lunes, 15 de noviembre de 2010

En la noche

Estiró el brazo para alcanzar su jersey. Lenta y silenciosamente, para no despertar a la persona que yacía a su lado, comenzó a vestirse.

- Mmm, ¿qué haces? - a su espalda escuchó como se movía.
- Sshh, vuelve a dormirte - se giró y le dió un beso con suavidad en los labios - Me voy a casa.
- Noooo, quédate a dormir - protestó aún con voz somnolienta - Es muy tarde y hace frío.
- Ya, ya lo sé, pero mañana tengo que hacer cosas en la oficina.
- Yo te llevo en coche, pero quédate...
- Otro día. Además, no quiero hacerte madrugar tontamente y no he traído ropa para cambiarme... ni nada.
- Excusas. Siempre dices que otro día y no pasas nunca las noches conmigo.
- Me quedaré a dormir. De verdad. Anda, vuelve a dormirte que mañana tú también tienes trabajo.

Acabó de vestirse y se inclinó para despedirse con un beso. Cogió un pitillo y lo encendió mientras salía. Se quedó unos segundos en el quicio de la puerta, mirando. Quizás en otro momento eso hubiera sido distinto pero ahora...Sonrió con tristeza, lanzó un beso al aire y se dió media vuelta.

No solía fumar en los ascensores, pero eran las cuatro de la madrugada y no creía que fuera a molestar. Además, no tenía ganas de bajarse los cinco pisos caminando.

Una lluvia fina caía sobre Madrid. Sintió tentaciones de coger un taxi, pero quería pensar y nada mejor que un paseo nocturno. Se subió el cuello del abrigo y comenzó a caminar. A lo lejos podía ir el ruido de un búho, pero ni coches ni personas transitaban por su calle. Parecía un fantasma vagando por las calles de Madrid. ¿Y acaso no lo era?


Yo pienso en aquella tarde
cuando me arrepentí de todo...

Encendió otro pitillo mientras escuchaba la canción de Pereza en su cabeza. Sí, se arrepintió de los silencios, de los reproches, de las cobardías y de las oportunidades desperdiciadas. Como la de la habitación que acababa de abandonar.
Dio una calada profunda al cigarro, sintiendo como se le llenaban los pulmones de humo. Aún estaba a tiempo de recuperarla, de volver a esa habitación y abrazar su cuerpo desnudo, mientras dormían, para dejar de sentir miedo.

Daría, todo lo daría por estar
contigo y no sentirme solo...

Tiró la colilla y dio media vuelta, decidido, camino de la casa que acababa de abandonar. La lluvia arreciaba cuando llegó al portal. Se quito las gafas, llenas de agua y vio su reflejo en el cristal de la puerta. Desdibujado por las gotas de lluvia, con aspecto cansado, como si un fantasma se tratase. Detuvo su dedo sobre el botón del portero automático, dubitativo. El miedo otra vez.

Encendió un pitillo, respiró hondo y dio un paso hacia adelante...

2 comentarios:

Fran dijo...

Me gustan las canciones de Pereza, pero el cantante tiene una pinta de yonqui que no puede con ella.A ver, que no lo tengo claro, ¿entra en la casa? ¿Le entra el canguelo y se va a pasear por Madrid?
Ya te quedan menos borradores empezados y estoy seguro de que los acabarás pronto.
Un abrazo

Anónimo dijo...

A mí tampoco me ha quedado claro ,pero me temo que esa era la intención ,no ?
MER.