Huelga general
El domingo estando en el Rastro con la familia, un par de sindicalistas se nos acercaron a mi hermana y a mí para cantarnos las bondades de la huelga general del próximo 29 de septiembre (y los malos que son los bancos, los empresarios y el mundo mundial). Como estaba con los niños y no tenía ganas de discutir y amargarme una mañana tan estupenda, me limité a decirle una verdad como un templo para que me dejaran tranquila: para su sindicato, yo y los que somos como yo (autónomos), ni siquiera existimos, así que ahora no me vinieran a dar el coñazo ni a pedir favores.
En nuestro foro profesional volvió a salir ese tema. La mayoría de los compañeros que hablaron, de Andalucía, comentaron que tendrían que cerrar por las amenazas veladas (y no tan veladas) que habían sufrido por parte de sindicalistas y afines. Trabajando cara al público y con negocio propio, te toca tragarte muchos sapos pero esos matones merecen más de un corte y de dos (y una denuncia en la comisaría más cercana).
Yo no voy a secundar la huelga. Los sindicatos de este país me parecen unos fantoches y esta huelga una pantomima. No creo que tenga problemas (ventajas de estar en la periferia) pero tengo bien claro que no voy a permitir chantajes ni amenazas.
Si ellos ejercitan su derecho a la huelga, que es respetable; ellos tendrán que respetar el mío a ganarme la vida.
1 comentario:
Tómalo con calma, que hay mucho energúmeno suelto con el que no merece la pena discutir.
Publicar un comentario