jueves, 26 de enero de 2012

Tempus fugit

Llevaba mucho tiempo sin pasear por esa zona de Madrid. Las últimas veces que pasé por ahí, pasé en metro o bien, iba con prisas como para fijarme en el entorno.
Pero esta mañana, aprovechando que tenía tiempo y el sol invernal, he dado un paseo. No es una de mis zonas favoritas de Madrid, pero hace casi 20 años, y durante unos años, formó parte de mi día a día.
He comenzado el paseo frente al hospital en el que nací. Como comprenderán, no recuerdo mucho de aquellos días, pero siempre que paso por delante, me pregunto cuántas vidas como la mía habrán empezado entre aquellas paredes. O cuántas habrían finalizado entre ellas. ¡Qué de lágrimas perdidas en la lluvia cuando el tiempo pase!.

Después, siguiendo por la avenida, he pasado por delante de un hotel que, cuando yo lo conocí, era un salón de banquetes. Aquel día lo pasé mal y acabé llorando, lamentándome por la situación. Hoy, con la perspectiva que da el tiempo, creo que fue un gran día a pesar de las lágrimas. Sirvió para que abriera los ojos ante una situación que me estaba haciendo tremendamente infeliz. Así que he sonreído y he seguido hasta la glorieta. Y aunque siguen los mismos edificios, me ha costado reconocerla.

El bar dónde iba muchos días a comerme un bocata delicioso, ahora es una entidad bancaria; no existe el kiosko de copia de llaves y ni el de flores que regentaba una señora mayor encantadora y sobre todo, no está el puente bajo el que vivía el hombre de los perros.
El hombre de los perros era un vagabundo que vivía entre cartones, debajo del puente. Siempre estaba rodeado por tres o cuatro perros macilentos pero impecablemente limpios. Era frecuente verle hablando sólo, con su pelo blanco al viento, su abrigo gris cubierto de mugre y los perros. Nunca pedía nada a nadie. Bueno, no es cierto. Un día, al verme salir del bar y ver que iba a tirar parte del bocata, me lo pidió para los perros.
¿Qué habrá sido de él y de los chuchos? Supongo que otras lágrimas más disueltas...

Al cruzar el semáforo, me asalta una gitana ofreciéndome la Farola.
Hace muchos años, en ese mismo lugar, yo solía comprar la Farola. Me parecía una buena ida, como una forma digna de ganarse la vida de la gente sin hogar que ahora se ha convertido en una forma más de mendicidad.
Siempre se lo compraba al mismo vendedor, Antonio, un hombre de unos cuarenta y muchos años, delgado y con bigote, que te saludaba educadamente y te deseaba un buen día siempre que te cruzabas con él. Alguna vez estuvimos charlando, echándonos un piti mientras esperaba el autobús que me llevaría a la facultad y me comentaba que estaba intentado ahorrar para volverse al pueblo, en Zamora, a currar en el campo. Espero que lo lograra y le fueran las cosas bien, que era un tipo majete que tomó decisiones equivocadas y tuvo mala suerte.

De vuelta a casa, recordando, he visto mi reflejo en el cristal del autobús. No sólo la glorieta ha cambiado, sino que yo lo he hecho y mucho.

Hoy creo que he sido más consciente que otros días, de lo mucho que ha pasado el tiempo.

Presentación

Anoche estuve en una presentación, por mi trabajo, de nuevos programas de Emiratos Árabes y Dubai. La presentación en sí, pues como todas, en las que ensalzan, ya que están ahí para vender, su producto.

He de decir que a mí no me convencieron mucho con esa clase de producto. Es que tanto oropel, tanta apariencia y tanta tontería, me dan grima. Cuando sacaron una imagen aérea del Ferrari World de Abu Dhabi me pareció una horterada mayúscula. Por no hablar del derroche de agua que se veía en todas partes. Pero ya cuando hablaron de un hotel boutique ¡¡con doscientas habitaciones y dieciseis restaurantes!! a mí se me salían los ojos de las órbitas. No soy capaz de concebir ni el trato ni la intimidad que le supongo yo a un hotel boutique (como el de cierto sueño frustrado) con tanta gente en esa mole. No sé, es como si el atelier de Dior lo pusieran en el Zara de Gran Vía, con música bakalao a todo trapo...

