lunes, 6 de agosto de 2012

Sábado cultureta

Sé que debería estudiar más para los exámenes de septiembre, pero me surgen algunos planes que me resultan más atractivos y cuesta resistirse a la tentación.

El sábado asistí a lo que un amigo llamó el "Sábado cultureta". No sólo la propuesta era interesante sino que, además, me permitiría reencontrarme con personas a las que hace más de quince años que no veía. No es que nos vayamos a hacer amigos del alma, pero están bien esos reencuentros. Te permiten ver como has evolucionado y también, como se percibe esa evolución por otros.

Quedamos en Atocha y tras una agradable conversación delante de un café, nos fuimos al Caixa Fórum a ver la exposición de William Blake. Conocía muy superficialmente la obra de Blake porque inspiró a muchos de los seguidores del llamado Círculo de Lovecraft . Me encantó.
Desde la minuciosidad de sus grabados con las pruebas a Job pasando por sus ilustraciones para la Divina Comedia hasta una obra magnífica (muchos dirán que es horrible) llamada El Espíritu de una pulga. Con la nota mental de investigar cuando acabase los exámenes sobre William Blake, estuve echando un vistazo, nuevamente, a la exposición sobre Piranesi que también está en el Caixa Fórum. Sus cárceles imaginarias me recuerdan tanto a los relatos de Poe y a esa oscuridad que puebla alguno de mis sueños (Quizás debería hacerme mirar esa fascinación por lo tétrico que tengo a veces...). Y esos grabados de ruinas, una representación idealizada de esos hombres como gigantes, dignos de pasear entre Dioses... (y no los mindundis que somos ahora).

Caminando, nos acercamos hasta el museo Thyssen para ver la exposición que hay sobre Hopper. Había visto algún cuadro suyo, pero empecé a prestarle más atención a raíz de este artículo escrito por Turulato. Oí a uno de los visitantes decir que Hopper era frío, que sus obras no transmitían pasión, que eran apagadas. Y para mí, bramaban. Cada una de las pinceladas era un grito de esos personajes solos (aunque estuvieran rodeados de gente), de esas ciudades esperando a ser vividas, de historias cotidianas de personajes anónimos que durante un momento, en su minuto de gloria, le contaron una historia a Hopper para que éste nos la contara con sus pinceles (como en el cuadro Gasolina).

Me fascinaron sus mujeres. No porque estuvieran mejor o peor representadas, sino por lo que yo escuchaba que me contaban. Recuerdo un cuadro. Un hombre y una mujer en una oficina. O el de la pareja leyendo en el salón. O la otra, en la terraza tomando el sol.... Y en todas, ellas, al lado de ese hombre que parece ignorarlas. Y todo su cuerpo en gritos mudos diciendo "Pero pedazo de imbécil, mírame. ¡¡SOY UNA MUJER, NO UN FLORERO!!! No soy sólo quién te ríe las gracias, te da la mano cuando tienes miedo o se preocupa por ti, sino la que necesita que la mires y valores como lo que es.  Y no sólo por la utilidad que tengo para ti"

Sí, quizás no sea un gran maestro como Goya, Velázquez, Van Gogh o tantos otros. Quizás sea un pintor mediocre, como oí decir también, que es muy valorado en los Estados Unidos porque allí no tienen genios como en Europa (esa superioridad moral que nos sale a veces ante los norteamericanos). Pero me encantó. Claro, que yo no entiendo más que de lo que a mí me gusta.

Después de comer en un hindú, en el que estaba todo delicioso, nos fuimos dando otro paseo hasta el Círculo de Bellas Artes para ver la exposición de fotografía La Maleta Mejicana.
No me esperaba imparcialidad, dado el marcado sesgo de los autores, pero no estuvo del todo mal.
Es un detalle tonto, pero me llamó mucho la atención lo bien cuidadas y lo aséptico de las cajas de carretes (me imagino que las cambiarían posteriormente, porque así de limpias no visitaron un campo de batalla ni en fotos). Y sobre todo, una de las fotografías. Los rostros miraban directamente a cámara, algo hostiles,  como diciendo ¿Y tú que coño miras? No es momento para propagandas. Eran personas de la calle, esperando en Valencia, tras un bombardeo, para saber si sus seres queridos estaban entre los muertos o no.

El sábado cultureta finalizó con una visita al Ateneo de Madrid. Muchos de mis paisanos no lo conocen y a mí personalmente me encanta, se respira paz y tranquilidad. Algún día me gustaría poder estudiar en la biblioteca y dejar volar mi imaginación, tratando de escuchar las voces del pasado hablar sobre arte, literatura y también, sobre complots políticos... Vi que daban clases de esgrima y este año lo veo complicado apuntarme pero quizás el que viene...

La verdad es que fue un día estupendo. Me reí, disfruté de buena compañia, tuve que reprimir alguna lágrima, comí bien.... Vamos, un día completo y una forma de salir de la rutina de hacer siempre lo mismo.