Balance
Mecano, en una de sus canciones, decía que con el 31 de diciembre hacemos el balance de lo bueno y malo. Pero yo este año, que ha sido el primero de verdaderas vacaciones navideñas en casi catorce años, he estado muy ocupada durmiendo muchas horas, cocinando, leyendo, nadando en la piscina, paseando y yendóme de vinos por mi tierra adoptiva y me he retrasado un poquito. Así que lo hago ahora.
El año pasado empezó con la reaparición de un fantasma de mi pasado que venía con ganas de dar guerra. Aparición que condicionó buena parte del año y gracias a la cuál, salieron viejos temores y dudas que me bloquearon.
Cuando pasó la tormenta, saqué algo muy positivo. Me dejó muy claro en qué clase de persona no quiero convertirme y que mi vida no la emponzoña el odio.
Por lo demás, la vida fue, con sus alegrías y sus sinsabores.
En las alegrías, los momentos con mi familia (en particular, con mis sobrinos) o mis amigos; las conversaciones, aún en la distancia, con los angelotes; el ver como poco a poco (este año pasado más lentamente de lo esperado) me voy convirtiendo en la clase de persona que quiero ser; el avance en los estudios; el conocer nuevas personas y cosas, las satisfacciones (que sí, que también las da) que me da mi trabajo...Ah, y el anuncio de que esta primavera volveré a ser tía, esta vez de un meoncete.
En los sinsabores, además del ya mencionado, las enfermedades de los míos, que me afectan; la constatación de que una relación que pudo haber sido, ya nunca será; los agobios económicos como consecuencia de la crisis; las dudas que me paralizan; el descubrir ciertas deslealtades o la pérdida de seres queridos.
No sé, todas esas cosillas que conforman mi existencia y que dibujan mi persona (aunque podrían, sobre todo a la altura de la cintura, dibujarme menos).
Si alguien en julio, me hubiera preguntado qué tal estaba siendo el 2.008, le habría contestado que una verdadera mierda. Ahora, con la perspectiva que da el paso del tiempo, que coloca cada cosa en su sitio, puedo afirmar que fue bastante positivo.
Ahora a por el 2.009 (por cierto, feliz año a todos aquellos que lean esta ida de olla).
4 comentarios:
O sea; vida normal, con sus pros y sus contras. La de quien está viva, crece y madura.
Bueno.. No del todo. Eso de bañarse estos días donde yo me se, tiene.. bemoles.
Pues me alegro de tu balance y sobre todo, de tus vacaciones, que ya iba siendo hora.
Turu esta mujer ve una masa grande de agua y hay que sujetarla. Estoy seguro de que si estuviera en San Sebastián estos días, sería a una de las personas que verían bañándose en la playa de la Concha.
¿A qué sí, Silvia?
He de reconocer, que paseando al lado del Arlanzón, se me pasó más de una vez y de dos por la cabeza, pegarme un chapuzón. A pesar de ver las riberas con rastros de las heladas que caían.
Y Fran, ¡cómo me conoces! Cada vez que veo las noticias, me muero de envidia.
De todas formas, vosotros sabéis que existen unas cosas llamadas piscinas cubiertas y climatizadas, ¿no? Si eso parecía un horno...
Si es que...¡¡cómo somos!!.
La piscina sería un horno, pero ¿y en la calle? Y me apuesto algo, y no pierdo, a que ibas con la chaqueta en la mano porque tenías calor y el pelo mojado.
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