Después de la presentación, vino el cóctel en el que pude comprobar nuevamente que hay quién no come en casa cuando saben que van a ir a estos saraos. Como ahora yo los fritos, quesos y demás cosas grasientas que suelen poner en esta clase de eventos no los cato, me evito los placajes. Y cuando llegan los postres, como las riquísimas brochetas de fruta de ayer, puedo comer tranquilamente pues están todos empanzados con la grasaza.

La verdad es que los de Palestina no tendrán ni la mitad de recursos que los de ayer, pero me gustó mucho más su presentación. Más recogida e íntima, mostrándonos los valores culturales que ofrece su país. No sé, prefiero su autenticidad humilde que tanto decorado de cartón piedra (o de acero y cristal).

domingo, 22 de enero de 2012

Conversación

- ¿Qué tal te va con tu chica?
- Bien, ahora estoy intentando que me deje follarme a otras tías.
- ¿Qué? Pronto empiezas... No creo que te deje y lo sabes.
- Tú me dejabas.
- Yo nunca fui tu chica. Ni tú mi chico.
- Porque no quisiste.
- Y sabes los motivos. Además, llevaría mal eso de que quisieras follarte a otras pero porque básicamente no ibas a dejar que yo hiciera lo mismo.
- Bueno...sabes que si quisieras follarte a otras, yo me apunto.
- Golfo... pero ¿ves? ¿Por qué siempre que sugerís un trío no empezáis sugiriendo que seáis dos los hombres?
- Es que a mí no me gustan los hombres.
- Ya estamos. Ni a mí me ponen per se las mujeres. Pero es sencillo, si un trío no lleva connotaciones sentimentales que puedan dañar la relación de pareja y le causa placer a la persona a la que quieres, ¿por qué no? A mí me hace feliz ver como disfruta mi pareja. Pero bueno, supongo que vuestras reticencias son porque más que amor seguís viéndonos una posesión vuestra. Y luego somos nosotras las celosas y las posesivas...
- Mujer, soléis serlo.
- No más que vosotros, sólo que mostramos más abiertamente el miedo a perderos, de que dejéis de querernos si estáis con otras, nuestras inseguridades. Pero no creo que montar escenitas sea la forma de hacer que alguien quiera estar contigo. No se puede obligar a nadie a quererte y si quieres a alguien, ¿cómo puedes coartar su libertad?
- Tú no me vales como ejemplo de mujer típica. Quieres tener un harem.
- Ya empezamos. Simplemente voy creciendo y valorando otras cosas. Y no es un harem, que yo no quiero a gente que me esté contemplando, quiero un compañero al que querer y con el que crecer. Pero, ¿qué sucede si quiero a más de un hombre a la vez y ellos me quisieran a mí? No sé, sería más una especie de comuna hippie, pero en limpio y arregladitos. Sí, relaciones sexuales libres pero sin perder el respeto por las personas con las que compartes tu vida y quieres, cuidándose unos a otros. Es más, creo que me sería muy complicado mantener relaciones fuera de ese círculo, pues me faltaría la confianza que tendría con mis chicos.
- ¿Ves? No eres la mujer típica y podrías hacer proselitismo de tus ideas, empezando por mi novia.
- Creo que no lo entiendes. Lo reduces todo al sexo., pero bueno. De todas formas, es hablar por hablar. Porque si está díficil encontrar a un hombre al que querer y que te quiera y formar un proyecto común, encontrar a varios...
- Siempre te quedará Cuba.
- Definitivamente, no lo entiendes.

Will you still love me tomorrow?

- ¿Me querrás mañana? ¿No te irás de mi lado?
- Te quiero siempre, pero no puedo estar a tu lado aunque también lo esté siempre. Esto es todo lo que podemos ofrecernos. Es complicado, pero ambos lo sabemos.
- Lo sé, pero a veces duele que no sea más. Supongo que nos volvemos egoístas cuando queremos.
- A mí también me sucede lo mismo, pero sabes de nuestras circunstancias. Y no podemos ser tan egoístas.
- Lo sé. ¿No te habré entristecido?
- No, no lo has hecho. Anda, disfrutemos del presente, de estos momentos robados.
- Abrázame y baila conmigo. No me sueltes. A lo mejor así mañana nunca llega.
- A lo mejor, mi niño. A lo mejor...

