domingo, 25 de mayo de 2014

Ida de olla (que ya tocaba...)

De un tiempo a esta parte, he ido cortando lazos con algunas personas.
Relaciones agotadas desde hace tiempo, basadas en algo que sí, nos mantenía muy unidos hace años pero que ya no existe, porque transitamos por caminos distintos.

 Otras, porque hay desequilibrio y asimetría y si sólo es una de las partes la que se implica, acaba desgastando.

En ninguno de los casos ha sido fácil. Supongo que todos en mayor o menor medida lo hacemos, pero cuando me implico emocionalmente con alguien (no hablo sólo de amor romántico) es como si les diera un poco de mí en depósito y me voy desgastando.

Ahora me encuentro en la tesitura de romper o no los lazos con alguien. Sólo el hecho de pensarlo hace que se me enramen los ojos (y yo odio que me vean así) y me invada una profunda tristeza. Porque perderé a esa persona y sigo pensando que es fantástica, pero también por confirmar lo poco valorada que eres como ser humano.
Supongo que también me da pánico, conociéndome, el cerrarme otra vez por miedo a que me hieran.

¿No habrá por ahí un ángel en busca de sus alas que me eche un cable?