jueves, 31 de diciembre de 2009

Feliz año 2.010

Esta vez me adelanto yo a la socia para desearos, y sé que es un sentimiento compartido por ella, un feliz año 2.010.

Deseo que pasemos pronto la crisis, que tengamos mucha salud, amor y risas y que el año que está a punto de empezar seamos todos un poquito mejor personas.

Y en especial, a mi socia que alcance la felicidad que tanto se merece. ¡¡Y que te eches novio ya!! Que yo quiero ver a una niña guapetona como la de la foto de Reyes corriendo por ahí.

Un abrazo a todos

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Me dejo liar

Como ya he comentado en alguna ocasión más, me gusta mucho cocinar. Me relaja y me ayuda a centrarme al mismo tiempo. Me gusta hacerlo para otros, con mimo y dedicación. Desde hacer la compra a servir la mesa... En mi casa se saben muy bien esa cantinela. Y la explotan.

Silvia, podías hacer unos tigres...
No, no, mejor unos mejillones a la vinagreta...
Eh, para mí mejor chipirones rellenos en su tinta...
No, yo quiero tarta de manzana.

Y como estos días tengo tiempo, pues lo hago y me dejo liar. Además, como me tiro todo el día entre fogones, hay un efecto colateral benéfico para mí. Que de tanto ver comida, pues no me apetece comer después. Y este año, me da que va a ser la primera Navidad que no voy a engordar ni un gramo (hasta puede que adelgace y todo...)

lunes, 28 de diciembre de 2009

Cambio de planes (pero ha sido estupendo)

Estas Navidades estoy muy moderada y no he cometido ningún exceso. Porque hoy, y quería reservarme para no cometer uno tras de otro, tocaba el día del exceso: la comida con los amiguetes de la complu. Arroz con bogavante en Parrondo, botella tras botella de vino y después copas en el Geographic o dónde se terciara. Todo aderezado con muchas risas.

Pero ayer me llamó Chiqui diciéndome que salvo él y yo, el resto estaban tocados. ¡Qué malo es hacerse mayor y no darse cuenta de que no nos recuperamos igual de los excesos! Yo tenía los billetes y otros compromisos, así que tenía que venir a Madrid de todas maneras, pero me sabía mal, cuando podemos quedar cualquier otro día, que él se viniera estando el tiempo como está.

Anoche llamé a J. que también iba a estar en Madrid y quedamos para comer. También hubo muchas risas, alguna proposición deshonesta que me estoy planteando el aceptar, pero nada de excesos en las cosas de la manduca.

Y por la noche, hasta hace un rato, el socio, su familia y yo hemos estado cenando e intercambiándonos los regalos que Papá Noel ha dejado en nuestras respectivas casas. ¡Cómo me ha gustado la cara de Diego (que está enorme y guapísimo), su niño, al ver su regalo! ¡¡Y lo que me ha gustado el mío!!
Me han "regañado", me ha caído una colleja (literal), nos hemos puesto al día con algunos cambios (su barba, mi pelo corto), nos hemos reído, he jugado con Diego, hemos cantado un villancico, nos hemos marcado un baile...

Más que un exceso de comida y bebida, que acaba en mi tripa irremediablemente, prefiero el exceso de hoy. De cariño, de risas, de abrazos. De lo que alimenta el espíritu (que el cuerpo tienen reservas).

Muchísimo mejor. Dónde va a parar...

domingo, 27 de diciembre de 2009

Castilla

Hace un rato, viniendo a Madrid, no logré dormirme en el autobus como es habitual. Así que apoyé mi nariz sobre el cristal y me dediqué a mirar el paisaje. Los campos estaban cubiertos de escarcha y aún había algunos jirones de niebla, lo que le daba un aspecto algo fantasmal, como si de un sueño se tratase.

He recordado una conversación que tuve en el viaje de trabajo por tierras castellanas el pasado mes de octubre. Varios de los asistentes empezaron a ensalzar el paisaje norteño, concretamente asturiano y a compararlo con el que veían. El castellano perdía. No tiene mar. No es tan verde. Es más rudo.

Dónde mis compañeros, al mirar los campos de Castilla, vieron aridez, yo ví vida. No es espectacular (o al menos no lo que entiende por espectacular por la mayoría), sino algo más intimista. La cornisa cantábrica conquista a primera vista. Castilla, no es tan apabullante y para quererla hay que descubrirla poco a poco.

Sé que en primavera esos campos se alfombran de flores y cereales, que mecidos por el viento, comienzan una danza, en la que se acarician mutuamente. Sólo hay que observar despacio, con calma.
En verano, tumbada al raso, con los grillos como banda sonora, vuelves tus ojos al cielo limpio de nubes y cuajado de estrellas. Y sueñas.
Esos mismos campos, con la llegada del otoño, se cubren con un manto de hojas, de tonos amarillos, ocres, rojizos...
En invierno, el viento que refresca las ideas y te hace sentir vivo, trae nubes con nieve, que visten los campos con una capa inmaculada.

Pero Castilla no es sólo meseta y campos en los que perder la vista hasta el horizonte. También hay verde, ese que tanto nos epata a los de ciudad. Aunque me faltan muchos rincones por descubrir, me vienen a la mente los Ancares o el Bierzo en León; la Montaña Palentina; el cañón del río Lobos, la Laguna Negra o la sierra de la Demanda entre Burgos y Soria o el parque del Alto Ebro o el desfiladero de Pancorbo en Burgos.

Yo no soy ni Machado ni Azorín (ya me gustaría) pero mientras volvía a casa, las palabras para este ¿artículo? ¿homenaje? me llenaban la cabeza solas.
Así que, con peor o mejor fortuna, aquí está.

sábado, 26 de diciembre de 2009

A través de la ventana

Se subió las solapas del abrigo, intentando protegerse de la nieve, mientras caminaba por la calle vacía. En el bolsillo, la invitación que había recibido por correo. Aunque pensaba que la había recibido por error, ahí estaba. Camino de la casa al final de la calle.

En mitad de la noche, podía ver, a lo lejos, la luz que salía de las ventanas de la casa a la que iba. Deslumbraba en mitad de la noche. La nieve crujía bajo sus pies al acercarse a la ventana.

Desde fuera, a través del hueco que dejaba la cortina, podía observar lo que sucedía dentro de la casa. En el salón, junto a la mesa engalanada para la cena, había varias personas. Algunas de ellas, personas a las que quería. Todos charlaban animadamente, reían, se abrazaban...

Se acercó a la puerta, decidido a llamar y participar de la fiesta. Volvió un momento su vista hacia la ventana. Y detuvo su mano a medio camino del timbre. Toda la escena que se vislumbraba a través del cristal, desprendía calor, alegría y ternura. Se alegró por ellos desde lo más profundo de su corazón pero...Algo en su fuero interno le hacía sentirse un intruso y se sentía culpable por esa intromisón. Ese no era su momento y lo sabía.

Sacó la invitación del bolsillo de su abrigo y sonrió con algo de tristeza, mientras garabateaba unas palabras. Deslizó la nota bajo la puerta y se dió media vuelta. Mejor retirarse sin llamar la atención.

Comenzó a caminar con las manos en los bolsillos. Quizás, algún día, también tuviera su momento pensaba mientras se perdía en mitad de la noche.

viernes, 25 de diciembre de 2009

Día de Navidad

Seguramente fuera el calor de estar todo el día entre fogones, cerca del horno. Aunque yo prefiero creer que es el calor navideño y la alegría de la noche. El caso es que al salir a la calle, a pesar de las bajas temperaturas, yo no sentía frío.

Puse como excusa que había quedado, cuando lo único que quería era un momento a solas conmigo misma. Sin darme cuenta, mis pasos me llevaron hasta la iglesia de mi barrio. Este año no estaba ella para acompañarla y tratar de protegerla con mi cuerpo del frío, pero aún así fui.

La iglesia estaba bastante llena. Sobre todo, mujeres mayores, algunas acompañadas de sus nietos. Rostros familiares, vistos otras tantas Nochebuenas. Me senté al fondo, alejada un poco de todos.

Mientras esperaba a que comenzara el oficio, dejé que mi mirada vagara por la nave de la iglesia. Es una iglesia sencilla, de barrio. No hay oropeles ni grandes obras de arte colgadas de sus paredes, quizás hacía algo de frío, pero es acogedora.
No me considero una persona religiosa, pero las iglesias, los monasterios, tienen algo que me relaja.

Si soy sincera, no presté demasiada atención al oficio, pues mi cabeza estaba en otra parte. Es como si con cada parpadeo, al abrir nuevamente los ojos, contemplara una escena de mi pasado. Una especie de extraño Cuento de Navidad.

Al salir, la lluvia caía mansamente. Mientras todos desplegaban sus paraguas, yo me quité las gafas, las metí en el bolsillo de la chaqueta y salí a pasear bajo la lluvia. Dejando que las gotas bajaran por mi cara, arrastrando algunas lágrimas que se deslizaban por mis mejillas. Estuve paseando bajo la lluvia no sé por cuanto tiempo, hasta que llegué a casa empapada.

Después de la "bronca" de mi progenitora, estuve jugando con ellos un rato a las cartas antes de irme a la cama. Tenía sueño, pues dormí mal la noche anterior, pero tenía que aguantar despierta. Al poco rato, todos se acostaron. Esperé un poco más a que todos estuvieran dormidos para llevar a cabo mi plan.

En mi casa es tradición intercambiarnos regalos después de la cena de Nochebuena. y así hicimos. Pero este año, me propuse que estas Navidades, a pesar de las ausencias, mi familia no perdiera la esperanza y la capacidad de disfrutar.

Me levanté en silencio, en medio de la noche. Y me fui hasta mi escondrijo del que saqué una bolsa con regalitos, para mí también (por no levantar sospechas), que dejé bajo el árbol de Navidad.

Esta mañana me he despertado de las últimas y sonreían. Preguntaban que quién era el responsable, pero yo me hecho la tonta. Y me he sorprendido al abrir mi paquete (espero que la actuación fuera creíble).

Y es que en Navidad, también hay que soñar un poco.

martes, 22 de diciembre de 2009

La bolsa de canicas

Cuando era pequeña mi abuelo me hizo con un recorte de piel, una bolsa para guardar las canicas. Me gustaba mucho jugar a las canicas y no se me daba mal, con lo que el número de mis canicas (pues si ganabas, le ganabas canicas al rival) aumentaba. La piel de la bolsa se iba desgastando y era cada vez más frágil, hasta que un día, no aguantó más y se rompió. Todas las canicas cayeron desparramadas por el suelo y perdí alguna en el proceso.

Hoy he recordado esa vieja bolsa al ver un niño con unas canicas. No porque me apetezca jugar a las canicas, sino porque he pensado en el dolor y en lo que nos puede romper.

Hace unos días, pensaba en que cuando estás sólo sacas el dolor a relucir más fácilmente. Gimes, gritas, gruñes, te retuerces, te encabronas... Lo que sea para buscar algo de alivio. Porque salvo a ti misma, tu dolor no le importa a nadie. Y tampoco le hace daño a nadie, salvo a ti.