Ayer tocó mítin

No sé si será que desprendo unas feromonas que me hacen propensa a ello, mi cara o que como me dijeron no ha mucho, que soy rara, pero soy propensa a que me suelten mítines. Y ayer, me tocó.

En principio iba a ser una noche agradable y tranquila con una amiga que estaba de visita en Madrid. Cuando llegué al punto de encuentro, estaba también otra amiga suya a la que conozco de anteriores ocasiones. No es mala chica, sólo un poco plomo cuando se pone a pontificar sobre su trabajo (es psicóloga) y te suelta estadística tras estadística o te trata de analizar. Pero bueno, la emborrachas y empieza a decir tonterías y es más agradable. Al poco, se nos unió el novio de la chica y nos fuimos a cenar a un bareto.

El mítin comenzó por una broma. Mi amiga comentó que si le tocaba una cantidad indecente en la lotería (soñar es gratis) se jubilaba y yo la secundé y añadí que mantendría la agencia para mis viajes, para atender a quién yo quisiera y para darme el gusto, ante algunos impertinentes a los que tengo que sufrir, de poder mandarles a la mierda. Todo en tono jocoso. Porque aunque la tentación sería grande, es mejor no escupir al cielo no vaya a ser que el escupitajo te caiga encima, que la vida da muchas vueltas.

El primer comentario de él, en tono despectivo, fue Así que sóis de esas personas que creen que el dinero da la felicidad. Y añadió, dirigiéndose a mí, O sea que quieres el dinero para poder sacar el odio que sientes y aplastar a otros. (Aún sigo dándole vueltas para saber de dónde se sacó eso de mis palabras, pero bueno...).

Yo este año me he propuesto ser un poco más paciente y tratar de aclarar malentendidos y le expliqué que no es odio, pero sí que hay personas que me caen mal y que tengo que aguantar por el trabajo. Aunque ahora coma poco, tengo la manía de comer todos los días, de pagar mis facturas y me gusta dormir bajo techo y calentito. ¡Tonterías que tenemos la gente!
Comenté el caso de un tipo que se mosqueó porque no le había mirado precios para irse un fin de semana a la playa, cuando le había explicado, tras llamarme cinco veces al móvil, que estaba ingresada en el hospital. Y por supuesto que el dinero no da la felicidad, pero compra mucha tranquilidad y cierta sensación de seguridad para los tuyos. Y tiempo, que para mí es un bien escasísimo.

Y empezó la charla.
Desde que vendía mi dignidad por haber contestado al móvil a que era una materialista que se preocupaba por las comodidades materiales y por la hipoteca (a ellos no les preocupará perder la casa si no pueden pagar, pero a mí me angustia que mis padres, después de toda una vida de sacrificios, puedan perder la suya), que no valoraba los pequeños momentos como podía ser el tomarse una cerveza y que ellos tenían una serie de valores, por supuesto superiores a los míos.
Reconozco que perdí la paciencia y más, cuando emplearon un tono de voz más alto de lo normal para dirigirse a mí y contesté.
Y comenzó la segunda parte del mitín: reivindico mis orígenes humildes, cosa que me parece muy bien si no pretendes con ello, justificar tu prepotencia. "Es que soy rebelde porque el mundo me ha hecho así".
Porque él venía de un entorno muy duro, críado en San Blas, en una casa pequeña, hijo de una señora de la limpieza que había sacado a sus hijos adelante. Y ella, que se había pagado la Universidad desde los veinte años y que nunca había dependido de sus padres, que además, en el año 70 que habían tenido un problema con su negocio, habían trabajado como negros para sacar a ella y a su hermano adelante, porque también eran autónomos y blablabla.
Acabó con la frase "Pero bueno, tú no sabrás lo que es eso, pues eres una pija de clase media de esos que votan al PP creyendo que todo lo material les va a ir mejor. Si además, montarías una empresa si te tocara la lotería... Amasar y amasar dinero, sin preocuparte de cosas más importantes como el amor o la felicidad".

Y se me hincharon las tetas. Mucho. Es que estos discursos "progres" en plan lucha de clases...Pero aún así, me mordí la lengua por deferencia a mi amiga, que se veía en medio del conflicto.

