Rosquillas
Hoy habría sido el cumpleaños de mi abuela. Entre los millones de cosas buenas que tenía, es que era, como lo era también mi abuela paterna, una cocinera excelente.
Una de las cosas más ricas que hacía eran las rosquillas de anís, que fue dejando de hacer con el paso de los años, por la artritis. A mí me encantaba zascandilear por la cocina, ayudándola a dar formas a las rosquillas.
Cuando vine en el puente, mi tía me dijo que podíamos hacerlas. Pero la receta se ha perdido con la muerte de mi abuela y yo tenía recuerdos fragmentados de cómo se hacían.
He estado haciendo memoria, recordando cada paso que ella daba. Y me he arriesgado.
Aquí está el resultado.
Para ser mi primer intento, no me han quedado malas, aunque tengo que seguir practicando. Eso sí, creo que nunca me saldrán tan bien como a ella.
4 comentarios:
Quizá pueda darte la receta. Tengo una escrita en un papel viejo de la tía Obdulia, la de Burgos. Lo buscaré.
Muchas gracias. Creo que a esta primera versión le ha faltado tiempo de reposo.
Joder, pues buena pinta no le falta¡¡¡¡¡
¡Que ricas! Ya me las he comido con los ojos...
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