Pero cuando te importa algo más que tu propio ombligo, procuras aguantar. Vas acumulando, como si fuera mi vieja bolsa de canicas, los dolores, lamiéndote las heridas en silencio.
Cuesta horrores porque, y hablo por mí (como he estado haciendo desde el principio), el dolor y el miedo no andan demasiado alejados. De vez en cuando, dejas escapar alguna que sabes que, intimamente, no es para tanto.

Hasta que un día, una simple "canica", pequeña, hace que una se rompa. Quizás no haya ningún motivo (aunque, ¿a quién queremos engañar?. Siempre lo hay). O quizás sean todos. El hecho es que todos los dolores y los silencios acumulados se desparraman y braman.

¿Qué hacer? Yo no soy quién para juzgar las reacciones de nadie y esto no deja de ser sino otro ejercicio de egocentrismo. Yo recurro al "silencio". No es que deje de hablar, pues eso (en alguien que habla hasta por los codos) llamaría la atención sobre mí y no quiero. Sólo quiero irme a mi agujero, lamerme las heridas y gritar mi rabia sola para no herir a nadie. Pero me comporto como una trilera, desviando la atención para que nadie sepa que sucede. Aunque me muera de ganas de sentirme acogida y protegida. Quizás, porque en el fondo, no encuentre mi sitio para estar protegida. O quizás, porque como me dijeron hace muchos años, no basta con querer creer.

Supongo que esto será cosa del japonés que vive en mi cuello. O que los viajes en autóbus, contemplando un Madrid lluvioso, dan mucho de sí...

Reyes Magos


Me encontré esto trasteando por casa.

No lo recuerdo pues apenas tenía dos años y medio, pero me da a mí en la nariz que ese señor de barba no me inspiraba mucha confianza.

Ahora, lo que más me gusta, es ejercer de ellos.

¡Feliz Navidad!

lunes, 21 de diciembre de 2009

Juguetes infantiles

El sábado, no sé si porque inhalé pintura en la oficina por la mañana o porque soy pelín masoca, acabé yendo con mis tres sobrinos a la planta de juguetes de un conocido centro comercial. Además de hacer deporte (¿Quién quiere gimnasio pudiendo correr detrás de tres niños pequeños sobrados de energías?), tuve tiempo para la añoranza pues ví algunos de "mis juguetes".

Según mis padres, yo era una niña muy tranquila y poco caprichosa, a la que le dabas un libro o uno de sus juguetes y era capaz de entretenerse sola. Ni una voz más alta que otra, ni una queja. Nada. No había Silvia en horas.

Con dos o tres años, iba a todas partes con Rufo. Rufo era un perro de plástico, con gorro de Sherlock Holmes y grandes orejas marrones, al que llevaba a rastras por todos lados. No me separaba de él ni a sol ni a sombra. Hasta que un día, uno de mis primos, que quería mi perro y era (es) un puñetero envidioso decidió romperlo. He de decir que pasada la llorera inicial, yo le rompí la cara.

Más tarde y coincidiendo con mi única (y espero que siga así) estancia en un hospital, me regalaron unos clicks, unos Barriguitas y una muñeca Nancy negra.
Esta última duró hasta que mi hermana pequeña decidió amputarle una pierna, cosa que me fastidió muchísimo, porque mi muñeca era distinta. Todas las de mis amigas tenían larga melena rubia. Y en mi caso, la que tenía la larga melena era yo.

Los Barriguitas me sirvieron, junto a la Nenuco de mi hermana, a fomentar mi vocación. Los sentaba a todos en el suelo de la habitación, detrás mía, y les iba explicando, con un boli en plan micrófono, el viaje que estábamos realizando.
"Aquí a su derecha tienen la Catedral de Burgos..."

La verdad es que esas muñecas eran muchísimo más bonitas antes, porque ahora, entre los ojos esos tan raros (parecen extraterrestres) y tan pintadas...

Pero sin lugar a dudas, los clicks fueron mi juguete favorito. Me tiraba las horas muertas sentada en el suelo, sola o acompañada, inventando historias o reviviendo historias que leía en libros (una de mis favoritos era "Dos años de vacaciones" de Julio Verne).
Este sábado, con mis sobrinos, volví a jugar con ellos. Montamos la casa y la clínica veterinaria que les regalé a los niños y estuvimos hasta las tantas jugando. Lo que me pude reír con mi sobrino (que hoy cumple tres años) que cogía su mosquetero e intentaba hablar, como hacía yo, con acento francés.

Mientras ellos jugaban y me pedían que sacara mis clicks (pues conservo aún alguno por si, cada vez lo veo más improbable, tengo un niño o me da por tener una regresión infantil), recordaba las tardes de invierno jugando ante las miradas de mis abuelos o de mis padres, compartiendo el tiempo con mis hermanas o amigos; soñando a que encontrábamos un tesoro, conquistábamos un castillo o montábamos una colonia en una isla desierta...

Nos creíamos tan poderosos. Éramos tan inocentes...

miércoles, 16 de diciembre de 2009

¡Ay, qué lastima de hija!

Escena
Una joven, subida en una plataforma, mueve los brazos, cuán pajarraco frente a la televisión mientras repite ¡¡Qué me caigo, qué me caigo!!.
En ese momento, entra su madre en la sala y se la queda observando.

Madre: - ¿Qué haces?
Joven: - Estoy volando
Madre: -¿Qué estás qué?
Joven: - Volando.
Madre (riéndose): - ¡Ay, qué lastima de hija!

A pesar de lo rídiculo que queda una a veces en ciertas posturas, pasas un rato divertidísimo con la Wii.

Otro sobre la Navidad

Hace un rato, estaba preparando unos osos de peluche que espero que dibujen una sonrisa en la cara de algún niño. Mi madre se acercó a ayudarme y mientras preparaba mi particular saco de Mamá Noel, hemos empezado a charlar.

Sé que este año, al fallecer mi abuela no siente las Navidades como otros años. Para mí tampoco van a ser iguales y creo que será un punto de inflexión en como las siento. No me van a dejar de gustar, pero al menos este año, siento que cierta ingenuidad infantil que aún conservaba va desapareciendo y que gana espacio la melancolía. Pero también crece, aunque a veces esté un poco imbécil, una sensación de serenidad y de paz. (que no sé muy bien definir).

Quizás mi madre ha percibido eso, no lo sé. Sólo sé que me ha pedido que intente que las Navidades sean un poco como siempre y que como ve que yo sigo con ilusión, trate de contagiarles un poco, que están mustios. Será porque, aunque ellos no iban a hacerlo y no tenían muchas ganas, yo he montado el árbol (mañana acabaré de decorarlo con mis sobrinos) y el Belén. Y si es necesario y a riesgo de un nuevo diluvio, les canto un villancico (y les pido el aguinaldo).

Este año, más que nunca, me apetece estar con la familia y sintiéndome cerca, a pesar de la distancia, de aquellos a los que quiero. Disfrutando de ellos (ya sería genial si también de los peques) con cualquier chorrada y sintiendo suave esperanza.

Los regalos, las comilonas...es sólo atrezzo.



Faltaba mi villancico favorito. Feliz Navidad.

lunes, 14 de diciembre de 2009

And the winner is...(Canción: Misty)

Como el socio no quiere estar en el caralibro, pero es un pelín cotilla y sé que le gusta la música, le voy poniendo alguna de las canciones que oigo (oímos) por aquellos lares e intercambiamos impresiones. Ésta aún no la puse, pues tengo dos versiones, ambas buenas.

Yo tengo claro cuál es mi "caballo ganador", pero después de un rato discutiendo, Fran y yo no nos ponemos de acuerdo (para no variar). Así que, dado que ambas son buenas (y creemos que váis a disfrutar), lo sometemos al escrutinio popular.


Ella Fitzgerald


Sarah Vaughan

Solidaridad navideña

Como ya es sabido para el que visite estos lares, a mí me gusta la Navidad. La clásica y, preferiblemente, blanca Navidad. La de estar con la familia y los seres queridos y la del intentar ser menos cazurros y mejores personas.

En mi parroquia, e imagino que en la mayoría, se realizan colectas de alimentos para la gente más necesitada (que han aumentado especialmente este año).
En el gimnasio al que he comenzado a asistir, además, harán una colecta de juguetes (me lo he pasado teta comprando puzzles y clicks de Playmóbil para llevar) y creo, al menos el año pasado lo hicieron, en Starbuck's recogen libros.

Hace un rato, haciendo la compra en el super, se lo comenté a una conocida. Y me ha tocado sermón (¿pero por qué a mí?) sobre lo hipócritas que somos al ser sólo solidarios en esta época del año. No tenía ni tiempo ni ganas para discutir, pero me ha fastidiado.

Si yo soy solidaria o no el resto del año, es asunto mío. Con saber que yo actúo como debo, me vale y no necesito colgarme ninguna medalla.
Claro que me gustaría que la gente fuera buena y solidaria todo el año, pero soy realista. Y mira, si es una vez al año, mejor es que ninguna.
Además, yo no pretendo imponer la solidaridad (que impuesta deja de ser solidaridad) a nadie, así que cada uno actúe como quiera.

Aunque aún faltan unos cuántos días para la Nochebuena, os deseo de todo corazón que seáis todo lo felices que os dejéis y que disfrutéis de ella como más os guste. Feliz Navidad.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Me han dedicado una canción

Hace un rato regresé del bar del que he hablado en un par de ocasiones últimamente. Había visto a la mujer y le prometí que le llevaría un hijo de mi planta de aloe vera para que lo emplee en la cicatriz y que se le disimule un poco.

Y ya que tenía que ir, quedé a tomar un vino con un amigo. Al ser fin de semana, había música en vivo. Un grupo tocaba boleros, rancheras... y el público canturreaba y aplaudía con más o menos entusiasmo.
El cantante se ha acercado a nuestra mesa y me ha cantado una canción. Sobra decir que me he puesto colorada como un tomate.

Aunque no soy malagueña y no sé si tengo salero, dicen que sí tengo los ojos bonitos. Y me ha gustado. A pesar del sonrojo.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Estado de ánimo

No tiene nada que ver con la música que escucho últimamente, pero me acaban de contar algo y mi ánimo ha cambiado de modo radical. El inicio de esta pieza lo reflejaría perfectamente.

Dicen que la música amansa a las fieras. A ver si es verdad. Porque ahora mismo lo que más deseo, y sé que no soy la única por estos lares, es coger un bidón de gasolina y prender fuego a un bloque, a ver si sus habitantes se van a joder a otro lado.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Ultramarinos

Me encantan esas tiendas de ultramarinos de toda la vida. Las del mostrador de madera y mármol, en las que conviven conservas o bebidas con embutidos u otros productos frescos. Como también me gustan las fruterías pequeñas, en las que la fruta no acaba toda sobada por cada cliente.

En Burgos, como bien he podido comprobar estos días, aún sobreviven esas pequeñas tiendas. Aunque no todas se dedican a los productos gourmet, como tienden a hacer para sobrevivir. No tendrán la variedad que hay en una gran superficie, pero cuando le pregunto acerca de la carne de pimiento choricero, el dependiente no me mira como si acabara de aterrizar de Marte.