Vamos a ver. Sí, soy de clase media. Como él, aunque quisiera venderme la moto de que era de clase baja. Ni él ni yo sabemos lo que es pasar hambre y verdaderas necesidades, dejar la escuela e hipotecar tu futuro para sobrevivir. Sólo basta hablar con cualquier inmigrante y ellos contarán lo que es ser de clase baja.
Lo de pija, pues no sé de dónde se lo sacó y creo que has visto pocos pijos en su vida. ¿Qué visto de determinada manera más clásica? Pues sí, es cierto y me gusta. ¿Qué no tengo el tío/a todo el día en la boca y procuro expresarme lo mejor posible en mi idioma? También es cierto. Será que intento hacer las cosas bien.
Y sí, crearía una empresa pero no por amasar dinero. Porque hay ideas que me gustaría tratar de poner en marcha y tener el riñón cubierto y trabajar sin verdadera necesidad, tiene que ser gratificante.

Durante el día de ayer, pensaba en un correo que me había mandado un amigo hablándome de las rabias que le provocaba el no pensar de la gente, el que vivían tal y como meaban. Iba a sugerirle, dejándome llevar por esa inocencia que me da a veces, que tuviera paciencia, que no todo el mundo estaba entrenado como él para pensar y que quizás, para que este mundo mejorara un poco, era cuestión de echarles una mano y ser un poco más didácticos, que ganaríamos todos. A ellos se les dotaría de las herramientas para pensar (luego que decidieran o no hacerlo, es otra cosa) y él rabiaría un poco menos.
Por la noche, me tocó comerme mis propios pensamientos.

Y es que hay quién esta demasiado adoctrinado como para cambiar. Demasiado prejuicio suelto por el mundo.

¡Qué pena!

viernes, 20 de enero de 2012

FITUR

Esta mañana he estado en FITUR. Sin lugar a dudas, ha sido el más austero de los últimos años, pero aún así...
¿Es necesario que ADIF y AENA monten stand propio? Y no precisamente pequeños...
¿O que Paradores, empresa pública, tenga uno con dos plantas?
Por no hablar de las Comunidades. Todas han reducido su espacio (Murcia no han montado ninguno, sólo uno de Lorca para recordar el terremoto), pero aún así, Andalucía tenía prácticamente un pabellón entero y la Comunidad Valenciana, esa en la que los colegios sufren cortes de suministro por falta de pago, más de medio pabellón. Que sí, que está muy bien potenciar el turismo (yo vivo de ello) pero con criterio. Y a ver qué clase de turismo queremos potenciar, que esa es otra.
Pero bueno, los responsables políticos siguen pensando que el dinero público crece en los árboles...

Lo mejor, los pabellones internacionales, especialmente, Asia y América, que en Europa (salvo el de Portugal con degustaciones de productos gastronómicos) estaban de capa caída. Francia ni siquiera ha venido. En Korea me he reído mucho con un chef suizo que lleva la restauración de Korean Air y que nos ha ofrecido Bulgogi y Bibimbap. Y agradezco especialmente la amabilidad al personal del stand de Guatemala, de Costa Rica, de Taiwan y de Japón.

Lo peor, la mala educación de algunos, que te placan por una lasca de jamón (si yo no compito con ustedes, que como poco) o que arrasan con cualquier cosa gratis.

En cuanto a saraos, yo ya voy poco y sólo me he dejado caer por la cena de Turismo de Palestina, que tuvo lugar ayer en el restaurante Teatriz. Parte de la presentación, en inglés, corrió a cargo de la Ministra de Turismo de Palestina y gracias a su exposición, pudimos dar un buen paseo por Tierra Santa.
La cena fue deliciosa y estuvo amenizada por unas danzas tradicionales palestinas, muy movidas y alegres.
Pero lo mejor fue la compañía, pues dado que era la única que hablaba inglés en mi mesa y los colegas palestinos no hablaban español, acaparamos mutuamente nuestra atención y fue enriquecedor.

Siempre he querido visitar Tierra Santa, Siria y Jordania, pero la situación de inestabilidad de los últimos años, me ha echado para atrás. Sé que al pasear por los lugares bíblicos o al visitar los cuernos del Hattin viviría lo que un amigo llama momentos místicos, pero también sé que me llevarían los demonios y la tristeza al ver el conflicto en vivo y en directo.
Porque entiendo algunas de las posturas de ambos bandos y como en el fondo, soy una ingenua que cree que no somos tan malos y que es mejor llegar a puntos de encuentro, me duele ver la situación y la empatía me juega muy malas pasadas en ocasiones.

