Halagos
Mañana hace un año de mi operación de reducción de estómago. ¡Cómo pasa el tiempo!
Últimamente, recibo bastantes cumplidos sobre lo guapa estoy. Y muchos añadiendo la coletilla, "aunque tú siempre has sido muy guapa". Yo les agradezco los halagos, aunque con los de la coletilla, me lleva a preguntarme si no sería mucho mejor, sabiendo la tralla que esta sociedad da a los distintos, ayudar un poquito más a otros y apoyarles en la diferencia. Vamos, que sienta mucho mejor que te digan que eres guapa (siempre y cuando sea sincero) cuando estás como un cachalote o pasando una mala racha que cuando vas divina de la muerte.
Aún así, sigo sin acostumbrarme a esto de los halagos y me da la sensación de que son "de prestado". Al fin y al cabo, sobre mi posible guapura, yo tengo poco que ver, que es más una cuestión genética.
Pero el otro día, recibí uno que sí que me llegó. Pues nada tenía que ver en él mi físico y sí mi actitud y mi forma de hacer las cosas, mis elecciones.
Uno de mis clientes me dijo "Se nota que te gusta lo que haces, porque eres capaz de transmitirnos esa pasión a los que venimos a tu oficina. Te vamos a llevar con nosotros en la maleta a Cádiz". Y tengo que reconocerlo, me hinché como un pavo.
Qué sí, que es una tontería. Pero son mis tonterías.