El lunes estuve en una de esas tiendas. Nada más entrar, se me abrió el apetito al oler tan bien a embutido del bueno (salvo cecina y poco más, llevo mucho tiempo sin comer embutido). Mientras esperaba mi turno, iba mirando los productos que había en la tienda, embriagándome con los olores y además de la cecina, mi compra original, alguna cosa más cayó.

Mis abuelas (las dos) siempre me regañaban cuando me gastaba el dinero y les llevaba algo de esas tiendas, algún capricho que sé que les gustaba. Las dos decían Deja de gastarte el dinero en otros y piensa más en ti. Consejo que ignoraba porque la expresión de la cara, al abrir un paquete con algo que les gustaba, merece la pena (aunque luego no tuviera para salir y me quedara en casa).
Además, con ambas, pero sobre todo con mi abuela Socorro, era especial. Porque a pesar de sus circunstancias vitales, tenían una mente muy abierta y siempre probaban los experimentos que traía.

No sé que me pasa últimamente, pero algo tan tonto como una tienda, abre la caja de Pandora de los recuerdos.

Hurt

Llevo un mes de diciembre muy musical, escuchando principalmente música negra y oldies, que es lo que me pide el cuerpo.

Esta mañana pensaba en una canción. Era capaz de tararearla, pero incapaz de recordar el nombre de la cantante que la interpreta. Como recordaba el título, Hurt, lo puse en youtube, a ver si encontraba cuál era para ver el nombre. Al final, encontré la canción. Hurt, de Timi Yuro, que sale en la banda sonora de la película de Scorsese, Casino. Os la dejo por aquí, para que la escuchéis.



Pero lo mejor fue que volví a escuchar una canción que descubrí gracias a mi amigo Carlos y que logra ponerme los pelos de punta (el vídeo, por lo visto, está rodado unos meses antes de su muerte). He optado por el vídeo con subtítulos, aunque recomiendo escucharla primero sin leerlos. Porque el alma de esa canción se entiende perfectamente.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Misa

Hoy hace veinte años que falleció mi abuelo Manuel. Mi abuela tenía costumbre de dar una misa por él en la iglesia del barrio y mi madre y mi tía, han decidido seguir con esa práctica.

Ignoro el motivo, pero la misa ha sido en la capilla anexa. Es pequeña y acogedora, de paredes color crema, salvo la que está detrás del altar, que es de color azul cielo. Junto al altar, había dos floreros llenos de rosas silvestres, que daban a la capilla un olor especial y agradable. Al llegar la capilla estaba prácticamente llena de feligreses. Más concretamente, de feligresas, pues salvo el sacerdote, lo demás éramos todo mujeres.

Me siento en el último banco, contemplando el panorama. Hay rostros familiares, de vecinas y amigas de mi abuela, que saludan a mi tía y a mi madre. Supongo que como no nos parecemos en nada, no me relacionan con ellas. Casi mejor así, porque no tengo muchas ganas de socializar.

Las feligresas comienzan a cantar y veo aparecer al sacerdote. No es el párroco de la iglesia, el que celebró el funeral de mi abuela, sino un hombre mayor. Su rostro tiene una expresión afable, de bondad, sensación que aumenta al ver la sonrisa franca que ilumina su rostro. Se dirige al altar y enciende un micrófono. La verdad es que me intriga, pues con el tamaño de la capilla, a viva voz se escucharía perfectamente. Cuando comienza a oficiar, entiendo el porqué del micrófono. En algún momento de su existencia, le sometieron a una laringectomía.

Al poco de comenzar la misa, más pausada debido al esfuerzo que le supone al sacerdote hablar, entra una feligresa con una niña pequeña. Supongo que es una abuela haciéndose cargo de la nieta mientras los padres trabajan.
Se sientan una fila por delante mía y eso me permite observarla tranquilamente.
Tendrá poco más de tres años y el flequillo rubio le cae sobre los ojos, que miran curiosos de un lado a otro. Cuando su mirada se cruza con la mía, nos sonreímos.
La misa continúa. Mi atención se ecuentra dividida entre el oficiante, que pulsa alguna tecla en mi interior que me hace sentir relajada y la niña, que comienza a impacientarse.

Se levanta, se sienta, mira a su abuela que reza fervorosamente y como ésta le ignora, me mira a mí, que la he sonreído al llegar.
Me hace una mueca. Como no me parece el sitio apropiado para devolverle una mueca, le devuelvo una sonrisa y con la cabeza le señalo el altar y al oficiante. Cuando las mujeres cantan, la oigo cantar...una canción infantil. Y mi sonrisa aumenta.
Llega el momento de darnos la paz. Supongo que la niña no se espera, pues ni su abuela lo ha hecho, que yo me acerque a ella, con una sonrisa y la mano extendida. Al principio, me mira con recelo, pero finalmente, me da la mano. ¡Es tan pequeñita y está algo fría!. Al momento, su abuela se da cuenta y también le da la paz.
Cuando su abuela se levanta para ir a comulgar, la niña quiere seguirla, intrigada, pero ante la prohibición de su abuela, se sienta en el banco. Y comienza a jugar con la estampa, moviéndola de un lado a otro, como si el santo se pasease por encima del banco.
La señora que se sienta a su lado le lanza una mirada reprobadora. Mirada reprobadora que le devuelvo a la señora. ¡Leñe, que sólo es una niña!.

Al finalizar la ceremonia, mi tía y mi madre van a hablar con el sacerdote, mientras yo salgo a la calle. La niña, al salir, se despide de mí con una sonrisa.

La verdad es que la melancolía con la que me he levantado se ha evaporado gracias a esa niña y al oficio tan bonito e intimista.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Llueve

Hoy ha amanecido lluvioso en Burgos. La casa permanece en silencio, sólo roto por el sonido de mis dedos al deslizarse por las teclas. De vez en cuando, alzo la vista para mirar por la ventana. Me gusta el verdor del campo que tengo frente a mí y el ver como las gotas de lluvia echan carreras por el cristal.

Siento una mezcla de sosiego, melancolía y hasta alegría, que no sé muy bien explicar, pero que me gusta.

Estoy en la habitación de mi abuela, pues he sido la única a la que no le ha dado reparos dormir en ella. Está tan impregnada de ella, de pequeños detalles que me la recuerdan, que ésto hace que la sienta mucho más cerca. Como que no hubiera fallecido y esté en la casa vieja dando de comer a las gallinas.
Hasta el color de las paredes, azul, que eligió porque a ambas nos gustaba (mi habitación es de un azul casi igual a éste) me hace pensar en ella. En algunos momentos, recuerdo o me fijo en algo y se me anegan los ojos en lágrimas. Pero no pasa nada, es bueno añorar a los que ya no están. Mientras eso sucede, aún viven.

La lluvia arrecia fuera y mientras hago ganas para ir a la piscina, me vuelvo a sumergir en ese cóctel de sentimientos que no sé explicar.

sábado, 5 de diciembre de 2009

¡¡Qué gusto!!

He salido a hacer la compra y dar un paseo por Burgos.

Las luces navideñas que he visto son tradicionales, con sus estrellas, campanas y árboles de Navidad. Y lo mejor, es que en la mayoría de los escaparates, hay un Belén. ¡¡Por fin!!

Aún falta unos días, pero toda Navidad que se precie, necesita un villancico (aunque sea en sajón)

jueves, 3 de diciembre de 2009

Algo de cine

Turulato hace este comentario en el artículo Speakeasy:

Y otro.. En plena matanza hacían películas plenas de ilusión, que cantaban a la vida. Nosotros, en unos tiempos en los que nuestra vida material es incomparablemente mejor y cuyos problemas son ínfimos en relación a los de una guerra, hacemos películas sin luz, tenebristas, y carentes de esperanza.
Curioso.


Me imagino (corrígeme si me equivoco) que con la matanza, te referirás a la Segunda Guerra Mundial. (porque como no te refieras a eso, la que se ha montado una película soy yo)

Ya he confesado en este blog mi pasión por el cine norteamericano "clásico". Y tirando de internet, he podido comprobar las fechas de estreno de algunas de mis favoritas.

Siento especial debilidad por el cine de Frank Capra, que me da esperanza en esa especie animal de la que formo parte.
¡Qué bello es vivir!, que habré visto más de treinta veces, es de 1.946 (posguerra), pero otras películas como Juan Nadie (1941) o Arsénico por compasión (1944), son estrenadas cuando los norteamericanos se iban dejando muerta a parte de su juventud por esos mundos de Dios. Por cierto, de Capra son interesantes la serie de documentales propagandísticos que rodó en plena guerra.

La filmografía de Wilder en esos años, dista mucho de las comedias por las que es más conocido. Hay que entender que tuvo que huir de Berlín y que perdió a su madre en Auschwitz. En esos años, rodó Cinco tumbas al Cairo (1943), Perdición (1944, de la que algún día hablaré, porque es una obra maestra y sale la mejor femme fatale de la historia del cine) y Días sin huella(1945), de la que ya hablé en este blog.

Lubitsch, otro gran maestro del cine y que apoyó a muchos actores y directores que huyeron de los nazis, rodó excelentes comedias. La más conocida, ambientada en la Polonia ocupada es Ser o no ser (1942), pero también destacan Lo que piensan las mujeres (1941) o El diablo dijo no (1943).

Cukor, excelente director de actrices, rodó en 1940 Historias de Filadelfia (otra de mis grandes favoritas), Disney estrenó en el 42 Dumbo y en el 43, Bambi (que me traumatizó la primera vez que la ví), Curtiz estrenó en el 42 un drama con la guerra como transfondo, Casablanca y sin olvidar la gran sátira de Hitler que es El gran dictador (1940) de Chaplin (si podéis ver la escena en la que Hynkel (Hitler) y Napaloni (Mussolini) se conocen. La tenéis aquí)

Aquí sólo he mencionado a algunos, pero en todos, hasta en los dramas de Wilder (aunque más cubiertos por sombras) se ve esa luz y esos cantos a la vida.
De todas formas, siendo justos, según van llegando bolsas de cadáveres y noticias sobre lo que sucede en Europa, el cine se va oscureciendo (para muestra, Tener o no tener, Laura o las mencionadas de Wilder)

Más que de cine, hablamos de valores y de una forma de enfocar la vida. Y aunque nuestra sociedad en algunos casos flaquea, siempre hay algunas islas y refugios por los que conservar la esperanza. En el cine y en el día a día.
Turulato, como en el día a día seguro que conoces algunas de esas islas, me permito recomendarte algunas películas que tienen esa luz de la que hablas. Así, me viene a la mente la deliciosa Up. O Pequeña Miss Sunshine. O la archiconocida Amelie (aunque a mí no me apasiona tanto como a la mayoría de gente que conozco).
También incluiría una película como Cartas desde Iwo Jima, a pesar de que en un primer momento, entre matanza y matanza, no se pueda creer que da pie a la esperanza.

Manifiesto "En defensa de los derechos fundamentales en internet"

Ante la inclusión en el Anteproyecto de Ley de Economía sostenible de modificaciones legislativas que afectan al libre ejercicio de las libertades de expresión, información y el derecho de acceso a la cultura a través de Internet, los periodistas, bloggers, usuarios, profesionales y creadores de internet manifestamos nuestra firme oposición al proyecto, y declaramos que…

1.- Los derechos de autor no pueden situarse por encima de los derechos fundamentales de los ciudadanos, como el derecho a la privacidad, a la seguridad, a la presunción de inocencia, a la tutela judicial efectiva y a la libertad de expresión.

