Esta mañana me levanté de buen humor tras una larga noche de sueño reparador. Estuve un rato estudiando en la cama hasta que se levantó una de mis sobrinas y desayunamos juntas un tazón con cereales.
Al ir a la ducha, empezó a oscurecerse la mañana. No me sentó nada bien ducharme con agua fría con el resfriado que tengo. Y es que a la caldera nueva le dió por ponerse en huelga.
Salí de casa con el día un poco torcido y sin poder parar de estornudar. Mientras iba hacia la parada del autobús, ví a una de las personas más coñazo que conozco y que tengo la desgracia de padecer.
¡Ya está! Me coloco bien visible el cable de los auriculares y clavo mi mirada en los apuntes, para dar la sensación de estar abstraída y ocupada en mis asuntos. Dió exactamente igual porque hay personas que no captan esta clase de señales. Y la persona coñazo de esta mañana es de ese tipo de personas.
Con la cabeza aún más como un bombo y el día más negro, me he montado en otro autobús. ¡Cuánto daño han hecho Carlos Sáinz y Fernando Alonso a algunos conductores de la E.M.T.!
Se creen que llevan un Fórmula 1 y pasa lo que pasa. Ha dado tal frenazo que más de un par de gafas ha volado, junto a periódicos y libros, por los aires. Y varios pasajeros. Entre ellos, la que esto suscribe que ha frenado con el puño derecho contra la pared y sobre la que ha frenado un tiarrón de casi metro noventa y más de cien kilos de peso. (Señor, si alguna vez te he pedido que me cayera del cielo un tío así no era para que te lo tomaras en sentido literal)
Considerablemente de peor humor, he llegado al lugar de mi último examen. Como tenía tiempo, me fui al bar a tomarme un vaso de leche y a leer el periódico a ver si me relajaba.
El camarero, Esperanzista convencido ha comenzado a darme un mitín político sobre las bondades de la presidenta de mi Comunidad. Entre que tenía el día torcido y que he sufrido las "bondades" del gobierno regional en materia de educación, no tenía muchas ganas de hablar y así se lo he dicho. De buenas al principio, con peor cara a la tercera vez y de malas al final.
Dicen por ahí que cuanto más atractivo te ves a ti mismo, más atractivo ven otros en ti. Creo que con los malos días pasa algo parecido. El mal humor sólo atrae mal humor.
Así que por el bien de mi mano derecha que es la que sufre los estragos de esa clase de días, me he obligado a mi misma a relajarme. Antes de entrar al examen, me he puesto las Variaciones Goldberg interpretadas por Glenn Gould, que es una pieza que me relaja y hace que me centre.
El examen salió como un churro como era de esperar, pero yo salí tranquila y sonriente, con ganas de disfrutar de mi primera mañana libre en meses. Y va a ser que esto del karma funciona, porque en el metro camino del Prado, se ha sentado a mi lado un chico que olía a gloria bendita y con unas manos preciosas.
(Por cierto, os recomiendo la visita de la exposición, que está hasta el día 19. He ido en varias ocasiones y siempre mereció la pena).
Ahora estoy sentada con el netbook, con una taza de Rooibos humeante, en un sillón comodísimo del Starbuck's de Neptuno, viendo a madrileños y turistas pasar mientras escribo e imagino. Cuando acabe, me iré a leer un rato, al sol, debajo de un árbol del Retiro, antes de irme a comer con una amiga a un japonés.
Seguramente acabe siendo un buen día.