martes, 9 de agosto de 2011

Noche de insomnio

Apenas he dormido nada esta noche. Toda la noche sentada en la cama, dándole vueltas a diversos acontecimientos de estos días. Llevaba casi dos meses durmiendo como un bebé y había perdido la costumbre de una noche en vela.

Ayer tuve un par de conversaciones no sé si interesantes o no, pero que me tuvieron cavilando.

En la primera, ejercí de paño de lágrimas y se puede resumir en lo que he puesto en el Caralibro: Y entonces llega un día en el que te miras en el espejo y todo rastro de esa inocencia que tenías parece haberse esfumado y ves más sombras que luces; que los brillos de tus ojos no son por alegría sino por lágrimas. Si eso es hacerse mayor, menuda puta mierda.

Me hubiera gustado dar un poco más de consuelo y de alivio a mi interlocutor, pero muchas veces me siento torpe haciéndolo, pues soy más de exigir que de calmar. Ahí me siento como esa persona fría, el "cubito de hielo" que algunos dicen que soy. Quizás. O quizás es que lo que a mí me calma, como puede ser el simple hecho de estar ahí, de un abrazo o una mano sobre mi mano, a otros les resulta insuficientes si no se llena de parloteo y de buen rollito.

La otra conversación...
No sé porque les llamo conversaciones cuando apenas abrí el pico. Y en ésta, más a propósito. La persona contra la que quería descargar mi bilis no estaba presente y aunque lo hubiera estado, me dí mi palabra a mi misma de que no iba a hacerlo. No porque crea que esa persona se merezca mi templanza, más bien todo lo contrario, sino porque haría daño a personas a las que quiero y que, para su desgracia, también quieren a esa persona. Y es que la verdad duele demasiado la mayoría de las ocasiones...
Así que volví a ejercer de paño de lágrimas en silencio, tragándome mi bilis y sus lágrimas, mientras apretaba los puños de rabia.

Pero es que ahora eso de tragar y zampar yo lo llevo fatal y por eso, el insomnio.
Rebullía en la cama como un toro en los corrales a punto de salir a la plaza. Me levanté, bebí agua, puse la tele, música, intenté leer... Nada.
Todo en lo que pensaba no tenía que ver precisamente con la paz de espíritu y sí con el deseo de sacar toda esa bilis y ser cruel con algunas personas. Tal y como ellas, de un modo más sútil, lo están siendo con personas a las que quiero. Pero no lo hice. Me odio demasiado a mí misma cuando dejo salir esa bilis-odio y luego me cuesta mucho perdonármelo.

Así que toda la noche la he dedicado a un ejercicio de reconciliarme conmigo misma y tratar de ignorar esa sensación de odio. Me ha costado casi toda la noche, pero al fin, encontré varios momentos de respiro. Una lectura que me reconcilió con el mundo. Ésta. Tras la primera lectura, decidí aparcarla y no empozoñarla con mi visión del mundo en ese momento, pues era algo demasiado bello.
Más tarde, buscando un libro, ví el avión rojo que me dibujó Félix en la estantería. Y mi barco de papel que me hizo Ainhoa cuando estaba en el hospital y que era mi pertenencia más preciada durante mi estancia. Al poco, sonreí y releí el episodio de ternura.

Siempre dije que lo que verdaderamente me calma, son los niños y la necesidad de preservar su inocencia.

3 comentarios:

Turulato dijo...

Buenos días Cubito de Hielo. Soy Masa de Hielo. Y ambos nombres son mentira. Apoyar a quien sufre no es parlotear sin medida, aunque muchísimas personas lo asimilen al simple desahogo, que es cuestión distinta.

Apoyar suele ser en la mayoría de los casos transmitir al otro algo tan simple como "tú mismo"; es decir, imbuir que lo que necesita quien sufre es dejar de quejarse, ponerse en pie, asumir lo que le pasa y seguir adelante.

Pero percibo que estamos en una sociedad infantil -la del Primer Mundo al menos-, en la que sus miembros han sido sumergidos de tal modo en la Masa que son incapaces de ejercer como individuos -aunque se crean lo contrario- y no reaccionan, limitándose a gemir y a esperar ayudas externas.

Así que tampoco te critiques demasiado, que ayudar a otro es tanto estar a su lado como que este actúe por si mismo. O sea, cosa de dos y no de uno solo que se eche a las espaldas todo el peso, que además no es exactamente suyo

currinche dijo...

Ay Silvia ,cómo te admiro por tu prudencia y control !!!Aunque luego te lo tragues tú y tengas que digerirlo sola,a veces hay que hacerlo aunque cueste muchísimo ,pero es tan difícil!!!
La lectura que recomiendas es preciosa y te reconcilia con el mundo, a mí también me enterneció ...
Un beso.MER.

Claudia Padilla dijo...

El insomnio es fatal, a veces es un trastorno para dormir que tiene un claro origen genético. Otras veces es por estrés. Hay, por supuesto, otros remedios caseros para el insomnio, tales como tomar leche caliente, escuchar música suave, probar con algunos ejercicios para el alivio de la tensión como la respiración profunda, la meditación, el yoga o el tai-chi. En muchas ocasiones es el estrés el culpable de que la gente no pueda dormir, así que un gran remedio casero para el insomnio será cualquier cosa que alivie la tensión. Mi hermana le ha recomendado uno que tuvo a su alcance, gracias a su novio. Lo mejor que son eficaces y sin rebrote, y dejo por siempre las pastillas que más bien la deprimían, chequea el sitio donde explican la mejor manera de no tener insomnio, es en http://www.remediemos.com/salud10.htm de verdad inténtalo!!!, es real y efectivo.