y Aroa (como sospecho que serán los años venideros).
Aroa tiene poco más de un año y apenas se enteraba de nada, salvo de que había mucho jaleo y le daban de comer una cosa muy rica (porque aunque según mi madre está hecha una "cominillo", se comía el lechazo que daba gusto).
Ainhoa es más mayor (dos años y cuatro meses hará este mes) y se enteraba más de todo. Con el primer regalo, comenzó su transformación. De estar casi dormida, cansada por el trajín de la jornada (paseo por la mañana con una tía, paseo por la tarde con la otra, juegos...) fue despertando poco a poco. Sus labios comenzaron a curvarse hacia arriba en una sonrisa de pura felicidad, sus ojos empezaron a brillar y abrirse con cada uno de los paquetes y el cénit fue cuando sus padres le entregaron su nueva muñeca. Mientras su padre la desempaquetaba, ella pegaba botes y pequeños grititos de la emoción y todo el cansancio que la embargaba antes, desapareció por arte de magia.
Y yo sentada a su lado, recordaba como eran las mañanas del día de reyes cuando era pequeña. Y pensé en esos niños que a diferencia de mis sobrinas, no tendrían los ojos abiertos como platos.

Que no está muerto...

...lo que yace eternamente, y con el paso de los evos, aún la muerte puede morir" H.P. Lovecraft

Después de unos meses de inactividad, salvo un post escrito desde el enfado y la decepción, llevaba semanas intentando retomar la actividad de este blog, aunque nunca encontrando el momento adecuado. Y ya ha llegado (no, esto no es uno más de los propósitos de año nuevo que suelen durar hasta febrero a lo sumo).

Nos leemos! Ah, por cierto, feliz año a tod@s