viernes, 13 de febrero de 2009

Un día genial para acabar los exámenes

"Tell me why
I don't like Mondays..."

La voz de Geldof rompe el silencio de la madrugada y me arranca de los brazos de Morfeo. Abro un ojo, cojo el móvil y miro la hora. Las 3.33. ¿Pero quién coño me llama a estas horas?
- ¿Sí...?
- Le llamamos de la central de la alarma de su negocio, se ha producido un corte de corriente a las 21.32 y la batería da problemas. ¿Está todo bien?
- ¿Qué? Pues no sé si está todo bien. Yo les pago para que ustedes lo miren y lo solucionen.
- Bien, lo comprobaremos. Buenas noches.
- Adiós, buenas noches.

"Clic".
Vuelvo a apoyar la cabeza en la almohada, dispuesta para seguir mi romance con Morfeo, pero abro los ojos como un búho. ¿Y si ha pasado algo en la oficina?
Mierda, ya estamos. Todos duermen y yo no dormiré tranquila hasta que lo compruebe. Y tengo un examen en unas horas.
Así que me pongo un vaquero, una camiseta y las deportivas, cojo las llaves y salgo a la calle. Tenía que haber cogido el barbour. ¡Qué frío!. Me apresuro en recorrer la escasa distancia que hay entre mi casa y la oficina. Todo está bien y tranquilo y puedo volver a casa.
Por el rabillo del ojo, veo mi reflejo en un coche. Menos mal que a estas horas no hay nadie, porque ni me he peinado y mi aspecto es un tanto extraño. A las tres y media de la madrugada, con pocos grados sobre cero, en manga corta y una especie de cresta con un mechón para cada lado.
Entro en casa helada, me desvisto y me meto debajo del edredón. ¡Mmm, qué gusto! No tardo mucho en caer dormida, mientras me acuerdo mentalmente de los ascendientes y descendientes de la chica que me ha despertado.

Vuelvo a abrir los ojos. Aún es de noche y me duele un poco la garganta, fruto de mi excursión de hace un par de horas. Me quedaría en la cama, pero sé que como lo haga, no me levanta para ir al examen ni Dios. Así que me obligo a irme a la ducha y prepararme el desayuno. O una cena tardía, porque a estas horas...
Mientras me cepillo los dientes, contemplo mi reflejo en el espejo. Ya no parezco una punky trasnochada y a pesar del tute de esta semana, no tengo ojeras. Estoy de buen humor. Acabo hoy los exámenes y me acabo de enterar que la primera de mis notas será un sobresaliente. 10 sobre 10.

Camino del metro, voy escuchando música para relajarme. Es el examen con el que más dudas tengo. En vez de dar un último repaso, que lo único que haría es ponerme nerviosa al ver todo lo que no me sé, me dedico a observar a la gente que viaja conmigo en el metro. Caras de sueño en la mayoría, algunos dormitan, otros escuchan música y otros tantos leen. Cada uno con una historia que contar y es divertido imaginarla.

Ya en el aula, con el examen delante, mientras intento calmar los nervios, observo a uno de los compañeros que ha terminado pronto y al que tienen retenido. ¡Cómo odio eso! A mí me hicieron lo mismo la primera semana, teniéndome retenida contra mi voluntad. Porque una cosa es dejar unos minutos de cortesía para los que llegan tarde o mientras asignan las clases del examen, pero no media hora. Al que no haya llegado a su hora, que le den y que se preocupe de estar con tiempo como hacemos el resto.
Contesto, con algo de inventiva, a lo que me preguntan. La verdad es que no estoy demasiado segura de aprobar, pero bueno, ya lo haré en septiembre. La asignatura la entiendo perfectamente, pues yo actuaría así en la mayoría de los casos, pero no logro acordarme de los nombres de los procedimientos. O eso creo. Porque estoy segura de que dentro de un par de días, como me pasó con el derecho administrativo, me acordaré de todo. Y querré darme de cabezazos contra una pared.

Al salir del examen, brilla el sol. Me he cogido el resto de la mañana libre y pienso dedicarla a ver en el Prado la exposición de Francis Bacon. Cuando llego, hay bastante gente para ser un día de entresemana.
Qué raro...Al ver a la TV portuguesa, caigo en el porque de tanta gente. ARCO.
Entre la cacofonía de voces que me rodean, intento abstraerme y disfrutar de la exposición, prometiéndome a mí misma cogerme otra mañana libre y venir más tranquilamente. No se puede disfrutar en condiciones, si tienes que saltar entre cabezas para ver los cuadros.



