sábado, 7 de marzo de 2009

Coincidencias

Un vuelo como los cientos de vuelos que salen y llegan a diario a Barajas. El mío, con destino a Lisboa.

He llegado con tiempo y después de mirar en el móvil el correo electrónico y navegar por la red un rato, me dedico a observar mi entorno. Me encantan los aeropuertos. Son un gran teatro, en el que observo y sueño. El día menos pensado, hasta aplaudo y grito un "¡Bravo!".
En su mayoría, me rodean hombres de negocios que regresan a casa o que viajan a Lisboa buscando una oportunidad de tirar adelante en esta crisis que nos atosiga a casi todos. Detrás de mí está sentada una pareja a la que oigo charlar sobre todo lo que van a ver en esta mini escapada romántica ("No olvidéis Sintra" pienso); un poco más allá, frente a mí, una pareja de ancianos, ambos de cabellos cenicientos, que comparten confidencias en voz baja; a su lado, un moreno...¡ay, madre, ese moreno!; una mujer algo más joven que yo escucha distraída música; una niña de pocos años corre rodeando la bancada dónde estamos sentados, ignorando los llamados de su madre...

Entonces lo veo aparecer. ¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿18? ¿19 años? Por ahí andará. Uno de mis profesores del instituto. Apenas me dió clases, pues estuvo gran parte del curso de baja, pero aún así, lo recuerdo. Como para olvidarlo...En su breve reincorporación, se dedicó a "amargarnos" la existencia. O al menos, eso pensaba en su momento.
Ahora recuerdo una de sus clases y la pregunta que, escogiéndome entre mis compañeros, me hizo y con la que una amiga estuvo haciendo coñas a mi costa.
"Al profe le mola Silvia...". Comentario que a mí me causaba horror, porque me producía repelús (claro que si hubiera sido su colega de departamento...¡Cómo me gustaba!).
La pregunta en cuestión, sin saber muy bien a que vino, fue ¿Qué es el Amor?. Si ahora me resultaría difícil, por no decir casi imposible, concretar en palabras lo que yo creo y siento que es, no os quiero contar en su momento...

Como no tengo ganas de rememorar, ignoro al recién llegado y vuelvo a lo mío, observar. ¡Ja!. La chica rum-rum se ha hecho con el control y tiene un aliado en el azar. Al subir al avión, descubro que mi excelso profesor es mi compañero de fila. Bueno, no hay problema. No me recordará y como siempre, me quedaré dormida antes de despegar.
Tururú.

Resulta que conozco al sobrecargo. Un chico de mi barrio al que llevaba sin ver, al menos, seis años y que ignoraba que trabajara la compañía aérea. Y que además, casualmente, era buen amigo del primer chico que me gustó (y de mis primeras, que no últimas, calabazas) y que hace que recuerde tiempos y relaciones pasadas.
Antes del despegue, charlo un rato con este chico, esa charla intrascendente que se tiene cuando te reencuentras con alguien de tu pasado. Como si un par de minutos pudieran resolver tanta vida...
Y después del despegue y de cumplir con sus obligaciones, vuelve para invitarme a tomar algo y seguir con la conversación con lo que despido a mi siesta. Mencionamos el barrio, la curiosidad de mi vecino de pasillo se despierta, nos pregunta y al final, acaba reconociéndome. Y hasta recuerda la dichosa pregunta.
¿Ya logró averiguar lo que es el Amor? me dice antes de despedirse. Yo le respondo que lo averigüé, aunque aún no sé explicarlo con palabras. Yo me quedo algo desconcertada con su reacción a mi respuesta. Una breve carcajada. "Siempre lo supo, aunque no lo creyera. Tenga fe". Ante esa respuesta, soy yo la que suelta una carcajada. Sé que es una forma de defensa, para no verme tan vulnerable al verme "descubierta". "Tendría que haberme llamado Paula. O Tomasa" contesto.

Mientras salgo del avión, miro mi reflejo desdibujado en una de las ventanillas. ¿Tan transparente soy? Parece ser que sí.