(Aunque crea en los puntos de encuentro, en el fondo soy una petarda y poco diplomática: Tiraría por la calle de en medio con Jerusalem. Ni para Israel ni para Palestina, sino para la Humanidad. Vamos, que yo dotaba a la ONU de un mayor poder, y no de palabra, creaba un territorio franco, una ciudad sagrada para todos).

lunes, 16 de enero de 2012

Me entristece ver la televisión

Esta mañana, mientras desayunaba, oía a los tertulianos de Espejo Público hablando de la sentencia del caso Marta del Castillo. Entendiendo el dolor de la familia, me asqueaba tanta demagogia y populismo. Miguel Ángel Rodríguez (¡Qué mal me cae este tipo!) hablaba de la "incultura" de los jueces en este país y todos se echaban las manos a la cabeza porque en la sentencia parece hacer referencia a la aparición en los medios públicos de la familia de Marta como un intento de presionar a los jueces por una sentencia favorable. ¿Y realmente no es así?

No he leído la sentencia ni creo que lo haga, pero por lo visto, lo que hacen los jueces es atenerse a la letra de la ley y no podían considerar culpables, con las pruebas que les han llevado, a esos elementos. Que sí, que todos pensamos que esos cabr... son culpables, pero no vale sólo con indicios y sospechas. ¿O a alguno de los que me leen le gustaría que le consideraran culpable de un delito sólo por indicios, sin ninguna prueba firme que lo sustente? Porque si empezamos así, yo cojo las maletas y emigro a Marte.

Después he abierto Facebook. Y he visto los comentarios y los brindis de alegría por la muerte de Fraga, rememorando su pasado franquista (innegable). Lo primero que me he preguntado es si esas mismas personas brindarán por la muerte de Carrillo cuando se produzca, que también fue un asesino. Seguramente no lo hagan, pues era del otro bando.
Yo estoy hasta las pelotas de bandos. Han pasado más de de 75 años desde el inicio de la Guerra Civil y 36 de la muerte de Franco y ahí seguimos, cosiéndonos a puñaladas en cuanto tenemos ocasión y desangrándonos cuando lo que hay que hacer es tener energías para seguir adelante.
Luego nos quejamos porque así nos luce el pelo y buscamos a otro a quién cargarle las culpas.

Y ya para rematar la mañana, he visto las noticias del naufragio del Costa Concordia y la actuación deshonrosa del comandante de la nave. Parece ser que por una chulería, por un síntoma de esa cutrez que tanto le gusta al populacho, puso en riesgo la vida de más de 4400 personas. Y cuando vio que pintaban bastos, salió por piernas como una rata cobarde. ¡Qué asco!

(Desde aquí, mi homenaje a los equipos de bomberos y buzos de la Armada Italiana que están arriesgando su pellejo, en unas condiciones que seguro que no son fáciles, intentando buscar a los catorce desaparecidos.)

En fin, espero que mañana amanezca con noticias más agradables como la de la semana pasada sobre la solidaridad de mis conciudadanos en materia de trasplantes. A ver si, en breve, me dejan volver a donar sangre.

viernes, 13 de enero de 2012

Cuesta de enero

Hoy no me he levantado temprano para estudiar. No he sido capaz de escuchar ninguna de las tres alarmas de mi móvil, que me despiertan cada día.

Miro sobre la mesilla y veo el Actimel, sin tocar, que tenía que haber sido mi recena. El libro que estaba leyendo (menos mal que no era el kindle) ha amanecido en el suelo. Caí dormida tan pronto, que ni me dio tiempo a quitarme las gafas. Pero no importa. Estoy agotada y necesitaba dormir del tirón, sin interrupciones. El cuerpo, que es muy sabio, lo ha conseguido gracias a mi sordera ante las alarmas. Ahora la conciencia, que es muy puñetera, me mortifica.

Al salir de la ducha, he preparado la bolsa para el gimnasio. Me noto las piernas pesadas pero también las veo algo más firmes y eso me da energías suficientes para encarar el último día de gimnasio de la semana.

