sábado, 12 de febrero de 2011

Reunión de trabajo

A los diez minutos de hablar, sabía que esa relación no llegaría a ningún lado, pero había algo... Aunque mi cabeza me dijera "Corre, aléjate. Pasa y vete a hablar con Gutiérrez", sólo podía pensar en lo que sería arrancar su ropa y ponernos a follar como posesos en medio de la reunión. Era algo totalmente animal, carnal, porque ni siquiera tenía ese atractivo que te seduce. Es más, era bastante gilipollas. Pero sí, ¿qué pasa? Yo también pienso con las gónadas a veces.

No fue en mitad de la reunión, lo que hubiera sido francamente divertido. Sobre esa mesa color caoba, con los botones saltando por los aires, ante la mirada atónita de los jefes y compañeros, con mis manos agarrando con fuerza su piel mientras pegábamos un polvo digno de las noches de viernes en Canal +. Quizás alguno de los presentes se animara a unirse a la fiesta.
Pero no. Tuvimos que esperar un par de horas más de reunión y sin público. Todo comenzó con un inocente "Si quieres, puedo acercarte con el coche hasta la estación". No llegamos a salir del garaje. Dos segundos después de montar en el coche, estábamos comiéndonos la boca. Al minuto, subíamos a la recepción del hotel dónde habíamos estado reunidos para pedir una habitación.

Jodimos como animales, hasta que la habitación se llenó de ese olor a sexo que pone cachonda hasta a una momia. Nos dejábamos caer sudando sobre la cama, agotados, con las piernas temblando y descansábamos para estar al rato otra vez, usando todo nuestro cuerpo para follarnos. Y es que, ¿para que mentir?. Su conversación era tan insustancial y aburrida que prefería tener su lengua en mi entrepierna.

Un oportuno SMS me evitó tener que pasar el resto de la noche en su compañía. Porque la edad no perdona y no sé si aguantaría toda la santa noche polvo tras polvo y diez minutos más de conversación era un castigo que no iba a soportar. Además, ¡qué coño!, nunca he entendido esa cortesía de pasar la noche, después de haber follado, con alguien que no te interesa más que para el sexo. Ya os habéis satisfecho, pues cada uno a su casa y Dios a la de todos. ¡Con lo cómoda que es la cama propia!
Nos despedimos como amigos y con la promesa de repetirlo cualquier día de estos.

Esta mañana he recibido un SMS.

Estoy en la ciudad para nuestra reunión de trabajo. En el mismo sitio que la última, a las cinco. D.

Ahora tengo pareja y soy feliz. Mi vida sexual es bastante buena. Vale, no hemos echado polvos tan espectaculares como aquella noche, pero no está mal. Y es inteligente y me gusta compartir tiempo juntos...

...

...


El número al que llama no puede atenderle en estos momentos. Deje su mensaje después de escuchar la señal. *Ping*
- Cariño, me ha caído el marrón de una reunión de trabajo. Llegaré tarde a casa. Te quiero.

Sí, vale, vuelvo a pensar con las gónadas. ¿Y qué?
Algunas personas no cambiamos nunca.

2 comentarios:

Fran dijo...

Está bien escrito, pero el protagonista me cae mal.

Menudo cambio de tercio. ¿Sucede algo?

Anónimo dijo...

Esas Súbitas pasiones suelen acabar así...