Al salir y ver que tengo tiempo aún, entro a disfrutar de la otra temporal que hay, la de esculturas del Museo Albertinum de Dresde. ¡Qué diferencia! Sólo estamos los bedeles y yo. Vuelvo a plantearme mi carrera delictiva (lo hice ante algunos cuadros de Bacon) ante una estatua que representa a Sileno, tan viva, que parece que en cualquier momento, salga de la modorra provocada por la embriaguez y en plena fase de exaltación de la semana, me vaya a invitar a unos tientos de vino.


Tras tomarme un té con una cliente que trabaja en el museo, me tengo que conformar con bajar dando un paseo hasta Legazpi, en mangas de camisa,y con el solecillo de este anticipado día primaveral haciéndome cosquillas. Aunque me iría gustosa al Retiro a echarme una siesta sobre el césped, pero la obligación...

La idea de la siesta, después de la modorra que me entra al viajar en el autobus, sigue rondándome y me echo un ratito antes de comer. El ratito se convierte en casi tres horas y me despierto con el tiempo justo de prepararme para ir al trabajo.

La tarde pasa agradablemente. Ceno tranquilamente con la familia, nos echamos unas risas con y gracias a mi padre y me voy a la cama, dispuesta a tener una noche loca con Morfeo, como colofón a un día estupendo.

Bueno, tampoco estaría mal que me tocara la primitiva que eché por la tarde.
Aunque creo mi suerte la gasto en cosas más importantes.

9 comentarios:

Fran dijo...

Me alegra leerte así.
Sé que aprobarás todo y con buenas notas, si no es ahora, en septiembre. Ya quisiera yo tener el expediente que vas a tener tú.
Aunque eso sí, deja de cogerte cursos y descansa un poco, que te vendrá bien.

Muchos besos y disfruta del fin de semana

P.S. Es el primer cuadro de Bacon que veo (no he visto mucho tampoco) que no me desagrada. La estatua me parece algo grotesca.

Turulato dijo...

Utilicemos a nuestro amigo para nuestra tesis doctoral. Fíjate.. No dice si es bello o no, solo que le desagrada.
Así que aprovecho.. ¿Puede desagradarnos la belleza?; ¿puede agradarnos la fealdad? (para responder no hace falta acordarse de las parejas que se ven por la calle)

Silvia dijo...

Querido profe
Para que alguien pueda ayudarnos con la tesis, habría que definir primero que es Belleza. O que no lo es.
Lo estéticamente bello, al menos según ciertos cánones no me desagrada, pero me puede resultar indiferente, que casi es peor.
Y por supuesto que me puede agradar la fealdad. Me resulta más atrayente el poder buscar lo no evidente.

Turulato dijo...

Ante todo, le pido disculpas a Fran por haber utilizado su comentario para provocar el debate. Creo que aclarar el concepto Belleza, lo que implica también a su contrario la Fealdad, es imprescindible para aproximarnos tanto al Arte, en sentido estricto, como a lo artístico, que impregna o del que carece en diversos grados el entorno de cada uno de nosotros.

Definiciones de Belleza hay muchísimas; todas distintas, lo que evidencia que ninguna consigue englobar todos los aspectos del concepto, lo que, dado que definir es establecer los límites, demuestra la inexistencia de una definición de Belleza y, por ende, de Fealdad.

Fran nos ofrece un punto desde el que comenzar a pensar. Con gran acierto se refiere al agrado.. Algo le gusta, le complace. Pero eso es solo una sensación, como la que nos puede producir paladear un delicioso chocolate, lo que no implica que el chocolate sea bello...

En realidad, os estoy proponiendo algo muy importante y es que salgáis de lo habitual -me gusta o no- y os esforcéis en ir más allá, afinando vuestros sentidos en busca de aquello que vale por si mismo, sin que importe que os guste o no.

Fran dijo...

No hay que disculparse, hombre. Sólo que el profe me pilló durmiendo la siesta en clase y no me entero de mucho.

Silvia dijo...

Después de mi romántico fin de semana con Morfeo, me reengancho a la conversación. A ver si me explico, que me da que no voy a hacerlo de un modo claro.

¿Qué es lo bello?
No me gustan nada las serpientes. Les tengo un miedo atroz. Entrar en reptiliario o estar en presencia de una serpiente, hace que se activen mis mecanismos fisiológicos del miedo. Mi miedo es tal que hasta viendo una en televisión (o en alguna película mala, que sé que es de goma) siento como un escalofrío recorre mi espalda y si estoy sola, me encojo en el sofá, buscando protegerme.
Son bellísimas. No es la combinación de colores, ni la textura de su piel, suave y fría, su movimiento sinuoso o la forma de cazar, paciente pero rápida y letal...O más bien, es todo a la vez. Se conforma un conjunto tan equilibrado, tan armónico, que me resulta bello. Aunque me aterre.