Supongo que, además de los achuchones económicos, para mí la cuesta de enero supone días de mucho trajín. Entre los exámenes, ahora el deporte, FITUR, BTL, el cuarto trimestre del IVA y el trabajo... Pero bueno, pasará y veré el fruto de este esfuerzo, con lo que voy aprendiendo y consolidando.

miércoles, 11 de enero de 2012

Pareciéndome a Forrest Gump

No, no es que me haya quedado tonta, que ya lo estaba un poco. Es que nos damos un aire en eso de empezar a caminar (en su caso, correr) y no parar. Bueno, y para ser más exactos, en mi caso pasear, que no es lo mismo que caminar, aunque se parezcan. Porque pasear es contrario a la premura y exige el poder quedarse contemplando las musarañas si a una le apetece, soñando con los ojos abiertos.

Esta mañana tenía cita con la nutricionista en el Doce de Octubre. No me he demorado mucho y dado que tenía la mañana libre para hacer unos recados, he cogido el autobús hasta Legazpi.

Hoy hace un día precioso en Madrid. Brilla un sol invernal espléndido y el cielo luce con ese azul tan bonito que tiene el cielo de mi ciudad.
Así que me he bajado antes de llegar a Legazpi y he comenzado a pasear por Madrid Rio, enfilando hacia mi primer destino en Santa María de la Cabeza. Me he cruzado con algún jubilado y con algún deportista corriendo y disfrutando también del calorcito del sol, pero apenas había gente. En cambio, los fines de semana en los que hace buen tiempo, está de bote en bote, sobre todo, familias con sus niños.

Parece que hoy el Universo se ha conjurado para que solucionara todo con rapidez y pudiera seguir disfrutando de mi paseo. Así que, otra vez a pasear, esta vez hasta la Plaza de la Encarnación, que alberga el Monasterio de la Encarnación, dónde se supone que todos los 26 de julio se licúa la sangre de San Pantaleón y pasa de estado sólido a estado líquido.
El paseo ha sido de lo más agradable, pues he cruzado una de las zonas que más me gustan de Madrid, La Latina y el entorno del Palacio Real. Me hubiera quedado a disfrutar del cambio de guardia en el Palacio Real, pero preferí seguir con mi paseo. Aunque os lo recomiendo y sobre todo, el Relevo Solemne de la Guardia Real, que tiene lugar el primer miércoles de cada mes.

He seguido con mi mañana "ajetreada" y el paseo me ha llevado hasta otra tienda, en la zona de Moncloa - Argüelles. En mi paseo hasta la parada de avituallamiento en el Mercado de San Antón (para tomarme un zumo cargadito de vitaminas) iba soñando mientras recorría algunos de los lugares claves de los alzamientos de Mayo de 1808 . Con mi zumo en una mano, las gafas de sol y las ganas de disfrutar de parte del Barrio de las Letras, he seguido hasta otro mercado, el de Antón Martín dónde he almorzado algo de comida japonesa.

Después de la comida, me estaba entrando modorra y decidí coger el autobús para volver a casa. He visto como mi autobús se iba antes de que yo llegara a la parada y en vez de esperar al siguiente, he seguido caminando... hasta el 12 de Octubre, dónde finalmente he cogido el autobús.

Unos amigos de fuera de Madrid temían mis "vamos andando que está ahí al lado" porque decían que lo que yo consideraba "al lado" les permitía a ellos cruzarse su ciudad de punta a punta. Y creo que les voy a tener que dar la razón, porque según el Google Maps, hoy he caminado unos quince kilómetros.

Para compensar por no haber ido al gimnasio...

viernes, 6 de enero de 2012

Agridulce

Estoy viendo las noticias y emiten varios reportajes de cómo los niños han recibido los regalos de los Reyes Magos. ¡Qué alegría ver sus caritas emocionadas!.

Y qué tristeza, por otra parte, pues no he podido disfrutarlo en vivo y en directo con mis sobrinos más mayores. Ha venido un ratín mi sobrino pequeño, que me ha tratado con su maletín de médico, me ha dado un té para que me recuperara de mi exceso navideño y ha usado mis brazos como vía para su tren Koko.
Como no podía soportar ver los paquetes aún envueltos bajo el árbol, los he guardado en un armario. La verdad es que en estos días, especialmente, se me hace más dura su ausencia.

En fin, dado que mi labor como paje en algunos casos va con mucho retraso, eligiré celebrar los Reyes con ellos cuando los vea. Como ya hemos celebrado su "no-cumpleaños"