¡Qué ajetreo!
Después de una semana de relax tras los exámenes (a ver si dan más notas que llevo muy mal la intriga), volví a mi rutina de estudio. Bueno, no exactamente.
Los fines de semana no estoy estudiando mucho, pues estoy aprovechando para hacer las cosas que no puedo hacer el resto de la semana.
Primero, leer algo más que apuntes. Acabé "El número de Dios" de José Luis Corral (muy bien documentada, pero un poco floja en cuanto a los personajes y los diálogos) y las relecturas de "Cartas del diablo a su sobrino" de C.S. Lewis y "Vacas, cerdos, guerras y brujas" de Marvin Harris. El coger el autobus para desplazarse por Madrid, que hace mucho por la lectura...
Después ¡¡por fin!! tocaba un cine. He visto la magnífica "Cartas desde Iwo Jima"de mi admirado Clint Eastwood. "Banderas de nuestros padres" me encantó, pero ésta me ha dejado sin palabras. Cosa que hacía tiempo que no me sucedía en el cine (películas que me afectaron de igual modo fueron "El Odio" de Mathieu Kassovitz o United 93)
Pero eso no ha sido todo. ¡¡A seguir disfrutando de la oferta cultural de Madrid!! Si el domingo pasado tocó el Reina Sofía, éste han tocado el Prado y la Casa Encendida.
En el Prado, participé en la actividad "Una obra. Una artista" y este mes tocó "La Trinidad" de El Greco. ¡Cómo he disfrutado!. Y es que además tenía muy reciente este genial artículo de Turulato...
Y en la Casa Encendida, jugué. Porque me lo pasé genial con la obra del artista coreano Kuychul Ahn, "49 habitaciones". Abriendo y cerrando puertas, quedándome en mi pequeño recinto pendiente de cualquier ruido por si venía alguien, buscando una salida en el laberinto, oyendo las risas de los niños...Me lo pasé tan, tan bien que repetí con mis sobrinas esta mañana.
Porque de todas las actividades, con la que más he disfrutado ha sido con la mañana de hoy con mis sobrinas. Tras desayunar y prepararnos, ¡¡al teatro!!. Ainhoa, la mayor (tres años y medio) ya había ido con su cole a ver Pinocho, pero Aroa, la mediana (dos años y tres meses) aún no había ido y no había que perder la oportunidad. Así que aprovechamos el ciclo Rompiendo el cascarón. ¡Qué lástima no haber llevado la cámara de fotos! No era una representación al uso, pero las caras de las niñas eran una delicia. Así que, el próximo día que vengan, buscaré alguna obra infantil para ver si les pica el gusanillo. Y en la Casa Encendida, lo que nos hemos reído jugando al escondite...Yo llevaba a Aroa a caballito y buscábamos a mi hermana Noelia y a Ainhoa entre el laberinto de puertas.
La verdad es que no me puedo quejar con mis últimos fines de semana. Y menos mal que éste iba a descansar porque estoy pachucha...