miércoles, 28 de septiembre de 2011

Marmota

En el anterior apunte, comentaba que Olga, una de los niños, me dejaba dormir un poquito más por las mañanas, algo que agradecía enormemente. Y que contribuyó a cimentar mi fama como la marmotilla del pasillo.

Y es que me he dado cuenta de que dormir es mi particular remedio para todo.
¿Qué me aburro? Duermo.
¿Tengo hambre y no puedo comer? Duermo.
¿Estoy triste? ¡¡¡A la cama!!!
¿De mala leche? A los brazos de Morfeo.
Hasta se me pasaban las borracheras con una siestecita de media hora...
Creo que es mi forma de parar el mundo, apearme y reiniciarme a mí misma.

Pues en el hospital, me apeaba a menudo del mundo. Dormir toda la noche del tirón era una utopía. Primero fueron las fiebres, pero luego las náuseas, el levantarse constantemente al baño por los sueros y la máquina de la parenteral, que había noches que pitaba constantemente, los ronquidos de mi compañera...
Así que cuando me desveleaba en mitad de la noche, me ponía el mp3 y a escuchar música. Bueno y a hacer que cantaba, que más de una noche y dos me han pillado las auxiliares con "mis conciertos".

Hoy he escuchado en las noticias que uno de los síntomas de la ansiedad es la falta de sueño.
¿Se me estará quitando la ansiedad?

2 comentarios:

Turulato dijo...

¡Hombre o mujer!. En principio lo que se está quitando es el sueño y eso suele significar que tu cuerpo no consume tanto y no precisa reponer.

Fran dijo...

O sea, que además de los aviones, los hospitales tienen un efecto somnífero en ti.
Me alegro. Y si se te quita la ansiedad, mucho más.