2.- La suspensión de derechos fundamentales es y debe seguir siendo competencia exclusiva del poder judicial. Ni un cierre sin sentencia. Este anteproyecto, en contra de lo establecido en el artículo 20.5 de la Constitución, pone en manos de un órgano no judicial – un organismo dependiente del ministerio de Cultura -, la potestad de impedir a los ciudadanos españoles el acceso a cualquier página web.

3.- La nueva legislación creará inseguridad jurídica en todo el sector tecnológico español, perjudicando uno de los pocos campos de desarrollo y futuro de nuestra economía, entorpeciendo la creación de empresas, introduciendo trabas a la libre competencia y ralentizando su proyección internacional.

4.- La nueva legislación propuesta amenaza a los nuevos creadores y entorpece la creación cultural. Con Internet y los sucesivos avances tecnológicos se ha democratizado extraordinariamente la creación y emisión de contenidos de todo tipo, que ya no provienen prevalentemente de las industrias culturales tradicionales, sino de multitud de fuentes diferentes.

5.- Los autores, como todos los trabajadores, tienen derecho a vivir de su trabajo con nuevas ideas creativas, modelos de negocio y actividades asociadas a sus creaciones. Intentar sostener con cambios legislativos a una industria obsoleta que no sabe adaptarse a este nuevo entorno no es ni justo ni realista. Si su modelo de negocio se basaba en el control de las copias de las obras y en Internet no es posible sin vulnerar derechos fundamentales, deberían buscar otro modelo.

6.- Consideramos que las industrias culturales necesitan para sobrevivir alternativas modernas, eficaces, creíbles y asequibles y que se adecuen a los nuevos usos sociales, en lugar de limitaciones tan desproporcionadas como ineficaces para el fin que dicen perseguir.

7.- Internet debe funcionar de forma libre y sin interferencias políticas auspiciadas por sectores que pretenden perpetuar obsoletos modelos de negocio e imposibilitar que el saber humano siga siendo libre.

8.- Exigimos que el Gobierno garantice por ley la neutralidad de la Red en España, ante cualquier presión que pueda producirse, como marco para el desarrollo de una economía sostenible y realista de cara al futuro.

9.- Proponemos una verdadera reforma del derecho de propiedad intelectual orientada a su fin: devolver a la sociedad el conocimiento, promover el dominio público y limitar los abusos de las entidades gestoras.

10.- En democracia las leyes y sus modificaciones deben aprobarse tras el oportuno debate público y habiendo consultado previamente a todas las partes implicadas. No es de recibo que se realicen cambios legislativos que afectan a derechos fundamentales en una ley no orgánica y que versa sobre otra materia.

Este manifiesto, elaborado de forma conjunta por varios autores, es de todos y de ninguno. Si quieres sumarte a él, difúndelo por Internet.

Speakeasy

Anoche en las noticias, ví una sobre la proliferación de restaurantes clandestinos. Me gustaría probar uno de estos, la verdad, pues me da que tiene que ser una experiencia divertida. Y me llamó la atención uno de Barcelona que se llamaba Speakeasy.

Si alguno no lo sabe, los speakeasy eran los locales clandestinos en los que se servía alcohol durante la época de la Prohibición en los Estados Unidos. Los de más nivel, que normalmente controlaban las familias mafiosas, tenían actuaciones en directo. Charleston, Jazz...

No sé muy bien porque, pero ese período y ese lugar de la historia, me fascinan. Quizás porque siempre quise saber bailar o porque siempre quise tener una Thompson metida en un estuche de violín (mirad aquí). O más bien, porque esa clase de música y esos garitos, dónde tomarse un buen cóctel, me han gustado siempre y más desde que ví la película Cotton Club.

¡¡Cómo me hubiera gustado estar en el Cotton Club en esa época!!. Y es que en ese mítico garito, actuaron y se dieron a conocer grandes figuras como Ella Fitzgerald, Louis Armstrong, Count Bassie, Cab Calloway o Duke Ellington entre otros.

Con la película que menciono más arriba (y con Blues Brothers) nació esa afición por la música con swing y alma (y con la película sobre Glen Miller interpretada por James Stewart, que la olvidaba). Además, el compartir mi vida con una persona, que era un auténtico fanático del jazz y el blues, no hizo sino acrecentarla (yo a él le contagié el gusto por el soul, que es lo que yo más escuchaba).

Hoy tengo uno de esos días, en los que gustosamente cerraría la oficina y me iría a un garito lleno de humo (a pesar de lo poco que le gusta a mis bronquios). Sentada en una mesa con un Long Island Iced Tea frente a mí y el cuaderno para escribir mis idas de olla, mientras suena algo como lo que sigue. Y si luego, vamos cambiando a Ella Fitzgerald o de Billie Holiday, estupendo.

martes, 1 de diciembre de 2009

Navidad, Navidad...laica Navidad

Navidad (según la RAE): Natividad de Nuestro Señor Jesucristo.
Con lo que no hay que ser un lumbreras para entender que es una celebración con connotaciones religiosas. Entonces, ¿a qué viene esa moda de las navidades laicas?

Me explico.
Hace unos días, estaba en un centro comercial con mis sobrinos y ya estaba la decoración "navideña". Un árbol, luces, renos...pero ni un sólo Belén. Eso sí, osos polares y pingüinos a patadas, que todo el mundo sabe que son elementos propios de las Navidades...de Groenlandia (supongo).

Ayer, al salir del dentista, doy un paseo por Madrid para hacer algunas compras navideñas. Me fijo en la decoración en Gran Vía. Luces que simulan el skyline ¿madrileño?. ¿Será que también a Belén ha llegado la especulación inmobiliaria?
En Fuencarral, hojas otoñales (alguien del ayuntamiento se perdió el episodio de Barrio Sésamo dónde explicaban las estaciones del año...)
En la calle Mayor, decorado con mariposas. Que como todo el mundo sabe es un animal típicamente invernal.

La verdad es que, aunque quizás sean menos fashion que el árbol navideño de Ágatha Ruiz de la Prada que adorna la Puerta del Sol, echo de menos los típicos belenes, con sus pastorcitos, su riachuelo y demás. Y es que a mí, ¡qué se le va a hacer! me gusta la Navidad y que las cosas sean lo que de verdad son.

lunes, 30 de noviembre de 2009

Un poco pardillo

Lo he dicho en el comentario al artículo anterior, pero es que ésto me ha resultado muy divertido.
Yo sería igual que la protagonista, pero de todos modos, mis disculpas si alguna se ofende, que no es mi intención, sino sólo reírnos un rato de nosotros mismos. Además, como me ha chivado la socia, reírse a mandíbula batiente adelgaza.



domingo, 29 de noviembre de 2009

Sobre la depilación y la pubilicidad

A partir del minuto 3:30 este monólogo es buenísimo. ¡¡Lo qué me he podido reír!!



El asunto de la depilación, me ha recordado una conversación en la que un amigo nos llamaba quejicas a todas las chicas de la panda...hasta que le depilamos. Reconozco que ni la Inquisición fue tan cruel. ¡Qué mala leche concentrada!

Creo que he encontrado la canción perfecta...

...para resumir mi vida sentimental de los últimos tiempos. Es que viene que ni pintada. Porque cuando no está "undecided" la otra parte, lo estoy yo.


Ella Fitzgerald - Undecided

Disfrutando del fin de semana

El viernes reinauguraron un bar en mi barrio.
Hace años, era un bar de raciones que frecuentaba mucho, hasta que los anteriores dueños empezaron a escatimar con las raciones, a realizar prácticas comerciales que a mí no me gustaban ni un pelo y a aumentar los precios. Ahora lo ha cogido un conocido de mi padre, gallego, que pretende traer productos directamente de Galicia y ofrecernos muestras de la cocina de su tierra.

El viernes, al salir de la oficina, me acerqué al bar a tomar algo. Había música en vivo (rancheras, boleros y similares) y un ambiente bastante divertido. Además, me encontré con unos clientes y acabé con las mejillas sonrosadas, la sonrisilla perenne en la cara (con sólo dos vinos. Quién me ha visto y quién me ve) y coreando boleros y rancheras. Ah y empachada. Porque aunque yo sólo me centré en las cosas más sanas (mejillones al vapor, navajas a la plancha y similares) no dejaban de traer platos de aperitivos a la mesa.

Ayer quedé con una amiga. Quería que fuera algo en plan tranqui, pero le comenté lo del bar y quiso probarlo. Varias horas después, acabé tomándome una taciña de queimada (invitada por otros clientes) y con el mismo empacho a base de moluscos y mariscos.

Hoy mi madre, al levantarse, comentó que nos invitaba a tomar un lacón con grelos en el bar. Pero al llegar, el dueño se disculpó diciéndonos que había tenido más clientela de lo esperado (buena y abundante comida y buen precio garantizan éxito en estos lares) y que no le quedaba mucho que ofrecer, pero que confiarámos en él. Y así hicimos. Tanto nosotros como otros clientes (los mismos que también estaban el viernes).

Mientras esperábamos, nos han ofrecido una buena ración de tomate natural con matrimonios (un boquerón en vinagre y una anchoa en salazón) que estaban deliciosos (y que es algo que me encanta).
Después, mis progenitores han tirado a por los productos de la tierra (una ternera a la piedra deliciosa) y yo me he decantado, otra vez, por los productos del mar liándome mano a mano con unas almejas a la marinera (a la gallega, con pimentón picante).

En los cafés y entre risas, nos hemos juntado con la mesa de al lado y el dueño nos ha ofrecido unos orujos de hierbas caseros (yo sólo me mojé los labios).

Yo me he subido a casa, pues quería estudiar un rato, pero ahí les dejé a todos esperando a que empezara el Madrid - Barça.

La verdad es que los nuevos dueños son muy agradables, currantes y espero que les vaya estupendamente. A mí, con las almejas y los mejillones, me han ganado como cliente (y con la promesa de hacerme una empanada de zamburiñas y en verano, una de xoubas)

viernes, 27 de noviembre de 2009

Día de matanza

Hace un momento me ha llegado una oferta por e-mail "Matanza 3 días. Incluye un día de matanza ibérica". Sé que ahora las leyes de protección de los animales, obligan a que el animal esté sedado/aturdido para que sufra menos. Aunque seguramente eso no se haga en estas matanzas de tipo "tradicional" y en algunos momentos, no es un espectáculo agradable.

Yo participé en un par de matanzas de cerdos cuando era pequeña.

Aún recuerdo la primera.
Los chillidos del animal se te meten hasta el tuétano y me acojoné. Pero a pesar de los chillidos y del olor a pelo quemado, me gustó.
Porque aunque en ese momento no lo percibí así, creo que fue una especie de ritual iniciático. No creo que tuviera ni seis años, pero ya era lo suficientemente mayor para tener una responsabilidad "importante".
Me hicieron cargo de un barreño de sangre y una cuchara de madera. Y mi cometido era hacer que la sangre no se coagulara. Tarea en la que me esmeré, removiendo constantemente, hasta que me dolieron los brazos. Más tarde, ayudé a mezclar la sangre con la cebolla, el arroz y las especias y ví como cosían y cocían las morcillas mientras me comía algo que mi abuelo Manuel, recordando sus orígenes, preparaba: filloas de sangre.