La conjunción de equilibrios o desequilibrios que despiertan una serie de sensaciones. ¿Todo lo que provoca estímulos es bello? Como ha dicho Turu, el chocolate provoca placer y yo no diría que es bello.
¿Qué hace que algo se convierta en bello? La capacidad de hacer reflexionar con lo que cuenta y con lo que calla. Reflexionar sobre uno mismo, sobre el entorno, sobre la vida... (no concibo belleza sin vitalidad, y dentro de ésta, incluyo la propia mortalidad).
Habrá reflexiones que no gusten, causando desasosiego, deseando apartar la mirada para no enfrentarse a ello.

Es muy probable que en un primer momento, sólo echando un vistazo, no aprecie la belleza no evidente. A todos nos resulta más fácil acomodarnos a los esquemas mentales que todos tenemos de "agradable=bonito", "desagradable=feo", sin molestarnos en escarbar para ver que hay debajo.
Seguro que hay belleza que no seré capaz de apreciar nunca (o al menos, si se mantienen mis actuales esquemas mentales). O que no querré apreciar, porque no pueda enfrentarme a esas reflexiones que me provoca.

Fran, lo intenté, aunque creo que no fui capaz.

celebrador dijo...

Una sieste de dos horas y cacho (con pijama y orinal), me parece lo mínimo en esas circunstancias

Unknown dijo...

Me parece muy interesante el asunto del que hablábais y me parece que el tema da para tanto que es casi inabarcable.

No estoy segura de que exista lo bello o lo feo universal, y dudo de si es algo subjetivo y cultural o esencial a una forma o auna idea. Pero creo que hay algo de especial en algunas cosas, en algunas formas de la naturaleza y del arte que nos conmueven y que no coinciden para nada con los patrones estéticos al uso en esta sociedad masificada y mediatizada en la que vivimos, dónde parece que prima más el uniforme que la personalidad, la sumisión a lo que llaman moda que el vigor que proporciona ser como uno debe de ser. Y cosas así.

Saludos.

Turulato dijo...

A estas alturas, creo que me toca exponer. No por sentar cátedra, para lo que no tengo méritos y además creo que en este asunto es imposible, sino porque ya que planteé algo es exigible que de mi opinión.
Como ya dije, creo que no es posible definir la belleza o la fealdad; pero cada uno de nosotros percibe que esto o aquello es bello o feo. De manera que seamos prácticos; si no vamos a ningún lado con las definiciones, pero estamos seguros de que determinadas realidades nos impresionan, originando sensaciones bellas o no, centrémonos en este aspecto.

Realidad.., impresión.., sentidos.., sensación; hilo conductor que origina o no cierto grado de deleite en nuestra mente. En suma, nos hemos abstraído, hemos "separado por medio de una operación intelectual las cualidades de un objeto para considerarlas aisladamente o para considerar el mismo objeto en su pura esencia o noción" -R.A.E.-. Centrémonos pues en las cualidades de la obra, pero también en la preparación intelectual del individuo.

En cuanto a las primeras, me identifico sobremanera con lo primero que fija la R.A.E. sobre la belleza: "Propiedad de las cosas que hace amarlas, infundiendo en nosotros deleite espiritual"; cuando estoy ante "lo que sea" que me resulta bello, "lo" amo y este sentimiento amoroso genera en mí un íntimo placer.
Como puede suponerse, lo feo genera todo lo contrario.
Pero queda algo más. La preparación intelectual. El Hombre ha estado siempre tentado a pensar que dispone de cierta cualidad natural que le permite lograr sus metas sin esforzarse. Diría que eso es cierto si lo reducimos a "la puesta en marcha", pero no a la culminación. El Hombre intuye, si, pero eso no le basta para llegar a la meta; en tanto en cuanto sepamos más, dispongamos de mayor información, hayamos estructurado más y mejor nuestra mente, para que sea más eficiente al desarrollar sus procesos, alcanzaremos metas más lejanas.

Termino. Creo que todos estamos en disposición de amar, de emborracharnos con la belleza. ¿Por qué no prepararnos para tratarla lo mejor posible?; improvisar, dejar que ocurra solo según nuestra natura, se me antoja muy pobre....