viernes, 20 de abril de 2007

Enésima ida de olla

Como si yo no tuviera bastantes cosas en las que pensar a lo largo del día, hay veces que se me ocurre algo o en una conversación surge un tema y no dejo de darle vueltas en mis ratos libres (que suelen coincidir con mis horas de sueño).

Esta vez todo empezó de la forma más tonta.
El domingo pasado estuve en la exposición Iustitia en la fundación Carlos de Amberes. Disfruté como una enana con el paseo guíado interactivo, pasando por las principales obras de la exposición, discutiendo sobre que nos transmitía cada obra, si éramos capaces de identificar la representación de Justicia en cada caso, etc. (bueno, "discutiendo"...la guía, un señor mayor y yo, que el resto discutió más bien poco). Una de las obras que ví fue este cuadro (la fotografía es malísima) que hizo que recordara inmediatamente este otro de la misma temática, que había visto el dia anterior en el Prado y que me había impresionado.

Después de esto y de una conversación con Turulato sobre "perros verdes", me quedé pensando en el castigo del Diablo, de ahí pasé a la omnisciencia de Dios, mi fe y acabé pensando en la libertad y la responsabilidad.

Creo que la única libertad real que tiene el ser humano es la libertad de elección (alguno puede pensar que es poco y que tenemos más libertades, pero creo que todas se reducen a ésa), cuyo ejercicio nos hace crecer como individuos.
¡Casi ná!. Como decía ese gran filósofo que era el tío Ben Parker en la película Spiderman, "todo poder conlleva una gran responsabilidad". Y no hablo de la responsabilidad que tengas con terceras personas o la que te puedan exigir mediante la ley si tus elecciones no son las correctas, hablo de la que casi siempre se suele obviar: la responsabilidad con uno mismo.

Algunos son toda su vida demasiado cobardes como para observarse fijamente y admitir esa responsabilidad. Apartan la mirada, exteriorizan su responsabilidad en otros y les cargan con ella. Craso error.
Ya no sólo porque el otro se pueda doler y reaccionar en su contra (que suele suceder), sino porque como me dijo alguien más sabio que yo, es mejor llamar al pan, pan y al vino, vino. Y cuánto antes mejor, pues no sabes de cuánto tiempo dispones...

Así podrás tomar las decisiones correctas. O no, que a lo mejor te gusta llevar tu vida de esa manera...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Digamos que por esa comodidad que nos caracteriza (a unos más uqe a otros) primero actuamos y luego pensamos. Es decir, que primero decidimos sin pensar en las consecuencias y después pensamos en elas. Qué bonito.

Pero, no siempre tenemos esa poder de elección, no?

O sí?

Un besiño

Turulato dijo...

¿Es que hay algo más que la libertad de elección?. Fíjate; en el Génesis -que con el Rig Veda es el Libro más antiguo de la Humanidad- todo nuestro futuro se condicionó a una elección. A una elección muy simple.
Y es que vivir es algo muy sencillo: Ir eligiendo entre cosas simples -que no fáciles-.
Lo complejo lo pone nuestro miedo.

Silvia dijo...

Dianora, siempre tenemos ese poder de elección pero en muchas ocasiones solemos elegir engañarnos a nosotros mismos con un "no, pero si esto no lo puedo hacer" y después nos excusamos con un "no, si es que no tenía elección".

Turulato, ese condicionamiento futuro a una elección desafortunada cambió cuando llegó el protagonista de la imagen de Pisa que he colgado en el blog. Ahora es una elección personal de cada uno, sin condicionamientos previos.Y sí, todo es mucho más simple de lo que parece.

Besos

Anónimo dijo...

¿Esa exposición es la misma que me comentaste? ¿En la que dejaste de ser el anónimo número 6 del grupo para ser Silvia?
Tengo que hacerte una pregunta, ¿tú que desayunas últimamente? Porque te veo superactiva mentalmente, con capacidad de recuperación y reguapa y es para desayunar lo mismo.
Besos para ellas, apretones de manos para ellos