miércoles, 4 de septiembre de 2013

n+ (ya he perdido la cuenta) ida de olla

Debería de sentir rencor. De hecho, eso es lo que quería sentir y hacerte ver mi desprecio cuando charlara contigo.
Te aprovechaste de mí, me hiciste daño y he estado un tiempo lamiéndome las heridas, recomponiendo parte de mi confianza en mí misma. Pero ha sido verte y nada de lo que tenía previsto sentir, de lo que quería sentir para poder sobrellevarlo mejor, ha surgido.
Y me he dado cuenta de que no necesito ese rencor, que sólo me debilita y no me ayuda en nada. Supongo que ya me flagelé bastante por mi mala elección y analicé una y otra vez lo que hice/no hice, dije/no dije en busca de una responsabilidad, que como casi siempre, iba a achacarme a mí misma. Pero hoy me di cuenta de que no.
¡Que qué coño! Hice lo que pude y traté de brindar mi cariño y apoyo, a veces erroneámente, a quien no lo quería y que contestó con mamporros a esa entrega. Pues nada, ¡qué te vaya bonito! Yo no sé como me irá. Volveré a cometer algunos errores, me volveré a caer y levantar y a veces, tendré ganas de mandar todo a hacer puñetas, reiré, lloraré... Vamos, lo que viene siendo vivir.
Pero tengo una cosa clara: cada día que pasa, ya no peleo tanto con el reflejo del espejo. Nos vamos aceptando y nos sonreímos cada día más.