sábado, 16 de enero de 2016

Casi un año y medio sin escribir y es una ida de olla inconexa


Mi sobrina mayor dice de mí, bromeando, que soy extraterrestre. Pero soy terriblemente terrenal, sólo que cada vez me siento más alienada.
Llevo una temporada que "vivo sin vivir en mí". Pero no como Santa Teresa de Jesús, que tenía momentos espirituales. Como he dicho, soy demasiado terrenal.
Reconozco mi cara en el espejo, pero cuando me quedo mirando, más profundamente, la Silvia que me mira no es la Silvia que normalmente soy. O la que quiero ser.
No sé si es cansancio, hastío, estrés, la crisis de los 40 o el japonés que vive en mi cuello. Ya me he cansado de buscar explicaciones a esta sensación de sentirse extraña en una misma.
Según escribí la última frase, me acordé de Meursault. Y en otras circunstancias, me asaltaría la pena al pensar en que me puedo convertir en alguien como el personaje de "El extranjero", pero ahora, es como si tuviera ciertos sentimientos anestesiados, como sucede con las ilusiones que mantenía hasta hace no mucho.
Quizás, como me ha dicho una amiga, es ahora cuando me viene de golpe todo lo que he aparcado durante los momentos más duros de la crisis. Y no hablo de la económica, que he ido capeando, sino de la sensación de pesimismo que ella trajo.
Hace unos años, por un problema familiar, hice algo similar. Me "até los machos" como dicen allende los mares y tiré para adelante retrasando los efectos de los malos momentos, dejándome en el camino una parte importante de mí misma. Y causando unos estragos de los que me costó tiempo recuperarme.
Sólo que ahora no sé si quiero recuperarme de esos estragos y prefiero dejarme llevar.
Casi año y medio sin escribir, ni en el blog ni poco más que algún apunte en Caralibro y escribo esta ida de olla.
Eso creo que nunca va a cambiar