A tu lado
Me duele tu indiferencia. La misma que tendría que sentir yo hacia ti, pero no me sale. Sólo el buscarte para cuidarte y protegerte.
Bienvenidos. Espero que os sintáis como en vuestra tasca favorita.
Me duele tu indiferencia. La misma que tendría que sentir yo hacia ti, pero no me sale. Sólo el buscarte para cuidarte y protegerte.
Escrito por Silvia a las 01:41 1 comentarios
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Una tonta, aunque divertida discusión. Y de ahí, a una apuesta en la que el ganador lograría el control del mando. ¡Malditos tuercebotas del Madrid!. ¿Quién le mandaría a ella...?. ¡¡Si es que no escarmentaba!!. Años atrás, el pasar una noche sola en un cementerio. Y ahora, esto.
Escrito por Silvia a las 04:25 4 comentarios
Una mujer sola en un bar, a esa hora de la tarde, tomando una copa y sin pinta de esperar a nadie.
Seguro que la mayoría de los que la observan piensan que es una solterona amargada. Cosa que no entiende. Hombre solo, soltero de oro. Mujer sola, amargada. Las cosas cambian muy despacio, piensa. Antes se habría cabreado, pero ahora está en ese punto que le importa una mierda lo que opinen aquellos con los que se cruce. Seguramente no vuelva a cruzarse con ellos nunca más, así que...
Coge su copa de vino tinto y se va hacia una de las mesas junto al ventanal. Fuera, Madrid se limpia con las gotas de lluvia que caen sin cesar. Un primaveral día, perfecto para la melancolía.
Saca de su bolso una agenda de piel y una pluma. Gira entre sus dedos la pluma, despacio, retirando el capuchón que deja con suavidad sobre la mesa. En otras circunstancias, habría sustituido la pluma y el papel por el teclado de su netbook, pero esta vez prefiere el método más tradicional. Pierde la mirada un instante a través del ventanal y se inclina a escribir.
La pluma se desliza por el papel, llenando éste con su letra pequeña y redondeada. De esa clase de letras que los grafólogos considerarían propia de una persona con escasa autoestima, aunque ella tenga una explicación más prosaica.
Escrito por Silvia a las 00:38 5 comentarios
Archivado en: Relatos
Me he despertado hace una hora. Un sueño extraño, del que ahora sólo conservo algunos jirones en mi memoria, fue el responsable. Y un maldito mosquito que se ha cebado con mi brazo y mi pierna y al que oigo aún acecharme. Si no va a poder ni volar con lo gocho que se ha puesto.
He intentado ponerme a escribir alguno de los artículos que tengo pendientes, pero no hay manera. No logro hilvanar más de una frase con el más mínimo sentido. Sigo dándole vueltas a la neurona, intentando recordar el sueño para saber que ha provocado la sensación de desasosiego con la que me he levantado y al no lograrlo, la frustración hace que aumente la incomodidad.
Dicen que el sueño es una manera de ordenar información, como si desfragmentáramos el disco duro de nuestro cerebro. ¿Qué estaría ordenando para que me sienta así de inquieta? ¿Me habré quedado colgada como le sucede al Windows a veces? Voy a intentar si logro averiguarlo y si no, tocará reiniciarme (dormirse) a ver si esto funciona.
Cada vez odio más estos momentos de insomnio...
Escrito por Silvia a las 05:13 1 comentarios
Archivado en: Idas de olla
Cuando sonó el despertador del móvil, me costó horrores levantarme. Apenas llevaba dos horas dormida y el cansancio del día anterior y los bailes de la discoteca pasaban su factura. A oscuras y todo lo silenciosamente que pude para no despertar a mi compañera, me fui a la ducha.
Media hora después, una furgoneta nos recogió en el hotel. Aún era de noche y hacía frío pero no importaba. El cansancio acumulado parecía haberse desvanecido con la ilusión. Apoyé la cabeza contra el cristal y contemplé en paisaje, apenas iluminado por la luna menguante. Fantasmagórico. Y los cantos del muecín, que se oían desde la carretera, aumentaban esa sensación.
Llegamos a nuestro destino. Dada la época y los pocos que fuimos de nuestro grupo, pensé que no iba a haber nadie, pero me equivoqué. Mientras tomaba un té de manzana, observé como preparaban los globos y como algunos empezaban a volar.
Escrito por Silvia a las 22:28 3 comentarios
Archivado en: Viajes
Acabo de llegar de una fiesta organizada por una mayorista con el auspicio de la Embajada de Colombia, que es donde ha tenido lugar. Su Excelencia el Embajador ha sido un buen anfitrión (amén de un encanto de hombre) y la fiesta ha sido estupenda. Buen ambiente, buena compañía, buena comida (aunque algo escasa, quizás porque hay quién no come en su casa y abusa), abundante bebida (si no me he fijado mal, Medellín de 3 años mezclado con refrescos), buen tiempo (la fiesta fue en el jardín y la noche acompañó, aunque no fue excesivamente cálida) y buena música.
Escrito por Silvia a las 01:00 4 comentarios
Archivado en: Mi día a día/Anécdotas
Escrito por Silvia a las 09:36 0 comentarios
Un par de años antes de que yo naciera, emitieron en TVE una serie llamada "Si las piedras hablaran". Aunque no he podido ver más que algún corte por internet, el título siempre me pareció de lo más atractivo. Porque desde muy pequeña, he sentido que así lo hacían, si las querías escuchar.
Escrito por Silvia a las 01:02 3 comentarios
Archivado en: Emociones y recuerdos, Viajes
Sé que le debo a mi socio mi viaje por Capadocia. Y a Turulato, lo que le prometí de Estambul. Pero llevo unos días de mucho ajetreo en lo laboral, llegando a casa a altas horas de la noche y con inspiración y las neuronas por los suelos. Además, estoy teniendo una temporada muy convulsa en lo personal, lo que no ayuda en nada.
Hoy quería hablar de lo convulso de mi vida personal. Sin detalles en los que ahora no puedo, y tampoco quiero, entrar.
Hace unos días le comentaba a un amigo que su influencia ha sido buena en mí, volviéndome algo menos emocional (que lo sigo siendo) y volviéndome más analítica. Quizás por eso y por la "fortaleza de mi carácter" que se me supone en mi entorno, cuando hay algún problema serio, es a mí a quien se recurre. Porque como me han dicho estos días: tienes las espaldas muy anchas. A veces agota ser depositaria de tanta responsabilidad, pero bueno...
Hoy hablaba con un miembro de mi familia, tratando de levantar su ánimo.
Toda crisis es una oportunidad y nosotros saldremos fortalecidos de todo esto.
Y en parte, ya lo hemos hecho. Aunque vaya a ser una carrera de fondo y aún quede mucho, llegaremos con bien a la meta. Las diferencias que había entre los miembros de la familia, han dejado de tener importancia. Todos unidos, para lograr fortaleza.
Así que a pesar de los nervios, del estrés, de la responsabilidad, de lo violento de la situación, estoy feliz al ver esa piña. Porque, aunque sea surgida por una crisis, es lo que he deseado siempre.
Escrito por Silvia a las 14:33 3 comentarios
Archivado en: Mi día a día/Anécdotas