Pero la tarea continuaba al día siguiente. Recuerdo a Jose (el vecino propietario del cerdo) y a mi abuelo despedazando al cerdo, separando las partes que se iban a adobar, las que se iban a ahumar, las que iban para el picadillo de los chorizos... Todos los presentes, hasta la mocosa que era yo, trabajando coordinados.

Habrá quién al leer esto, piense que es una barbaridad que una niña pequeña participe en eso, que se puede traumatizar. Yo pienso en la de millones de niños que habrán participado antes y después que yo y no creo que estén todos traumatizados (yo no lo estoy y es algo en lo que me sentí orgullosa de participar).

jueves, 26 de noviembre de 2009

Cabreo

Al empezar el día, prometía ser un gran día. Debe ser que el destino no es alguien de palabra o que mi intuición es la de una zarigüeya.

Acabo de regresar de comisaría de presentar una denuncia por hurto. Abundan los robos al descuido y esta mañana me ha tocado a mí. Además de la pérdida de lo robado, me he llevado un precioso golpe en la cadera que aún me duele. Como me duele el amor propio. Pasada el disgusto inicial y después de cancelar un talonario de cheques que se han llevado (entre otras cosas) he comenzado con los papeleos.

Primer asunto: llamada a la policía. La persona que me atiende, muy amablemente, me dice que tengo que ir a una comisaría a presentar una denuncia. Al preguntarle si lo puedo hacer por teléfono me dice que mejor que vaya allí, ya que los ladrones, tal y como le he dicho, han toqueteado cosas y pueden mandarme a la científica para que compruebe huellas. Yo que soy muy obediente, cierro la oficina y me voy a comisaría.

Ahí comienza el "chiste".
- Buenas tardes, vengo a poner una denuncia por robo (y le explico brevemente al policía de la puerta lo que me ha pasado)
- Pues mire, pase a esa cabina y en el teléfono marque A para presentar la denuncia.
O sea, que no puedo hacer la denuncia por teléfono y según llego a comisaría, lo hago desde allí. Ha habido un momento "gracioso" cuando le he deletreado fonéticamente el nombre de mi empresa al agente que me ha atendido y se ha oído el silencio al otro lado de la línea, cómo si se dijera ¡Dios, qué nombre más raro ese de India-November-Tango...!

Una vez tramitada la denuncia por teléfono, me dicen que tengo que esperar a que me llamen, pasar y firmarla. Bueno, será ahí dónde me dicen lo de la científica...
Después de una larga espera, entreteniéndome con los sudokus del móvil, paso a firmar la denuncia. Vuelvo a decir lo de las huellas, a decirle que esas personas han venido en otra ocasión acompañadas de una tercera (cuyos datos tengo) y me dicen que no, que en los folletos no se quedan (tengo uno de los folletos en la mano, pues para no quedarse se notan un montón en el papel este satinado...) y que me van a enseñar unas fotos a ver si reconozco a los ladrones.

Vuelvo a la sala de espera que lleva con las mismas manchas en la pared de hace casi cinco años (cuando fui a denunciar el atraco a mano armada). Y más sudokus mientras espero. Me suben arriba a ver fotos de delincuentes.
No veo a los que me han robado, pero reconozco unas cuántas caras de personas que han pasado por la oficina (mientras escribo ésto, uno de los que he visto en el cuaderno por un delito de robo con violencia se acaba de ir). Y como hace cuatro años, me vuelvo a preguntar que se necesita para adquirir un arma de fuego o si son legales las pistolas eléctricas. Porque jode mucho matarse a trabajar, para que llegue cualquier hijo de p... y tire todos tus esfuerzos por la borda.

Segundo asunto: el seguro. A veces pienso que de honrada soy gilipollas. Ellos dicen que es un hurto y que no pagan y yo les digo que si uno de ellos no se hubiera chocado intencionadamente conmigo (y yo no me hubiera golpeado la cadera) no me habría despistado. Y que han ejercido violencia sobre mí. Les he enviado la denuncia, a ver que me dicen.
Cuando el atraco a mano armada, una de las señoritas que me atendió por teléfono de la anterior aseguradora no quería entender que, aunque no hayan forzado la caja fuerte y yo haya entregado "voluntariamente" el dinero hay violencia si te apuntan con una pistola en la cabeza. Ya en ese momento, un colega policía, totalmente off the record, me dijo que lo mejor era exagerar (=mentir) porque los seguros se agarran a un clavo ardiendo para no pagar.

Ahora estoy de vuelta en la oficina, retomando mi rutina pero estoy cabreada y me cuesta. Tengo la sensación de que ese Estado que debería protegerme a mí (que hago las cosas como se deben y pago religiosamente) protege a los delincuentes, mientras que a mí me deja con el culo al aire (sensación acrecentada desde que soy autónoma).

En fin, este desahogo es algo inútil, pues nada soluciona. Me vuelvo a dejarme los cuernos para salir adelante.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Interesante

Hace un rato, tomando un té en el bar, he tenido la oportunidad de leer en El Mundo (no encuentro el enlace al artículo y mi escáner está kaput) una entrevista con Nasr Hamid Abu Zayd, un teólogo islámico reformista. Lo que cuenta está lleno de sentido común y de sus palabras, podrían aprender tanto dirigentes islámicos como occidentales y extrapolarlo a sus pueblos (anda que no pido...)

Creo que le voy a pedir a los Reyes su libro (que engrosará la lista de lecturas pendientes) "El Corán y el futuro del islam". Y ya que estamos, el último de Amin Maalouf, "El desajuste del mundo".

lunes, 23 de noviembre de 2009

De taxis y relaciones

- ¿Sabes? Me he dado cuenta de que muchas relaciones son como coger un taxi en Madrid un sábado de madrugada.
- ¿Ein?
- Sí, tienes frío y dolor de pies después de una noche de juerga. Te tiras un buen rato en un lado de la Gran Vía. Por tu lado no pasa ningún taxi libre, mientras que por el otro lado, no dejan de pasar taxis vacíos.
- ¿Y?
- Cuando estás en mitad de la calle, cruzando para cambiar de lado, pasa uno vacío que una persona que acaba de llegar coge. Entre reniegos, llegas al otro lado, con la esperanza de llegar pronto a casa. Entonces, imagino que por obra y gracia de Murphy, todos los taxis que hasta ese momento llegaban vacíos, desaparecen para aparecer por el lado que ocupabas antes.
- ¿Y eso de quedarse en el medio para poder optar a ambos lados?
- Mmm, mejor no. Es que esa es la parte en la que te arrolla el autobus o un conductor borracho...
- ¿Y entonces?
- Puedes optar por seguir esperando, que es lo que realmente quieres. Pero cuando te duelen los pies o tienes frío, muchas veces te planteas si no irás mejor en el búho. No es lo que realmente deseas, pero al menos, no pasas frío y te acostumbras a esa pseudocomodidad.
- ¡Qué triste lo pintas!
- Ya ves. También puedes comenzar a caminar hacia casa, a pesar del dolor de pies o del frío, con la esperanza de encontrar un taxi despistado por el camino.
- ¿Y a ti cómo se te ocurren estas cosas?
- Es que mientras esperas a que pase un taxi, te da tiempo a pensar muchas tonterías...

domingo, 22 de noviembre de 2009

The fog of war

Hace unos días, se ha conmemorado el aniversario de la caída del muro de Berlín. Por aquel entonces, yo estaba cursando primero de B.U.P. y mi profesora de historia nos había mandando hacer un trabajo sobre una noticia política que creyésemos que podría tener repercusión en la historia. Teníamos que seguir esa noticia en distintos periódicos (para ver los diferentes enfoques editoriales). Mi elección fue la Perestroika y la apertura económica y política de los países del Este de Europa. Como esa misma profesora nos enseñó, los hechos no están aislados, sino que tienen un contexto previo, con lo que, para entender mejor mi trabajo, tuve que estudiar sobre la Guerra Fría (aunque no muy ampliamente, siento decir).

Anoche estaba haciendo zapping, buscando algo ligero frente a lo que caer dormida. Pero al llegar a Ctk, me llamó la atención la película que emitían (y que da título a este artículo). Estaban hablando Robert S. McNamara. Y recordé ese trabajo de hace veinte años y la crisis de los misiles de Cuba. Me hubiera gustado ver el documental entero, pero Morfeo es un amante muy exigente últimamente.

Así que he aprovechado su redifusión y lo he visto esta mañana.
No sabía apenas nada de la carrera de McNamara, salvo el episodio que mencioné anteriormente. Pero es que además de Secretario de Defensa (y tener una participación importante en la guerra de Vietnam), fue asesor de la Fuerza Aérea en la II Guerra Mundial, presidente de la Ford y presidente del Banco Mundial durante trece años.
La verdad es que ha sido muy interesante poder escuchar, por boca de uno de sus protagonistas, su visión de algunos hechos históricos en los que se vió involucrado.

Recomiendo su visionado (en google videos, está en versión original subtitulada) para todo aquel que le interese un poco el mundo en el que vive.

jueves, 19 de noviembre de 2009

El autobús

Estos días tengo que desplazarme al centro de Madrid. Aunque el metro es más rápido, prefiero el autobús. Me permite ver la ciudad y las nuevas zanjas que nacen a lo largo y ancho de ella (¿Por qué esa manía de cambiar aceras y hacerlas más anchas? ¡Cómo que no tuviéramos cosas importantes en las que gastar el dinero en vez de en chorradas!), observar a mis conciudadanos y encima, me da el solecito.

Como he dicho, me gusta observar. Aunque alguna vez, no me contento con satisfacer mis ansías voyeurs e intervengo. Y mis intervenciones suelen coincidir con cosas que me enervan especialmente. Como el otro día.

Estaba sentada en el autobus y en una de las paradas, subió una mujer con muletas. Muy arreglada, con muchas joyas, muy pintada y medio litro de perfume pero que entró como un elefante en una cacharrería, arrollando a la mujer que iba delante de ella. Como es lógico, le cedí mi asiento.

Según iba avanzando en su trayecto, el autobus se iba llenando y transformándose en una lata de sardinas. (Inciso: los autobuses tienen un aforo de plazas sentadas y de pie, ¿por qué nunca se respeta y se cargan hasta los topes? ¿Tendrá que haber un accidente grave para que se tomen medidas y como siempre se actúe a posteriori?).

En una de las paradas, subió un anciano con bastón. La señora a la que yo había cedido el sitio comenzó a increpar a una chica sudamericana, vestida con ropas sencillas, que estaba sentada en uno de los asientos reservados. La chica, en voz baja y muy educadamente, le respondió que ella estaba embarazada (se le notaba la tripita) y que también tenía derecho a ocupar ese asiento. Finalmente, otra señora mayor, le cedió el asiento al señor y ahí tenía que haber acabado todo.

Pero no.
Sé que si en lugar de la chica, hubiera sido yo, la señora no habría continuado increpándola ni ofendiéndola. ¿Por qué? Pues porque mi piel es blanca, ese día iba muy arreglada y además, tengo un acentazo de Madrid que tira de espaldas.

