domingo, 15 de julio de 2012

Verde

Me despierto demasiado pronto. La miniescapada a Burgos que tenía que servir como desconexión no ha servido para tanto por un problema con un cliente.
En el baño, antes de ducharme, el espejo me devuelve el reflejo de un rostro apagado y cansado. Después de la ducha revitalizante, un vasito de leche fría y un plátano, me encuentro mucho mejor y salgo a la calle a ver si puedo solucionar un problema que me preocupa. Difícil pues surge de la picaresca de algunos que quieren que les salgan las vacaciones gratis.

Que yo me haya despertado temprano no significa que el resto de la ciudad lo hiciera y no encuentro ningún sitio abierto desde donde conectarme a internet. Podría ir a casa de Raúl pero anoche trasnochamos y seguirá durmiendo. Como tendría que estar haciendo yo...

Paseo un rato más y al final me siento al sol en una de las bancadas de la Plaza Mayor. Dejándome los ojos en la pantalla del móvil, busco lo que tengo que buscar y mando un SMS al cliente. Si no acepta lo que le propongo, empezaré la semana con movidas. Si lo acepta, me tocará "pelearme" con el proveedor. Suceda lo que suceda, discutiré.¡Con lo poco que me gusta!

Quemada, levanto la vista del móvil y veo un edificio rosa, de esos que llamaron tanto la atención de Edmundo d'Amicis cuando visitó la ciudad. Me pregunto porque se dirá la vida de color de rosa cuando ésta te sonríe. A lo de identificar el color verde con la Esperanza le encuentro su lógica pero a lo del rosa...

Con esa duda absurda, el sol dándome en la cara y la brisa ligera alborotándome el flequillo, recuerdo las palabras del compi. Respiro hondo, cierro las pestañas del navegador relacionadas con el trabajo y dejo que el miedo, como dirían las Bene Gesserit, pase a través de mí.

Y al final, sólo estoy yo. Sentada al sol y viendo todo con un tono más verde.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Y ahí fué dónde te quemaste !!

Turulato dijo...

En lugar de comentar tus palabras, voy a decirme a mi mismo alguna verdad, que de vez en cuando viene muy bien.

Tiendo, por no decir que lo hago siempre, a reducir la existencia a la situación concreta que me preocupa. Debería preguntarme si todo lo que tengo es eso y solo eso.

Hace años estaba lejos de mi familia e iba recibiendo noticias sobre el rendimiento escolar de uno de mis hijos; me bloqueé de tal manera y me centré sobre ello de tal modo que en mi mente recreé una situación agobiante.

Gracias a Dios, si gracias a Dios, me decidí a pedir ayuda a alguien que trabajaba conmigo: un psicopedagogo. Se sentó y hablé, y hablé, sin que él hiciese comentario alguno. Cuando paré unos instantes para tomar resuello dijo: "O sea, que todo lo que le preocupa es que su hijo no está sacando buenas notas este curso. ¿Se da cuenta de todas las cosas buenas que tiene ese chaval de 16 años; de todos los problemas terribles que no tiene y que tienen otros?. No limite a estos meses la existencia, sepa dar tiempo al tiempo y esperar. Confíe en él; tiene que crecer y aprender".

Ese chaval está hoy, 16 años más tarde, pendiente de saber si va como Canciller a una de nuestras embajadas...

Fran dijo...

¿Has encontrado explicación a lo del rosa? Y dime la lógica del verde, anda, que no se la veo...