Creando problemas (conversación y pensamiento II)
- Te quiero.
- [Ya estamos...]
Comenzó a besar sus labios, atrapándolos entre los suyos, mimándolos. Quizás así se dedicara a disfrutar del momento y la conversación cesara en ese instante. Al romper el beso, se quedaron abrazados, mejilla con mejilla.
- Para mí eres muy importante y te quiero mucho.
- Mmmhh - asintió con la cabeza y empezó a dar besos suaves en el rostro, apenas rozando con los labios.
- ¿Tú me quieres?
- Mmhhh. [¿Pero por qué no se callará?]
- ¿Eso es un sí o un no?
- ¿Sabes que tienes un cuello muy atrayente? [A ver si se centra y se deja mimar...]
- Anda, contéstame. Es fácil...
- Déjame seguir con tu cuello. Un beso por aquí, otro por allá... [Y una mierda fácil]
- Para. Me haces cosquillas y no me has contestado.
- Me gustas mucho. ["Genial". Veo movida en un futuro próximo]
- ¿Pero me quieres?
- ["Estupendo". Pregunta trampa. Conteste lo que conteste, jodido la hemos]
- ¿Tienes que pensarlo?
- Cariño, déjalo estar. No le des más vueltas y sigamos disfrutando juntos.
- No. QUIERO SABERLO.
- No seas así y no te mosquees... [El futuro próximo acaba de llegar]
- Pues contesta. Te acabo de decir que te quiero y sólo recibo evasivas como respuestas.
- Me gustas mucho. Estamos a gusto juntos... [Y no entiendo a que viene ahora esto.]
- ¿Pero?
- Estamos conociéndonos...
- O sea, que no me quieres.
- A ver, déjame que te explique. [Su mirada...No sé si es daño o cabreo. Hubiera sido más sencillo el haber mentido]
Una de sus manos se acercó para acariciar su mejilla, que se apartó rechazando la caricia.
- ¿Qué me tienes que explicar? Es fácil. Yo te quiero y tú no.
- No seas así, por favor. [Uff] Me halaga que me digas que me quieres, pero nos estamos conociendo. Danos tiempo. [¿Tan extraño resulta?]
- Llevamos juntos casi tres meses, ¿cuánto más necesitas?
- No lo sé. No sé cuantificarlo. Sólo sé que cuando lo sienta realmente, te lo diré. [A lo mejor tendría que haber mentido para evitarnos problemas a los dos.]
- Y si no lo sientes...
- [Ya empezamos con los futuribles...]¿Y si mañana me cae una maceta en la cabeza y me deja en el sitio? Ninguno de los dos sabemos que va a pasar. Tampoco sé si mañana te vas a hartar de mis tonterías o vas a conocer a otra persona que te diga que te quiera...[No sé si me enternece su inseguridad o si me cabrea más este hostigamiento]
- Te acabo de decir que te quiero. No voy a irme con la primera persona con la que me cruce.
- Mira, estoy contigo porque me gustas, porque lo que conozco de ti, se hace querer y porque me gusta la clase de persona que soy a tu lado. Ahora es lo que te puedo ofrecer. [A mí no me parece tan mal como estamos...]
- Sólo dos palabras...
- [¡Y dale] ¿Prefieres palabras vacías de contenido? Porque si es así, te estás haciendo una idea muy equivocada de la persona a la que quieres. [Aquí estoy yo. Apagando el fuego con gasolina...]
- Sólo quiero que me demuestres lo que sientes.
- No soy yo quién ha apartado la cara... [Cada vez me acerco más a mi umbral de saturación...]
- Fue en un momento de cabreo.
- No lo entiendo. Si no quisiera estar contigo, no estaría. Pensé que entenderías que necesito tiempo, para mí eso es lo normal. [¿Por qué siento que estamos cada uno en una punta del planeta?].
- Sólo quería saber que esto iba bien.
- Y va bien...[o eso parecía]. Anda, déjalo. Ha sido una tontería y no vamos a llegar a ninguna parte.
- ¿Te has cabreado?
- ¿Cómo me voy a cabrear porque me digas que me quieres? [Con el interrogatorio posterior, ha faltado, poquito, poquito...] . Tienes unas cosas. [La verdad es que tiene su punto tierno...].
- ¿Me das un beso?
- No sé yo...Como antes parecía que no querías mimos. [¡Qué cara se le ha quedado! Me portaré bien...] Anda, ven aquí. Pensé que no íbamos a llegar a esta parte nunca...
5 comentarios:
¡Cómo sois las mujeres con las dichosas preguntas-trampa! Me recuerda a una viñeta que ví de dos peces hace tiempo...(Todas a la vez a collejearme no, que estoy estudiando).
Tú has sido muy tuya y no has indicado el sexo de los que charlan. Y conociéndote, creo que me va a tocar merendarme el primer párrafo...
¡Es tan claro que no se que decir!. Solo una mentalidad infantil exige todo o nada. Y es que los niños saben jugar, pues viven jugando.
No, Fran, me niego a creer que somos siempre las mujeres así, las de las pregunta-trampa.
La de los pensamientos, porque he vivido algo parecido en varias ocasiones, era yo. "La cubito de hielo". ¡Y una leche!.
Turulato, es que no es cuestión de exigir, aunque todos nos sintamos tentados a hacerlo en algún momento. A todos nos gusta que nos correspondan, pero no sé...Es como hacer un regalo de cumpleaños y adjuntar la factura para que nos regalen algo del mismo importe. Para mí, hace que pierda valor.
Sabía yo que la colleja me la llevaba. Pero has de reconocerme que es más normal que ese rol lo adapten las féminas, tradicionalmente más sentimentales, que no nosotros.
Se que no se trata de exigir, sino de desear compartir y disfrutar con el otro.
Se que se trata de no forzar los sentires, sino de permitirles que broten; o que se agosten.
Lo que quise decir, y no a ti, es que en tanto busquemos seguridades y estabilidad antes que dicha, poco sabremos del asunto del querer.
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