Con la voz de fondo de la bruja, por no emplear otro calificativo más injurioso y sobre todo, con el silencio cobarde del resto del autobús (yo incluida) se me iba llenando la boca de bilis.
Hasta que no aguanté más, conecté con mi lado más monárquico y le dije un "¿Por qué no se calla?". Reconozco que me hubiera gustado decirle otra cosa, pero aún me pueden las formas.

Sé que mi tono de voz tuvo que ser duro y creo que mi expresión iría a juego, pues la señora enmudeció en el momento. Hizo ademán de replicarme, pero se calló. Algo sensato por su parte, porque sólo necesitaba una excusa para que me alegrara el día y soltarle toda la bilis encima.

En la siguiente parada, tal y como se llenó, el autobús se medio vació y bajó la mujer. Antes de acercarse a la puerta, nos miró a la chica embarazada y a mí con desprecio. La verdad es que que me desprecie una persona así, como que me gusta.

Una vez con ella fuera, comenzaron los comentarios de los que hasta ese momento habían permanecido en silencio. Hubiera continuado segregando bilis, si no hubiera entrado una niña pequeña a la que cedí mi recién recuperado asiento y que me respondió con una sonrisa enorme y preciosa.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Cómo hemos cambiado

Gracias al "Feisbuk", además de a compañeros de la E.G.B. he encontrado a una compañera de la facultad a la que hacía al menos diez años que no veía.
Una de las cosas que me ha dicho ha sido "Te veo muuuuyyy formal con el pelo corto".
(Ella me conoció en una época juerguista, siempre de cachondeo, en la que solía estar con un cigarro en la boca y una copa en la mano).

Hace no mucho comentaba que no me reconocía, tal y como soy ahora, en la Silvia de hace unos años. Sí, hay una esencia que no cambia y que creo que me define, pero otras. (A modo de anécdota, mientras escribo voy dando pequeños sorbos a mi taza de té Pur-eh. Durante muchos años, me acercabas una infusión a menos de un metro y torcía el gesto en señal de asco).

La verdad es que me gusta el cambio. Hay cosas de mí que aún no me gustan, pero sólo es cuestión de cambiarlas con esfuerzo y paciencia.

Lo negativo de este cambio es que siento que mi camino diverge de personas a las que quiero. O ellos no han cambiado o sus cambios no se acoplan a los míos.
Y aunque persiste el cariño, sé (supongo que ellos también) que estas relaciones se agostarán, pues no crecen y sólo se basan en experiencias pasadas.

Quizás, dentro de unos años, nuestros caminos vuelvan a converger. O no y sonreiré al recordar batallitas y viejas amistades como hago ahora.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Una de recuerdos musicales

Hace un rato largo, estaba en un bar tomando algo. En la enorme pantalla plana, tenían puestos vídeos musicales, a los que no prestaba demasiada atención.

Pero entonces han sonado los primeros acordes... Yo no suelo cantar. Lo hago fatal y tengo mucho sentido del ridículo. Pero me he olvidado del mundo, me he dedicado a sentir (pues para mi esta canción despierta ciertos recuerdos) y a "cantar".


Los piratas - Promesas que no valen nada


Esta canción acaba con una estrofa de esta otra (que también es de las que "canto"), que abre otro recuerdo (hoy toca sección: mi vida sentimental).


Miguel Ríos & Manolo García - Insurrección

Lo malo de que se abra la caja de Pandora de los recuerdos, es que cuesta un rato cerrarla. Así que ahora estoy, con los cascos puestos, oyendo música y "cantando" (si a la aberración que yo hago se le puede llamar cantar).

martes, 10 de noviembre de 2009

A cada cerdo le llega su San Martín

Hace un momento, estaba en el bar tomándome un té. El día está gris y yo estoy triste, así que me distraigo contemplando el paisanaje.

Señoras que van de un lado a otro haciendo la compra, dos jubilados hablan frente al bar, arreglando el país; el chico del Top Manta habla con el vigilante jurado del DIA. Dos de mis jubiladas que se me acercan a preguntar como va su lista de espera del IMSERSO (A ver si se enteran, que es muy simple. Delante del ordenador = trabajo; con la boca llena de té y el periódico abierto a mi lado = no trabajo).
La brisa, además de fresco, me trae el sonido de percusión africana que llega del bloque de enfrente. Junto a la zapatería, una gitana con un carro de la compra. Lleno de cosméticos y perfumes robados que le ofrece a las señoras que se le acercan. A mí ni se le ocurre. Entre nosotras lo único que se cruzan son miradas de desprecio y de resquemor mal disimulado. Creo que no le sentó muy bien que rechazara su ofrecimiento llamándola ladrona y mirándola con desprecio.

Estoy disfrutando de mi té cuando les veo acercarse. Un matrimonio al que "adoro". Hace tiempo vinieron a mi oficina de muy malos modos, para la cancelación de un viaje de unas sobrinas que incurría en gastos. Intentaron apabullarme con un "somos funcionarios y conocemos el entramado legal" (si me hubieran dicho, somos de la Camorra me habrían acojonado, pero con eso...) y cuando vieron que no lo lograban, recurrieron al insulto. Por suerte para las sobrinas, vinieron dos días más tarde sus padres, mucho más racionales y educados. Si hubiera sido por sus tíos y dado que tenía la razón y la legalidad de mi parte, no habría movido ni un solo dedo por ayudarles. Pero si se me piden las cosas de buenas maneras, como hicieron los padres (que siguen siendo mis clientes), me muevo.

Así que cuando los he visto, garantes de la honestidad y la legalidad, comprando a la gitana, he sonreído. Porque hay días que el destino, Dios o quién sea, se confabula para que te salga algo bien. Aprovechando que me pillaba camino de la oficina, he pasado por su lado.

"Buenos días, señores ladrones"

¡Qué a gusto me he quedado después de decir eso!. Sé que no está bien, que la venganza no es buena, pero es que de este par tuve que aguantar unas cuántas invectivas del todo injustas, que me dolieron en su momento. Y sé, por lo hablado con otros comerciantes del barrio, que no he sido la única a la que han tratado así.

Al llegar a la oficina, he comprobado que mañana es San Martín. Y recordé el dicho que da título a este artículo.
Desde mi experiencia, yo he pagado una por una, tarde o temprano, todas aquellas cosas que he líado o he hecho mal en mi vida. He tenido demasiados Sanmartines.

Desearía que con las recompensas, sobre todo para aquellos a los que quiero, sucediera lo mismo. Pero nadie ha dicho que la vida tenga que ser justa.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Programación infantil

Si usan habitualemnte Google, se habrán dado cuenta (o no) que desde hace varios días en su doodle (el logotipo), aparecen distintos personajes de Barrio Sésamo. Epi, Blas, Coco, Elmo, Caponata o como hoy, el Conde Draco. Y es que mañana se conmemora el 40º aniversario de su primera emisión en Estados Unidos.

Yo tenía cuatro años cuando empezó a emitirse en España, con los entrañables Caponata y Perejil(sustituidos a principios de los ochenta por Espinete y Don Pimpón, que a saber que narices era Don Pimpón). Casi cualquier niño de mi generación ha pasado tardes de su infancia delante del televisor aprendiendo a contar con el conde Draco, cantando con Epi y Blas o viendo como Coco (a mi me encantaba como sheriff Coco con Jaca Paca) se hacía un lío con cerca y lejos o aquí y allá. Después, lo emulábamos en nuestros juegos o como en mi caso, luego se lo contaba, jugando con unas marionetas que tenía de Epi y Blas, a mi hermana mediana (por aquel entonces, un bebé de poco más de un año).

Hoy, al ser festivo en Madrid (y cogérmelo) no trabajo. Llevo todo el día en plan vaguete (aunque he estudiado algo) y después de comer, me he tirado en el sofá a ver la tele (bueno, a dormir la siesta).
Un día cualquiera, a estas horas, los niños ya habrían salido del colegio. Y hubieran encontrado este panorama tan maravilloso en la televisión (sólo he puesto la analógica): una telenovela, un documental de animales, un programa de cotilleos, otro programa de cotilleos e insultos, un reality dónde los chicos bailan...
Ni un sólo programa infantil, salvo en La Otra (la segunda cadena de Telemadrid) en la que están echando dibujos animados de los X-Men.

Desde que tengo sobrinos, me he puesto más al día de modas infantiles, juguetes, series...
Me sorprende ese interés en tratar a los niños como adultos materialistas, irresponsables y consentidos, pero sin contar con ninguna clase de criterio o valor moral. Lo que me choca es que percibo, quizás erroneámente, con una tendencia a infantilizar a la juventud. Bueno y no a los tan jóvenes, como si se quisiera, que viviéramos en una perpetua adolescencia (¡Dios, qué horror!).

Como en todo, tenemos nuestra parte de responsabilidad. Así que a los niños de mi entorno (y mientras sus progenitores me lo permitan) pienso seguir tratándoles como niños, jugando con ellos, enseñándoles y aprendiendo (que sí, que de los niños también se aprende). Y sentándome con ellos a contar murciélagos con el conde Draco.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Una duda

Entre otras cosas "agradables", hoy me he desayunado (lo de desayunar es un decir) con esto

¿A estos valientes hijos de puta se les podría aplicar el agravante de "odio ideológico" como se ha aplicado recientemente en un juicio? ¿Qué criterios se siguen, si hay alguno racional, para aplicar los agravantes o eximientes en los juicios?
Si alguien lo sabe y me lo puede aclarar, que me lo diga, por favor.

jueves, 5 de noviembre de 2009

La música que me apetece escuchar hoy

Quizás sea un poco anticuada para mi edad, pero me da igual. Me encanta.


Ray Charles - Hit the road Jack!!


James Brown - It's a man's man's world


Ray Charles - What I'd say


Screamin Jay Hawkins - I put a spell on you
(La canción me gusta desde hace años, pero cuando ví este vídeo, la verdad es que aluciné)

martes, 3 de noviembre de 2009

Curiosidad

He visto en el Feisbuk, que ha aumentado mucho el número de fans de José Luis López Vázquez.

Y digo yo, ¿por qué no se hicieron fans antes? ¿Acaso se olvidaron que les gustaba la labor de ese actor y sólo su muerte se lo ha recordado? ¿No será otra moda más que dentro de cuatro días se olvidará? (Ojo, me consta que tengo contactos a los que les gustaba mucho como actor antes de todo esto)

En fin, que no hay nada como morirse para que te reconozcan méritos... Y lo gran persona que has sido (aunque hubieras sido, que no sé si es el caso, un joputa)

Porque no vas a ser tú la que siempre se acuerde


Es un hermoso nombre el de Silvia. Tiene una bella sonoridad. Suena a selva, suena a flor, suena a pajarillo. Y es las tres cosas a la vez. Evoca la frondosidad, la plenitud de vida y el misterio de la selva, la belleza de la flor y la alegría y libertad del pajarillo.

Silvia es el nombre que se disputan un buen puñado de plantas diversas entre sí. Es el nombre de un pájaro de la especie de las currucas. La más común en España es la curruca de cabeza negra (Sylvia atricapilla). Es una avecilla de pequeño tamaño y plumaje modesto, con el pico delicado y la cola medianamente larga, cuadrada, compuesta de 12 plumas. Se alimenta de insectos y larvas, aunque en el otoño pica a veces la fruta. Es una ave migratoria. Pasa el invierno en África. En la incubación de los huevos se alternan el padre y la madre. Una bella singularidad que se da en poquísimas especies.

