lunes, 4 de julio de 2011

Hospital

Llevo unos días intentando escribir sobre mi reciente estancia en el hospital, pero después del alta, toca reajustarse a la realidad.

Todo ha ido muy rápido. Una semana antes de mi ingreso, me habían dicho que seguramente me operarían en septiembre u octubre. Presenté una reclamación y no sé si fue esa la causa, pero me llamaron el lunes, para ingresar el martes y operarme el miércoles.

En estos meses que he estado esperando, cada vez que pensaba en la operación, se me ocurría el peor de los escenarios posibles. Vamos, me ha faltado pensar que me contagiaban el Ébola. Pero fue llegar al hospital y todo el nerviosismo desaparecer. Tanto, que me quedé dormida la noche antes de la operación antes de que me trajeran el Lexatín.

Del quirófano, poco recuerdo. Que hacia frío y que para calmarme a mí misma, recurrí a algo que siempre me suele funcionar: el humor. Y me acordé de esta película.



Mi último pensamiento antes de caer dormida, fue que yo quería mi máquina que hiciera "ping". Y en los momentos de consciencia en reanimación, incluso me reí a carcajadas porque había un montón de máquinas que hacían ping.

La recuperación, salvo por un episodio de anemia, ha ido sobre ruedas. No he tenido dolores y no soy de quejarme y como pude levantarme enseguida, no se me ha hecho muy pesado. Entre los paseos, el Caralibro, los mensajes de personas a las que les imposta, cosas del trabajo, las lecturas y el estudio...

Y las visitas. Si comparamos con mi última compañera, a la que ha visitado todo el pueblo, he recibido pocas. Mi familia (incluidos mis sobrinos, que estuvieron en el vestíbulo y a los que ví unos minutos), amigas y amigos y algunas sorpresas como la visita de mi amiga Mariví que vino ex-profeso desde Ávila o el socio que se presentó el domingo con la familia. ¡Qué bien lo pasamos! Aunque al principio su niño se asustó al ver la vía que tenía puesta en la yugular, luego nos reímos bastante.

He tenido tiempo también para observar a otros. Y a mí misma.
Muchas mañanas iba a echar un ratillo con Avelina, una mujer mayor a la que entre semana no visitaba nadie. Si podía, la sacaba a pasear un ratillo y si no, escuchaba sus historias o le leía una revista del corazón que tenía, porque no veía muy bien. Tenía fama de quejica entre las enfermeras, pero era más bien soledad que dolores físicos.
Aunque mi objeto de estudio externo favorito era un tipo, bastante cretino, llamado Martín Vladimir y que estaba en la habitación frente a la mía. Reconozco que me cayó mal desde el primer día y tras un par de incidentes que presencié con las enfermeras y con la supervisora de planta (incidente en el que me costó mucho no acercarme a él y darle dos guantazos bien dados) mi valoración de él no mejoró. Un listillo prepotente que iba de abusón por la vida (cuidadín, que era periodista de investigación... ¡¡Menuda chorrada!!)

Respecto a mí, he tenido mucho tiempo para pensar. En todos los cambios que la operación va a provocar y en los que estos últimos años, se han producido en mí; en las cosas realmente importantes y en las personas que quiero que sigan formando parte de mi vida o no. Aún queda trabajo por hacer para acercarme a la clase de persona que quiero ser, pero piano, piano... Además, no estoy tan mal (y el físico no tiene nada que ver en esto).

En fin, ha sido el principio de un cambio muy importante en mi vida, pero que afronto con todo el optimismo y todas las energías de las que soy capaz de disponer.

8 comentarios:

Fran dijo...

¡Qué alegría nos dio verte! Con un aspecto estupendo, llena de energía, que ibas a todo trapo por el pasillo caminando, con tus zuecos azules.¡Y un huevo andabas como las muñecas de Famosa! A no ser que fuera como las muñecas de Famosa espídicas.

No hagas mucho el cafre que nos conocemos y tienes que cuidarte. ¿Cómo llevas el brazo?

Un abrazo enorme mío y de toda la familia

Fran dijo...

Por cierto, que sólo a ti se te ocurre bajar a quirófano y pensar en una película de los Monty Python...

Turulato dijo...

Aquí no hay "me gusta", pero si en algún momento es apropiado es en este comentario

Fran dijo...

¿En mi comentario o en el artículo de Silvia?

He olvidado contar algo. Cuando llegué a su habitación, me encontré a Silvia levantada, pero no como a cualquier otro enfermo. La habían operado cuatro días antes y el día anterior estaba con una trasfusión por la anemia y llego y me la encuentro agarrada a la percha con el suero, los auriculares puestos y canturreando y bailando.

Blas de Lezo dijo...

Hace mucho que no pasaba por este puerto de abrigo. Solo deseo que ese cambio vital por los motivos que fueran te de las alas para seguir viendo la vida aun mejor si eso es posible.
Un abrazo

Silvia dijo...

Fran, es que cierta musiquilla tiene ritmo y no hay quién se resista.
El brazo va mucho mejor a base de ponerme hielo encima. Me mandaron antibiótico pero tiene bastanteS contraindicaciones con el sistema digestivo, así que no lo estoy tomando (lo sabe el médico). Al menor síntoma de fiebre, al hospital y listo.
Por lo demás, todo genial. La tensión y el azúcar de libro, se me caen los pantalones y me encuentro con bastantes energías. Hoy he visto en el Caralibro una foto reciente mía y me he mirado al espejo y el cambio se nota bastante.

Blas, encantada de que vuelvas por este puerto.

Besos a todos

Anónimo dijo...

Hola superSilvia !!
Qué bien que estés de vuelta y con los pantalones bajados !!
Siempre es mejor eso que con una bata que te deja el culo al aire,te digo como Fran ,que te voy conociendo ,no seas brutica y cuídate mucho !!
Besazos.

Poledra dijo...

Hombre, has vuelto!!!

Me alegro que toda saliera bien, guapa. :-)

Un abrazo enorme.