martes, 31 de mayo de 2011

Sshhh...Aaah

Como es habitual en estas fechas, salgo muy tarde de la oficina. Llego a casa agotada y creo que el propio cansancio, hace que me cueste conciliar el sueño. Y si no, los calores o los mosquitos...
Además, aunque sé que no voy a obtener buenos resultados, me levanto temprano a estudiar y para más tarde, a ayudar a preparar a los nanos para ir al cole. Nanos que nos respetan el descanso dominical. Así que estoy que me caigo de sueño. Literalmente.

Porque esta mañana, que iba a la oficina en mi momento zombie, he tropezado y caído al suelo cuán larga soy. Mi reacción, con el dolor del golpe, ha sido sentarme, agarrarme la pierna y quejarme. Y entonces, recordé la escena que sigue a continuación.



El barrendero miraba sorprendido, dudando si ayudar a la tipa esa (moi) que estaba en el suelo, con un siete en el pantalón y la rodilla despellejada y sangrando, muerta de la risa.

lunes, 30 de mayo de 2011

Feria del libro

Justo antes de salir de casa, cayó un chaparrón impresionante. Mi hermana y mi madre me miraban como diciendo "Está loca, se van a poner como una sopa", pero no dijeron nada. Tuvimos suerte y la lluvia cesó al salir del portal. Así que pertrechados con calzado cómodo, unas botellas de agua y unos paraguas plegables, salimos hacia el Retiro. Llegamos a la puerta de Alcalá y ese cielo azul, tan bonito, que tiene Madrid, estaba esperándonos.

Mi sobrino se puso a dar botes emocionado. ¡¡Tía, tía, la puerta de Alcalá!! ¡¡La hemos visto en el cole!! mientras mis sobrinas tarareaban, pues no saben más, Mírala, mírala, la puerta de Alcalá.
Mientras caminábamos hacia el Paseo de coches, esquivando a gitanas con el romero les iba contando que había sido la puerta de Alcalá y el Parque del Retiro. Me da que mis explicaciones no les gustaron tanto como el hecho de prometerles que iríamos a pasar un día allí con las bicis o los patines, que montaríamos en una barca de remos y que tomaríamos un helado y el sol sobre el césped.

Al llegar a la zona de las casetas de feria, comenzaron a tirar de mí uno para cada lado. Y es que todo les llamaba la atención, desde la exposición de fotografías que hasta unos facsímiles preciosos. Pero yo tenía un objetivo claro en mente, una sorpresa que estaba segura que les gustaría.

- Tía, ¿me compras un libro de Gerónimo Stilton?
- ¡¡A mí de Pupi!!
- Tía, a mí de Peter (Peter Parker, más conocido como Spiderman. Pero es que mi sobrino ya tiene confianza con él....)
- Vale, pero primero tenemos que ir a un sitio, que me quiero comprar un libro de terror y hay que esperar cola...


Casi se les salen los ojos de las órbitas, sobre todo a la mayor, cuando nos acercamos a la caseta y allí nos estaba esperando, recién llegado de Ratonia, ¡¡¡Gerónimo Stilton!!! Basta decir, que mi sobrino que aún no sabe leer, ha dormido con el tebeo de Gerónimo que le ha firmado y que le estoy leyendo (sobre el descubrimiento de América). Y que los tres se los han llevado al colegio.

Pero si Gerónimo es el ídolo de la mayor, Pupi es la lectura favorita de la mediana. Así que, nuevamente, nos dirigimos a una caseta, "A ver si esta vez me puedo comprar mi libro de cuentos de terror....".
Pupi no había llegado (su nave sufrió un pequeño retraso) pero la amable dependienta que nos atendió, nos sopló cuando va a firmar y me veo en un futuro próximo en una cola rodeada de niños para que me firme unos libros un extraterrestre azul con cara simpática. Que no me hago cola para que me firmen un libro para mí y me espero para que lo haga un muñeco azul... Y en un futuro aún más próximo, haciendo un Pupi de cartulina tal y cómo explican en el libro que compramos.

Después de un par de paseos arriba y abajo más y algo acalorados, salimos del Retiro para regresar a casa. Pero antes, pasamos por la Casa Árabe, dónde había un cuentacuentos. Sentados sobre cojines y a la sombra de una carpa, mientras escuchábamos música beréber, descubríamos la historia del Príncipe Ramiro el Miedoso. Y la de Azur y Asmar, cuya película tenemos que ver.

Fue una mañana de domingo muy divertida, descubriendo con los peques el placer de la lectura y disfrutando del sol primaveral.