Santa Silvia fue la madre de San Gregorio Magno, papa; un personaje clave en la historia de Occidente. No existe desafortunadamente una vida de Silvia y todo lo que existe concerniente a ella son unas pocas y escasas noticias. Aparentemente era de una familia distinguida como la de su marido. Silvia fue notoria por su gran piedad, y dió a sus hijos una excelente educación. Fundó un monasterio en el que vivió buena parte de su vida. Se dedicó a aliviar las penas y la pobreza del pueblo. Su hijo gustaba de hablar de ella en los sermones y ponerla como ejemplo a imitar.
El Papa San Gregorio Magno tenía un retrato en mosaico de sus padres, ejecutado en el monasterio de San Andrés, que es descrito minuciosamente por Juan Diacono (Johannes Diaconus ) (P.L., LXXV, 229-30). Silvia fue retratada sentada con la cara a la vista, y en la cual las arrugas de la edad no pudieron extinguir su belleza; los ojos eran grandes y azules, y la expresión graciosa y animada. El Papa Clemente VIII (1592 - 1605) inscribió su nombre el 3 de Noviembre en el Martirologio Romano. Es invocada por las embarazadas para un parto seguro.


Santa, lo que se dice Santa, tú como que no. Muchas felicidades y que tengas un día estupendo.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Humor inglés

He visto un trocito en televisión. Está en inglés, con subtítulos en inglés.
Es buenísimo.

jueves, 29 de octubre de 2009

Conflicto

Al abrir esta mañana el navegador, lo primero que veo son a Astérix y Obélix, porque se cumple medio siglo desde la publicación del primer cómic de la irreductible aldea gala. ¿Nunca os ha dado la sensación de que el mundo, destino, Dios o quién demonios sea os quiere decir algo con algunos detalles de vuestro día a día? ¿Recordaros a alguien? ¿O a algo? ¿Vuestra propia estulticia?

Hace un par de artículos reconocí que, en ocasiones, soy una persona orgullosa y cabezota en exceso. Ayer se dió uno de esos excesos en una discusión con alguien a quién quiero. Discusión en la que dijimos, sobre todo yo, cosas que hacen daño.
Podría excusarme diciendo que es el japonés que vive en mi cuello, que hace que mis sistemas hormonal y nervioso no funcionen como deben. Pero no sé hasta que punto eso es cierto y no ha sido más que una simple elección mía. Equivocada o no, pero elección.

Sigo cabreada. Pero sobre todo, dolida.
Una parte de mí desearía acercarse a esa persona, darle un abrazo, hablar y aquí paz y después gloria. Pero sé que por ahora no lo voy a hacer.
Sólo haría más daño intentando protegerme. Sacaría los dientes y atacaría, que es lo que hago para defenderme.

Turulato decía en un comentario:
Pero he comprobado siempre que se pagan todos y cada uno de los errores.
La vida juega a largo, nunca a corto. Rosebud..!


Sírvase este artículo de ejemplo. Aunque mi acreedor se los cobra a corto plazo.

lunes, 26 de octubre de 2009

Iconografía y mitología

Hace un par de semanas, estuve en un viaje de trabajo por tierras segovianas y vallisoletanas. El primer día, nos llevaron a dar un paseo por Segovia, que finalizó en el Alcázar. Aún recuerdo cierto viaje allá por el 89, un chico cordobés...y bueno, que se me va la olla.
Una guía nos iba explicando muy someramente las distintas salas y yo, que soy un poco plomo, iba preguntando todas las dudas que me iban surgiendo y tratando de aclarar, con mis escasos conocimientos, las dudas de unas chicas rusas y una checa que nos acompañaban.
Me llamó la atención que una miembro del grupo, licenciada en Historia del Arte, reconociera su casi total ignorancia sobre la iconografía religiosa cristiana. En su momento pensé que quizás no era una persona particularmente creyente (yo tampoco) y que se le había atragantado la iconografía cristiana.
Pero al día siguiente, aluciné en colores. Porque si tu tesina, según dices, es sobre los jardines y fuentes del Real Palacio de la Granja, ¿cómo no eres capaz de saber el mito que inspiró la fuente de "El baño de Diana"? Digo yo que algo de mitología grecorromana te enseñarán en la carrera, ¿no? Que yo, que tengo como única carrera la del galgo, sé quien es Diana y quién es Acteón.

Esta mañana he estado echando un vistazo al nuevo grado en Historia del Arte que se puede cursar a través de la UNED. Y sí, se estudia Iconografía y mitología.
Si información de matrículas se digna a contestarme un correo, es más que probable que me matricule, como capricho, en esa asignatura. Porque desde pequeña, me encanta la mitología grecorromana y estoy segura de que se me hará tremendamente divertido estudiarlo.

Lo curioso es que esa afición a la mitología (que me hizo preguntarme por otras cosas y me llevó a otras lecturas) empezó gracias a una serie de dibujos animados de mi infancia y a mi manía infantil, aunque había veces que no me enteraba de nada, de leer todo lo que había a mi alcance (como los libros de un tal Homero)

Tú eres muy tonta, ¿no?

Hace un rato estaba tomando un té en el bar. En la televisión estaban emitiendo Espejo Público.
Hablaba una señora (ignoro su nombre y cargo pues no prestaba hasta el momento demasiada atención) en nombre del Consejo Escolar de Cataluña.
Este organismo ha planteado un cambio en las vacaciones escolares y entre otras propuestas, la que más polvareda ha sido el cambio de nomenclatura de las vacaciones de Navidad y Semana Santa por los más laicos, vacaciones de Invierno y Primavera. Porque, según ellos, eso facilitaría la integración de los inmigrantes de otras culturas.

A mí me parece un poco absurda la propuesta, pues creo que hay asuntos más graves que tratar en la educación que ese, como la verdadera integración de los inmigrantes. Pero ya se sabe que, por estos lares, nos gusta disiparnos en tonterías y así nos luce el pelo.
Pero a mi compañera de barra, una conocida que es muy progre (término que no me gusta, pues no creo que se ajuste a la realidad, ya que se progresa con conocimiento no con adoctrinamiento) y muy guay, le ha parecido estupenda. Ha empezado con su discurso laicista, que en este país es sinónimo de anticatólico. Porque en todas las ocasiones que me ha tocado sufrir sus discursos, nunca le he oído mencionar la posibilidad de prohibir los hijab en clase, pero en cambio, sí los crucifijos. Cuando ha empezado a hablar de los bautismos civiles, yo me la he quedado mirando como si a mi lado estuviera E.T., lo que ella lo ha interpretado como interés por mi parte.

Inciso. Una advertencia que he hecho muchas veces a quien trata conmigo de modo habitual: Si no quieres saber mi opinión, no me preguntes. Y si te digo "¿De verdad quieres saber mi opinión?" sospecha que a lo mejor no te gusta y no insistas. Pero si insistes, jódete. (Perdón por lo soez de la expresión).

Sé que no es la mejor forma de empezar un argumento, pero me ha salido del alma un "Tú eres muy tonta, ¿no?". Podría excusarme diciendo que me he levantado con dolor de cabeza, pero realmente es que estoy harta de aguantar tanta sandez (antes de que alguno lo diga o lo piense, que sí, que soy una facha, que ya me lo han dicho esta mañana).
Tú puedes llamar a la celebración civil del nacimiento de un niño de muchas maneras, ¿pero por qué bautismo? Hasta yo que soy de ética, sé que el bautismo es un acto religioso, un sacramento ligado a la religión cristiana (aunque no exclusiva de ésta). ¿Entonces? O es muestra de una ignorancia supina o es otra falta de respeto más.

El enfrentamiento de esta mañana me ha recordado a un enfrentamiento que tuve hace algunos años con una persona a raíz de un móvil y una visita en una iglesia.
Por más que pasen los años, sigo sin entender esa inquina hacia la Iglesia Católica y esa "tolerancia" que te lleva a atacar a tu enemigo con las mismas armas que tanto denostas, en una moderna y laica Inquisición.

domingo, 25 de octubre de 2009

¿Me amas?

Es el nombre del artículo que ha publicado hoy Juan Manuel de Prada en el suplemento dominical XL Semanal (lo podéis leer aquí).

Recomiendo su lectura encarecidamente. Merece la pena.

domingo, 18 de octubre de 2009

Me ha dejado sin palabras (y con los ojos enramados)


Los seis días con Santi Balmes - Te odio

Porque yo lo valgo

Después de tener que trabajar esta mañana por una... (pongáse aquí el insulto que cada uno considere oportuno) que no me envió ayer un documento que necesitaba, esta tarde decidí que era para mí y mi disfrute.
Así que después de una siesta de campeonato y dado que no conseguí cita para un masaje relajante en el SPA al que suelo acudir (gracias al cielo, porque olvidé por completo la manifestación de hoy, que me hubiera comido en su plenitud), quedé con una amiga para tomar algo. En plan tranqui.

Estuvimos tomando unos vinos por la zona de Antón Martín - Lavapiés. Mi relación con esa zona de Madrid es de amor-odio. Amor, porque me trae muy buenos recuerdos de tiempos pasados y porque hay algunos sitios que conservan el ambiente castizo y al mismo tiempo, locales marroquíes, hindúes, argentinos, de diseño. Y me gusta ese mestizaje tan propio de Madrid. Odio, por la degradación y suciedad que hay en muchas de sus calles y habitantes (como algunos de los yonquis que frecuentan la zona de Embajadores, trapicheando con material robado o negociando robos por encargo).
Después de los vinos, hemos bajado dando un paseo hasta un local que hay en el paseo de las Acacias para tomar algo dulce, pues tenía el capricho y hoy era el día de concederme mis caprichos. Como decía el anuncio, porque yo lo valgo.

Estaba tan feliz terminando mi rooibos con vainilla cuando a mi lado un caballero se ha pedido un Cacique con Coca Cola light. He visto que el camarero preparaba un ron con coca cola como Dios manda y me he sorprendido (quizás por el tipo de local en el que estaba). Algunos pensarán que no tiene mayor misterio, pero en casi ningún lado te le añaden un poco de zumo de limón o lima natural para potenciar el sabor del ron o un twist (de lima en este caso).
Me he girado al camarero y le he dicho algo así como "¿Preparas el mojito igual de bien?", él me ha contestado "Lo preparo mejor" y yo he dicho, "Eso habrá que verlo". Y la que quería ir en plan tranqui (o sea, moi), se ha acabado tomando esto (nótese el tamaño de la taza de té. Casi medio litro de Mojito que me he tomado yo solita).



Aunque el vaso no era el más adecuado, estaba delicioso. Uno de los mejores mojitos que he tomado nunca.

He estado charlando un rato con el camarero, barman en su Chile natal, acerca de distintos cócteles y nos hemos emplazado para probar su Long Island (junto con el Mojito, mi cóctel favorito).