Las maletas dan vueltas en la cinta. Empieza un murmullo de conversaciones en los móviles recién encendidos. Pero no me importa demasiado, pues aunque rodeada de gente, estoy muy lejos de ese lugar, pensando.

Me temo que este viaje tendrá una pátina de saúdade...

11 comentarios:

Turulato dijo...

Pues si. Estoy de acuerdo. Hay vitalidades que no pueden explicarse, solo vivirse.
Se que es tu caso.

Fran dijo...

Con lo que más alucino no es con tus coincidencias, sino que siendo tan observadora como eres, no te fijes en lo evidente de ti misma.
Disfruta del mar, mientras otros nos volvemos a la cama a moquear.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Un poco malo. Estoy seguro que lo puedes hacer mejor.
Tu troll.

Blas de Lezo dijo...

Creo que aquél antiguo docente llevaba algo de razón en que ya lo sabías. Pero también creo que no tenía mérito su descubrimiento, pues estoy seguro que todos conocemos y sabemos lo que es el Amor.
Otra cosa es que ocurre como en los mundos que son todos redondos pero si profundizas no hay uno igual; pues en el amor mientras no profundices pasa lo mismo, que son parecidos y en cuanto clavas la pala del saber en su superficie encuentras que todos son diferentes.

Al menos fue un trayecto corto; cuando despegues con rumbo a cualquier ciudad asíatica mira primero alrededor por si has de cambiar el billete.

Un beso aéreo

Fran dijo...

¡Vaya por Dios! Tenemos un troll, que espero que no sea el mismo de siempre.
Si al menos se identificaran y no recurrieran al anonimato, sabría dirigirme con propiedad a ellos.

Turulato dijo...

Creo que lo que les pasa a muchos anónimos es que saben y sienten con claridad que son unos don nadie. Y no pueden soportarlo. Así que se inventan como fantasmas sin contenido.

Anónimo dijo...

Fran: La mejor medicina contra los trolls es ignorarlos como el que oye llover y por supuesto no dirigirse a ellos.

Turulato... ergo ¿tú eres alguien?

..se inventan como fantasmas sin contenido... ¿¡!?

;-)
Otro troll

Turulato dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Turulato dijo...

No dudes que si. Con absoluta y total seguridad. Por contra, debe ser muy triste sentir, como pareces afirmar, que no eres nadie.
No se. Empiezo a comprender tu anonimato. Si sientes que solo eres vacío, haces bien en ser solo un triste juego de palabras que solo tú crees someramente inteligentes.
Así que, en consecuencia y ya que careces de entidad, por mi parte aquí se acaba el asunto.

Silvia dijo...

Turu, estoy segura de que en tu caso, también es así.

Fran, hasta yo alucino con algunas de mis coincidencias. ¿Qué posibilidad hay de encontrarse con tres personas en tres sitios diferentes, distantes en cientos de kilómetros entre sí y en distintos días? En mi caso, altísima. Vamos, que ni me estuvieran siguiendo...

Blas, fíjate que yo no creo que todos sepamos lo que es el Amor. Si llamamos Amor a un arrebato romántico, pues es posible. Pero Amor, lo que se dice Amor, creo que algunos lo ignoran completamente.

Un abrazo

Silvia dijo...

Al troll
Si eres quien creo, seguramente habrás leído "El hobbit". Lo que no tengo muy claro es que lo hayas entendido.
No te ofendas, que sólo constato un hecho y no hay acritud en mis palabras, pero los trolls no tienen fama de ser muy inteligentes y sí de ser envidiosos, ávaros y bastante estúpidos. En tu caso, la fama es merecida, pero es lo que tiene ser un troll, ¿no?.

Pues bien, en la novela, hay un encuentro de Bilbo con algunos de tus congéneres. ¿Recuerdas cómo acaba? Con ellos convertidos en piedra.
Y es que tanto dar vueltas a lo que no fue, ni es, ni será, hace que a uno le pille el amanecer y se convierta en una grotesca estatua de piedra, mientras lo demás siguen su camino.

Aquí no eres bienvenido, así que te agradecería que no regresaras.