Eso sí, al final, me vine sin mi libro de cuentos de terror...

miércoles, 18 de mayo de 2011

Democracia ya! 15-mayo

No con toda la atención que quisiera (el trabajo que me tiene en la oficina muchas horas), voy siguiendo este tema. Y aunque quizás sea un poco pronto para analizar todo lo que está pasando en Madrid y en otras ciudades de España con el llamado movimiento 15-M, me gustaría pensar un poco en voz alta.

Recibí la convocatoria a través de Caralibro, por medio de un amigo al que considero una persona cabal y me planteé asistir, pues estoy harta de esta situación. Además, el apadrinamiento de la iniciativa por parte de José Luis Sampedro, fue algo que también llamó mi atención.

En mi caso, estoy harta de esos ineptos que no saben dar una a derechas (la clase política, pero también los huevones de españoles que les justifican contra viento y marea), que sólo se preocupan de mantener su culo en la poltrona y no en lo necesario, que no significa que tenga que ser agradable, para la mayoría de los españoles. Estoy cansada de los 17 reinos de Taifas (y dos ciudades autónomas), de coches oficiales, del "¿qué hay de lo mío?", de subsidios, ayudas y su puñetera madre en verso. Y de matarme a trabajar para comprobar que el fruto de mi trabajo cada vez vale menos.
Pero sobre todo, estoy preocupada por el futuro de mis sobrinos, porque no creo que vaya a tener hijos. ¿Qué mierda les vamos a dejar entre todos?

Ahora, después de ver ciertas imágenes en internet y en televisión, creo que mi no asistencia (provocada por un compromiso familiar) fue lo mejor que pude hacer. Veo demasiadas coincidencias entre este "movimiento popular" y algunos partidos de extrema izquierda, cosa que no me gusta.

Además, aún nadie me lo ha sabido responder, ¿y después qué? Y no quiero utopías, quiero realidades (aunque duelan, que dolerán para muchos), con numeros y cuentas claras, para ver que coste supone cada una de sus sugerencias. ¿Qué coste económico y productivo tiene el reparto laboral para las empresas? ¿Con qué pagamos el subsidio de 426 euros para los parados de larga duración? ¿Y al personal sanitario para la eliminación de listas de espera?

Y luego está todo el circo mediático que está rodeando esto. He visto algunas imágenes que me han parecido lamentables y que no contribuyen mucho a que se me pase la desesperanza que me embarga estos días.

Primero, los politicos de turno, como las declaraciones de Bono en las que decía que él hubiera estado en esa manifestación. Como siempre, a los políticos les sobra oportunismo y les falta coherencia. ¿Quieres ir a protestar? Pues presenta tu dimisión y te vas a pegar voces a Sol todo lo que quieras y más.

Y algunos testimonios de manifestantes, que eran para llorar. Esta mañana uno ha acaparado mi atención. Tanto que iba dándole vueltas camino de la oficina.
Una chica en Barcelona, en la acampada de Plaza de Cataluña. No creo que tuviera muchos años menos que yo e iba ella muy mona con su gorro de cowboy y un pañuelo al cuello, en plan fashion victim que no sabías si venía de acampada o de tomarse algo en un pub. El periodista le ha preguntado porque estaba ahí.
"Es que llevo cinco años en el paro. Antes era camarera y florista".
Reconozco que mi cerebro no ha oído más y se ha quedado con el "cinco años en el paro".
¡¡¡¿¿¿Cinco años en el paro???!!! ¿Y a qué coj... has estado esperando para emigrar? ¿A que te cayera el trabajo del cielo?

Esperaré a ver como se desarrolla todo esto, pero mi fé en que esto provoque un cambio real a mejor, es más bien poca.

Deseo equivocarme.

Editado: Después de ver su web, ¿me pueden facilitar el teléfono de contacto del programador? Porque si es un movimiento popular, no creo que ande sobrados de fondos y tienen una web que no está nada mal. Y a mí hacer una decente para mi trabajo me cuesta un huevo.

domingo, 8 de mayo de 2011

Un pirata llamado Jorge

Esta tarde iba en el autobus, escuchando a Louis Armstrong y Billie Holiday en el mp3, mientras disfrutaba de un sol espléndido tras toda la mañana lloviendo.
En una parada cercana a Atocha, ha montado una mujer de más o menos de mi edad, con un niño de unos tres años, que ha llamado mi atención. Y es que llevaba un enorme sable de juguete que trataba ceremoniosamente, con mimo. Asi que he dejado el mp3 en pausa y me he dedicado a observarle.