Quizás la tarde no ha sido como yo había planeado, pero ha sido bastante buena. Y me gusta. A ver si mañana, con un poco de suerte, sale igual de bien.

jueves, 15 de octubre de 2009

Maleabilidad

La semana pasada estuve de viaje de trabajo por tierras segovianas y vallisoletanas. Aunque agotador, ha sido muy interesante y, espero, provechoso.

Uno de los días visitamos la Real Fábrica de Cristales de la Granja y tras la visita, unos cuántos hablamos sobre la maleabilidad de las personas. Yo soy una persona cabezota, pero si como un artesano, se me sabe presionar en los puntos correctos, soy totalmente dúctil y muy fácil de llevar. Por las malas, lo más seguro es que me rompa y acabe cortando a alguien. O saque la chulería (es que soy un poco chuleta, qué se le va a hacer)

De regreso a mi habitación, recordé una anécdota. El verano en que yo cumplí catorce años, mis padres nos empaquetaron a mis hermanas y a mí a unas colonias en Costa Dorada. Estaban pasando una crisis en su matrimonio y supongo que sin nosotras, lo podrían solucionar más fácilmente.
Las colonias en cuestión eran de Hermandades del Trabajo. Tras el reparto de habitaciones y la formación de los grupos, tocaba misa. Y yo dije que no iba.
El primer día adujeron que estaba cansada y lo dejaron pasar.
Pero cuando al día siguiente, volví a mantenerme firme y a negarme a asistir a misa, se montó y empezaron las presiones. Pero yo nada, seguía en mis trece.
Lo intentaron por las malas (no vas a misa, no hay postre y otro tipo de castigos similares); por las menos malas (aguadillas en la playa, con lo que lograron que me fuera a nadar lejos de todo y de todos), con el "¿qué vas a hacer tú sola mientras dura la misa?" (cómo si eso me supusiera un problema), intentando chantajearme emocionalmente a través de mis hermanas. De los quince días que duraron las colonias, estuvieron cerca de doce así, hasta que me dejaron por imposible.
El último día, entré en la iglesia. Me senté en la primera fila, relajada, chuleta y con una sonrisa socarrona (socabrona según una amiga) en la cara. Estoy segura de que Eduardo, el cura, tuvo que hacer esfuerzos para no lanzarme el copón a la cabeza.

¿Por qué esa actitud? ¿Chulería? Es posible. Para mí no deja de ser otra forma de defensa cuando no entiendo o me duele algo. Me resultó curioso en su momento, y me lo sigue resultando ahora, que nadie se me acercara a preguntarme porque no quería asistir a misa cuando sabían que había sido monaguillo hasta poco tiempo atrás. Simplemente se me consideró una atea rebelde.

No sé. Supongo que es más sencillo imponer, que tratar de hablar, razonar o tratar de entender.

martes, 6 de octubre de 2009

IV Foro de Empleo de las 3 Universidades

Hoy he recibido en mi correo electrónico información sobre el IV Foro de Empleo de las 3 Universidades, que tendrá lugar en Ciudad Universitaria del 19 al 22 de Octubre.

¿Qué es? Pues un punto de encuentro entre estudiantes universitarios de últimos cursos o recién licenciados con diversas empresas, que ofertarán puestos de trabajo.

Si alguno está interesado, la web es www.foro3u.com. Quizás tenga suerte y encuentre una opción con la que reorientar su futuro profesional. Y si no, pues se da un paseo.

lunes, 5 de octubre de 2009

Papeles viejos

Trasteando en el ordenador, he encontrado un documento de hace un par de años. Una amiga, sabiendo que me gusta cocinar, me pidió que le ayudara a idear una cena, buena, bonita y barata. Yo lo hice y me reí un montón.

Aquí tenéis las recetas, que no son nada del otro jueves. Fran, sé que el postre te apasionaría.

Primer plato: Ensalada de brotes con bacon, queso de cabra y vinagreta de miel y naranja.
Ingredientes para 6 personas: 2 bolsas de ensalada de brotes (si no hay, una ensalada gourmet por ejemplo), 150 grs de bacon ahumado en lonchas, 2 quesos de cabra tipo soignon en rulo (de los que pesan unos 200 grs cada uno), zumo de naranja, vinagre de jerez, aceite de oliva, miel. Opcional: pipas de girasol y calabaza peladas.
Preparación:
Cortas el bacon en trocitos y los salteas en una sartén sin nada de aceite, hasta que queden doraditos. Reservar al calor (mételos en el horno del pavo).
Cortas el rulo de cabra en porciones (2-3 por cabeza, dependiendo de como seáis de queseros). Calientas una sartén bien caliente y pones el queso a fuego vivo, para que se forme una costrita algo crujiente y retiras.
Para la vinagreta, mezcla tres cucharadas de zumo de naranja, dos cucharaditas de miel, dos cucharadas de vinagre de jerez (o normal, pero que no sea de módena, que si no, dice muy dulce. También está muy rico si añades lima) y seis de aceite de oliva. Todo bien emulsionado. Puedes añadir un poco de ralladura de naranja, que resalta el sabor.
Aliñas la ensalada con la vinagreta. En cada plato pones, ensalada, "espolvoreas" con bacon y las porciones de queso de cabra. Si añades unas pipas peladas con sal, dan un puntito crujiente y muy rico.

Segundo plato: Rollo de pavo a la pimienta con salsa de naranja y salteado de persimon

Ingredientes para 6 personas: 1 pechuga de pavo hermosa (o dos canijas), pimienta negra en grano (si puedes conseguir pimienta rosa en grano, queda muy bien, pero es más cara), 2 naranjas, 1 litro y medio de caldo de ave, sal.
Para el salteado: 1 paquete de rúcula, 1 paquete de espinacas frescas, un manojo de ajos tiernos, 3 kakis "persimon", aceite de oliva.
Opción: arroz basmati cocido
Preparación: Pide al pollero que te abra la pechuga en libro. Extiéndela en la mesa, sazónala y añade la pimienta ligeramente machacada. Lava bien las naranjas y ralla la cáscara. Espolvorea la carne con la ralladura y enróllala formando un rulo bien apretado (atálo con cordón de cocina). Pon en una fuente de horno algo honda, que lleva líquido. Precalienta el horno a 180º y lleva el caldo a ebulliición. Riega el pavo con el caldo y el zumo de una naranja (la otra, para la ensalada y de aperitivo para la cocinera). Cubre con papel de aluminio y hornea unos 45 minutos.
Trocea los ajos tiernos y póchalos en una sartén con un poco de aceite. Añade el persimon pelado y cortado en dados. Cuando el kaki esté tierno, añade la rúcula y las espinacas. Cocina un par de minutos y reserva. Yo echo unos 15 grs de rúcula y unos 20 de espinacas por cabeza. Lo que te sobre puedes añadirselo a la ensalada del primero (si te gusta) o con las espinacas, hacerte una tortillita.
Montaje: Cuando la carne se enfríe un poco, corta en rodajas finas. Napa bien con la salsa y acompaña del salteado. Si la salsa ves que te queda muy líquida, puedes espesarla con un poco de maizena, aunque yo prefiero reducirla un poco a fuego vivo.

Postre: Coulant de chocolate con helado de vainilla.
Ingredientes: 250 grs de chocolate para postres al 70% de cacao, 250 gramos de mantequilla en pomada, 110 grs de harina de repostería, 150 grs de azúcar, 5 huevos, 1 yema, cacao en polvo, moldes de flan pequeñitos.
Preparación: En un bol, añadir la mantequilla blanda y mezclar bien con el azúcar y la harina hasta obtener una masa homogénea. Después, añadir uno a uno los huevos sin dejar de remover bien. Añadir también la yema. Derretir el chocolate en el microondas o al baño María cuidando de que no se queme y añadirlo a la masa anterior, mezclando bien.
Se untan los moldes con mantequilla y se añade cacao en polvo (así se saca más fácilmente). Se añade la masa. Se precalienta el horno a 180º y se meten las flaneras 8 minutos. Se desmoldan con cuidado y se sirven bien calientes acompañadas de una quenelle de helado de vainilla y opcionalmente, de unas grosellas.

Espero que os guste.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

De vuelta a clase (figurativamente)

No ha pasado ni un mes desde que tuve los exámenes de septiembre. Aún no he podido coger vacaciones del trabajo, y no sé si podré cogerlas próximamente. Pero poco importa.

Aunque más relajadamente, he vuelto a la rutina de estudio, pues mañana empieza oficialmente el curso en la UNED. A pesar del cansancio, sigo sintiendo la misma emoción y curiosidad que hace años y que no debí haber adormecido nunca.

A ver si este año se da mejor que el curso anterior. Aunque no me puedo quejar, que saqué hasta alguna matrícula de honor.

martes, 29 de septiembre de 2009

Batiburrillo

Hace no mucho, alguien me dijo que yo era muy inteligente, pero que peco de ingenua al creer que las personas con las que interactúo también son inteligentes. Un par de días después, otra persona me volvió a llamar ingenua, porque espero de los demás una nobleza de carácter que no siempre tienen. Otra persona dice que hay candor en mi mirada.

Hace unos años, medio broma, medio en serio, dos personas que supuestamente me conocían y me querían dijeron que yo era una persona orgullosa, cabezota y rencorosa.
Cierto es que cabezota y orgullosa lo puedo ser en exceso en muchas ocasiones, pero nunca he sido una persona rencorosa. Al menos, no con otros. Creo que el problema estriba en que tengo muy buena memoria y no olvido las cosas, pero eso no es rencor. Si tengo un problema con alguien y se soluciona, lo archivo y paso página. Si no se soluciona y hubo cariño, me siento dolida, pero no siento rencor por esa pesona. Y si no hubo cariño, ni dolor ni rencor ni gaitas. Sólo indiferencia.

Estos días de conflicto, he pensado en esto. Y en el odio. A veces puede parecer que no, porque soy algo chula y cafre, pero no me gustan ni los conflictos ni la violencia. Me asquean, aunque haya una parte animal que se quede contemplando.

Hace no mucho hablaba con Fran del odio. Me preguntó si odiaba a alguien y le dije que no. En su momento odié profundamente a una persona por el daño que me hizo y cuyas consecuencias sigo pagando, pero el odio, como el Amor, exige que se alimente, que se cuide. Y alimentar ese odio, hacía que yo me agostase. Así que se me murió.

En alguna ocasión me he dejado llevar por el miedo transformado en odio y violencia. Procuro perdonármelo, pero por más que hayan pasado los años, aún me cuesta y se me pone un nudo en el estómago.
Cuando vuelvo a encontrarme en una situación similar de conflicto y violencia, física o verbal, afloran esos recuerdos. Quizás por eso es mi "nobleza de carácter" o el "fair play". Porque no quiero tener que perdonarme más cosas.

Esta mañana, una de las personas con las que he tenido el conflicto y que supuestamente se ha solucionado, me ha atacado. Mi primera reacción ha sido la sorpresa. Si está solucionado, está solucionado, ¿no?
Después, me he parado a pensar y ha llegado el entendimiento. Está dolido y desconfía. Se defiende.
Ahora, siento tristeza. Porque aunque a mí me puede hacer daño que me ataque, sólo se hará daño a sí mismo. Somos la primera víctima de nuestro odio y me apena que alguien a quién aprecio, esté así. Y que yo haya tenido algo que ver.