domingo, 26 de noviembre de 2006

Miradas: Bruno

Ese era su nombre o al menos, así le llamó su colega.

"Unos que vienen de pillar de El Salobral..." pensé mientras me sentaba detrás de ellos sin prestarles mucha atención. Conecté el mp3 y dejé vagar mi mirada. Primero, a través del cristal, observando mi Madrid que se iba limpiando con la lluvia. Después, observaba a los viajeros que subían y bajaban del autobus, imaginando historias sobre ellos. Hasta que mis ojos se clavaron en Bruno.

Me llamó tanto la atención, que desconecté el mp3 para intentar escuchar alguna palabra suelta (así es como me enteré de su nombre) y me dediqué a observarle.

No sabría decir la edad que tenía. Es una de las consecuencias del caballo. Consume tanto al que lo toma, que quizás ese hombre que aparentaba los cincuenta y muchos sólo tuviera algunos años más que yo.

Hablaba en voz baja, tratando con mucho respeto a su interlocutor y con una suavísimo acento gallego que acariciaba las palabras. Aunque le temblaban ligeramente, movía las manos de una lado a otro recalcando sus palabras, con seguridad. Eran unas manos bonitas. A pesar de las arrugas, eran finas y fuertes, de uñas cortas y bastante limpias teniendo en cuenta de dónde venía. Hizo un gesto que me resultó enternecedor, el tratar de quitarse una mota de polvo en un pantalón cuyos bajos estaban cubiertos de barro.

Me fijé en su cara. Ahora le caían mechones grises del flequillo sobre la cara, pero seguro que había sido un moreno guapo. Su rostro estaba cubierto de arrugas, tenía los labios finos y agrietados y al sonreír lánguidamente a su amigo, dejó ver una dentadura amarilla y en la que faltaban algunas piezas; la piel de sus mejillas estaba demasiado pegada a los huesos, falta de carne y el hecho de no ir afeitado le daba áun más aspecto de desamparo...

Pero había algo que hacía que no pudieras apartar la vista de él y que me daba la absoluta seguridad de que había sido muy guapo.
¡Qué ojos! No eran demasiado grandes ni de un color espectacular pero eran tremendamente expresivos. Y a pesar del cansancio, de los primeros síntomas de mono que aparecían, de sentir que seguramente la vida le había apaleado, había un brillo...¡Qué de vida quedaba dentro de ellos!

Estaba ahí, satisfaciendo mi lado más "voyeur" y deleitándome con esos matices de su mirada, cuando alzó los ojos y me miró directamente. Estoy segura de que en ese momento me puse colorada al ver que me habían pillado.
Me miró con curiosidad ante mi descaro y yo sonreí a modo de disculpa, deseando que la tierra se abriera bajo mis pies y me tragara. Y sin dejar de mirarme, se relajaron sus facciones y me devolvió la sonrisa. Fueron solo unos segundos, pero hubo conexión entre nosotros. Sin saber nada el uno del otro, es como si me hubiese encontrado con un viejo camarada al que hacía siglos que no veía.

Antes de bajarse del autobus y al pasar por mi lado, volvió a sonreírme pero esta vez con esos ojos tan maravillosos. Yo me despedí con un "Adios" y una sonrisa. Le ví caminar, cojeando bajo la lluvia, a través del cristal del autobús...

¡Qué te vaya bonito, Bruno!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

:-)
Sabes que hoy has conseguido algo que muy poca gente consigue? Por no decir nadie. Hoy es domingo y hoy leo a APR como siempre. Y hoy le leo por partida doble. Porque tus letras estaban hiladas como si fuera su pluma quien lo hubiera escrito.
Yo sé que APR es especial para mí, por eso este texto que hoy escribes es especial.
Un besazo guapa.

Anónimo dijo...

Sé lo poco que te gustan los halagos y dirás "Si no es para tanto..." pero coincido con Dianora. ¡Olé, olé y olé!
Un besazo para los dos chicas más guapas de la red

Anónimo dijo...

Hay veces..., que una sonrisa extraña te regala un día de esperanza

Silvia dijo...

Dianora, ya te lo dije ayer, me halagas en demasía. Ya me gustaría a mí escribir la mitad de bien que lo hace Don Arturo. Muchas gracias.

Fran, es que no es para tanto...Jajajaja. Sólo me salió así, necesitaba "presentar" a Bruno.

Turu, yo sé que Bruno con esa sonrisa y esos ojazos me regaló algo más que un día de esperanza. Me reafirmó en algo que ya creía. Espero que mi sonrisa le regalara a él algo.

Besos para todos