La mujer se ha sentado a mi lado, mientras el niño daba saltos en el pasillo, hasta que unos minutos más tarde, con el autobus detenido por un atasco (provocado por la manifestación de hoy), ella se ha sentado (algo referente a que los piratas mantienen el equilibrio) que es lo que ha dicho, pero el niño ha contestado a la madre y yo me he reído.

- ¿Ves, Jorge? La señora se ha reído porque te vas a caer. Anda siéntate.

El niño ha contestado a la madre, ordenándole que se callara y se me ha quedado mirando. Y yo, quizás metiéndome en lo que no me llaman, le he dicho que no se podía contestar así a los mayores, que los niños no tienen que dar órdenes a los mayores, sean piratas como afirmaba o no. No sé si es el tono que he empleado (que le ha llevado a la madre a preguntarme si era maestra) o que lo he acompañado con una sonrisa, pero Jorge, que así se llamaba el niño, ha pedido perdón a su madre y se me ha quedado mirando.

Ya he comentado que yo respondo siempre a ciertas provocaciones y más si vienen de niños, así que he comenzado a charlar con él, preguntándole por su sable. Y así, he descubierto que era un capitán Sparrow pequeñito y sin bigote, que se sabía todos los personajes de las películas de Piratas del Caribe (incluidos barcos). Me ha contado como había un dragón al que le arrancaban los dientes, como salían esqueletos con sables ¡y un pulpo gigante!. También me ha contado que le gustaba Bob Esponja y un capítulo en que se convertía en pirata (su obsesión) y que ayer había visto "El retorno de Jaffar" y con su lengua de trapo, me ha contado el argumento de cabo a rabo, dándome incluso el nombre de los personajes secundarios. Creo que le ha animado a ello ver que tenía frente a sí a una niña de metro setenta que le hablaba de Abismal o Iago.

Hemos estado cerca de diez minutos charlando, mientras su madre hablaba por el móvil, diciéndole que si quería ser un verdadero pirata, tenía que aprender a nadar y navegar; mientras él me contaba que había montado en una barca en el Retiro y había remado y que había barcas que tenian palos de los que colgaban las velas.
Por el rabillo del ojo, podía ver a una pareja de mujeres sentadas al otro lado del pasillo, que comentaban mi paciencia con el crío. Lo que no se han dado cuenta es que él también demostraba mucha paciencia, al tener que enseñarme a ser un poco pirata de nuevo.

Ha llegado el momento de la separación. La madre se ha despedido agradeciéndome mi paciencia y yo me he despedido de Jorge deseándole buenos vientos (y sacándole la lengua, como él ha hecho, cuando su madre no nos ha visto).

A veces, vienen bien estos encuentros con los maestros pequeñitos.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Cáscara vacía

He pensado que estoy triste y en ese momento, me he puesto a llorar. Pero las lágrimas eran frías, racionales y al pensar sobre ello, desaparecieron. Ni siquiera dejaron un poso amargo. O triste. Ni nada de nada.

Me quedo pensando unos instantes. Sí sé que me duele y me provoca tristeza, ¿por qué me siento tan ajena a mí misma? ¿Será cosa del cansancio? No tengo más del habitual y mi tiroides está bien. Y los problemas, pues los de siempre. Todo sigue igual que siempre, así que no puede ser.
Quizás sea ese el problema, pero pienso que no es ese. No, no estoy cansada de estar cansada. De hecho, no estoy nada.

¿Y entonces? Busco algo que me provoque risa. Pienso en aquel día en que me reí escuchando un monólogo y me río. Acaba el pensamiento y con él mi risa. Y la misma sensación de que no ha quedado nada. Como si fuese impermeable.

Pienso en tu sonrisa, en nuestras conversaciones, en tu voz. También en la de él, en su forma de abrazarme, en su sabor... Sonrío y al cambiar de pensamiento, no queda ni siquiera el calorcito ese de las cosas buenas.
También pienso en las cosas malas: en la incertidumbre, en tus medias verdades, en mis cabreos... pero nada. Ni me despeino y pronto me resbala.

Creo que tendría que angustiarme al pensar que no siento, pero nada. Toco mi piel. Está fría a pesar de que hace calor.

Un pensamiento cruza mi cabeza como un fogonazo. Muy apropiado. Recuerdo un poema de Burton: Cerilla y Palillo y la imagen que lo acompaña.

Quizás de sentir, me he autoconsumido y ya no queda nada que alimente ese calor. O quizás siempre ha sido así y no he vendido otra cosa más que una farsa y hoy se acabó la opereta.