domingo, 8 de abril de 2007

Semana Santa

Mañana vuelta a la rutina del trabajo después de la Semana Santa. Con lo tranquilita que he estado yo estos días...

Ya comenté el año pasado que a mí me gusta la Semana Santa y como la de Madrid apenas la conozco, pues quería aprovechar este año y conocerla algo más. Así que el viernes, acompañada por una amiga, fui al centro de Madrid para ver la procesión del Silencio (el paso de la Virgen lo portan mujeres, cosa poco habitual), procesión que se tuvo que suspender por la lluvia que nos ha acompañado todos estos días (me dió una pena terrible ver la cara de los cofrades. Todo un año esperando para esto...). Un cafecito, una conversación agradable y a casa a hacer el vago.

El sábado, visto que seguía lloviendo e iba a ser complicado que salieran las procesiones, lo dediqué al "dolce far niente", a gastarme parte de la extraordinaria en ropa y a disfrutar de la compañía de una amiga y más tarde, de mi hermana y de mi cuñado.

Y hoy...ha sido el mejor día.
Me levanté temprano pues tenía planes. Turulato me habló de las tamborradas en la Semana Santa zaragozana. Y dado que me ha sido imposible verlo "in situ", pues aproveché la presencia en Madrid de una sección de tambores de una cofradía de la capital aragonesa (concretamente de la Cofradía de la Crucifixión del Señor y de San Francisco de Asís) y darle un "buchito".
Ha sido una lástima no poder grabar el sonido, porque ha sido impresionante. Sobre todo, cuando han entrado en la plaza Mayor por la calle Ciudad Rodrigo. ¡¡Yo quiero más!!
Y después, he bajado dando un paseo por el Rastro hacia la puerta de Toledo, dónde había quedado con una amiga para tomar el aperitivo. Buena conversación, unas cuantas risas y a comer con mis sobrinas, que han pasado la Semana Santa con mis padres en Burgos.

¡¡Cómo he disfrutado de las niñas!!
El año pasado fueron por primera vez a ver las procesiones y les gustaron, aunque eran demasiado pequeñas para disfrutarlas.
Pero este año, Ainhoa, que con sus tres años y medio se fija mucho en las cosas, me contaba que le había gustado el Cristo que "estaba dormido", pero que tenía sangre y "pupa". Y claro, "Tita, ¿por qué tenía pupa?". (Después del interrogatorio al que me ha sometido la peque, valoro más que nunca la labor del profesorado).
También me ha contado que mi tía Merche la llevó a ver un castillo con una Virgen, (el Arco de Santa María) y un castillo más grande (la Catedral), que había unos señores descalzos por la calle (algunos penitentes), que su hermana se había comido una torrija, que ella también quería tocar un tambor (si le compro uno a cada niña, mi hermana me mata)...

Además de todos estos aspectos más lúdicos, he tenido tiempo de pensar en cosas más profundas y de recogerme, de disfrutar de mi intimidad (eso sí, estudiar no he estudiado nada). La verdad es que ha sido una Semana Santa estupenda.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me alegro de que disfrutaras.
Yo no soy muy de procesiones ni liturgias, pero estos días para descansar me vienen de perlas. Después de rematar algunas chapuzas de la casa, he tenido mucho ajetreo: ver a la familia, comer como una lima, bajar al bar a echar la partida, dormir la siesta...
¡Mira que bien me vas a venir cuando haya que hablarle a mi peque de religión! Porque si ya lo hiciste con la hija de Juanjo y tu sobrina, tienes más práctica.
Un beso

Anónimo dijo...

¡Qué bien sienta recogerse y disfrutar de la intimidad! Y, sobre todo, saber que no va a sonar el despertador...
Me alegra que te gustaran los tambores y los bombos de mi tierra; es algo diferente. Lo pasarías bien en Calanda, el pueblo de Luis Buñuel, con cientos de personas tocando el tambor al mismo tiempo, un sonido atronador que pone la piel de gallina.
Ánimo con la vuelta al curro.
Besicos.

Silvia dijo...

Fran, ya veo que de estrés... Y respecto a las clases de religión a tu vástago, un cojón de pato viudo. Primero se lo cuentas tú y te enfrentas a sus preguntas, que para algo eres su padre. Que lo de la hija de Juanjo fue una encerrona en toda regla...

Oshi, no uso despertador. Estoy tan acostumbrada a la rutina del día a día, que me suelo levantar sin necesidad de despertador (además, el último acabó destripado contra la pared).
Lo de Calanda lo había visto por televisión y sí, me llamaba la atención, pero después del aperitivo, mucho más.

Dianora, dentro de dos semanas cuando me entre el estrés me acordaré de mis "meditaciones" (conocidas popularmente como siestas) en el sofá esta Semana Santa.

Besitos a todos