Porque yo lo valgo
Después de tener que trabajar esta mañana por una... (pongáse aquí el insulto que cada uno considere oportuno) que no me envió ayer un documento que necesitaba, esta tarde decidí que era para mí y mi disfrute.
Así que después de una siesta de campeonato y dado que no conseguí cita para un masaje relajante en el SPA al que suelo acudir (gracias al cielo, porque olvidé por completo la manifestación de hoy, que me hubiera comido en su plenitud), quedé con una amiga para tomar algo. En plan tranqui.
Estuvimos tomando unos vinos por la zona de Antón Martín - Lavapiés. Mi relación con esa zona de Madrid es de amor-odio. Amor, porque me trae muy buenos recuerdos de tiempos pasados y porque hay algunos sitios que conservan el ambiente castizo y al mismo tiempo, locales marroquíes, hindúes, argentinos, de diseño. Y me gusta ese mestizaje tan propio de Madrid. Odio, por la degradación y suciedad que hay en muchas de sus calles y habitantes (como algunos de los yonquis que frecuentan la zona de Embajadores, trapicheando con material robado o negociando robos por encargo).
Después de los vinos, hemos bajado dando un paseo hasta un local que hay en el paseo de las Acacias para tomar algo dulce, pues tenía el capricho y hoy era el día de concederme mis caprichos. Como decía el anuncio, porque yo lo valgo.
Estaba tan feliz terminando mi rooibos con vainilla cuando a mi lado un caballero se ha pedido un Cacique con Coca Cola light. He visto que el camarero preparaba un ron con coca cola como Dios manda y me he sorprendido (quizás por el tipo de local en el que estaba). Algunos pensarán que no tiene mayor misterio, pero en casi ningún lado te le añaden un poco de zumo de limón o lima natural para potenciar el sabor del ron o un twist (de lima en este caso).
Me he girado al camarero y le he dicho algo así como "¿Preparas el mojito igual de bien?", él me ha contestado "Lo preparo mejor" y yo he dicho, "Eso habrá que verlo". Y la que quería ir en plan tranqui (o sea, moi), se ha acabado tomando esto (nótese el tamaño de la taza de té. Casi medio litro de Mojito que me he tomado yo solita).
Aunque el vaso no era el más adecuado, estaba delicioso. Uno de los mejores mojitos que he tomado nunca.
He estado charlando un rato con el camarero, barman en su Chile natal, acerca de distintos cócteles y nos hemos emplazado para probar su Long Island (junto con el Mojito, mi cóctel favorito).
Quizás la tarde no ha sido como yo había planeado, pero ha sido bastante buena. Y me gusta. A ver si mañana, con un poco de suerte, sale igual de bien.
5 comentarios:
¡¡¡Salud!!!
¿Y qué nos cuentas de esos pasteles que se ven tras las pajitas?. Me gusta el lugar; parece cálido.
Turu, yo te lo cuento. Silvia me ha llevado varias veces a esa cafetería y yo he ido con la familia. Está decorada en plan café americano de los años 50, muy sencillo pero acogedor. Las comidas son bastante buenas y abundantes, en plan hamburguesas enormes, sandwiches, ensaladas...y el paraíso del goloso.
Ya se sabe que soy un adicto al chocolate y Silvia fomentó mi adicción. Me invitó a un pastel triple de chocolate de más de 15 centímetros de altura, acompañado por chocolate fundido y helado de vainilla. Se supone que son para compartir. Me lo acabé solito. Como era poco para mi adicción, tomé un batido. ¿Ves la copa? Imagínala llena de batido de helado de chocolate y leche, cubierto de nata, con galletitas oreo por encima y palitos de chocolate.
Luego están los zumos naturales. A nuestra amiga le encanta el de naranja y la he visto tomarse dos tanques (el vaso de medio litro) de zumo de naranja.
Si encima ahora sirven cócteles, ese sitio es demasiado para la gula.
Me gusta que te tomes un día para ti, pero aún estoy esperando lo que tú sabes.
Si ese mojito con tan buena pinta me dejó con la boca abierta, tras la descripción de Fran estoy babeando y rayando el suelo con los dientes porque también soy adicto al chocolate.
Hay que hacer una excursión a ese paraíso, Turu.
Salud a todos.
Turulato, Fran ya te ha explicado sobre los postres y apuntado algo sobre las demás viandas. La primera vez que pedí un zumo de naranja y ví el tanque que me traían aluciné y luego fui muy feliz, porque es cierto que me encanta el zumo de naranja.
Acabo de pensar que nunca me he tomado un destornillador allí y tiene que estar riquísimo.
Oshidori, si planeas una excursión, me ofrezco de guía. No iba a presumir yo ni nada de tan buena compañía. Y si te queda hueco después del "paraíso" cerca hay una freiduría de entresijos.
Besos para todos
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