Lágrimas
Quizás una de las cosas que más odio es que me vean llorar. Porque me sé vulnerable y quiero protegerme y proteger a los que quiero.
Opté hace muchísimo tiempo por la soledad para llorar. Morder la almohada y llenarla de lágrimas durante muchas noches o dejar que fluyeran libremente y se confundieran con el agua de la ducha. Y mientras, apretar los dientes en público. Pero en ocasiones, las lágrimas me desbordan, sin que pueda controlarlas y aunque me oculto, los estragos se notan.
Y ahí entran en juego las excusas que he ido tejiendo durante años.
Una sonrisa cansada y un "dichosa conjuntivitis crónica"... . O si llevo las lentillas "se me ha metido una pestaña en la lentilla y no veas como jode". Esa alergia (a contar lo que me pasa) o desde que tengo la hiperreactividad bronquial, esos ataques de tos brutales...
Cuando eso no cuela, trato de quitarle importancia a lo que sucede e incluso en alguna ocasión, he contestado con manifiesta agresividad para que me dejen en paz (lo que después no hace que me sienta precisamente contenta).
Me pregunto porque lo odio tanto. Sé la respuesta. Pero nuevamente aprieto los dientes e inicio una lucha muda por controlar esas rebeldes que quieren desbordar mis ojos.
2 comentarios:
¿Y esto?
Te has olvidado del "me pican los ojos por el humo" o "esto de tener los ojos claros y no tener gafas de sol es una faena". Menos mal que nos vamos conociendo...
Creo que no hay que iniciar lucha muda alguna. Simplemente hay que desterrar las ganas de llorar.
Tranquila. No voy a cantar tus virtudes y cualidades. Solo afirmo que si te lo crees puedes ser tan feliz como cualquiera.
Ponerse triste es compadecerse. Fácil. Si sale mal, se acierta; y si bien, ¡qué consuelo!.
Creo que vivir es más sencillo. Hay que creer en uno mismo; no, en lo bueno que tenemos no. En todo, bueno y malo; aceptarlo y tirar para adelante (traducido: avante, full ahead).
Así resultamos muy atractivos. Eso me dicen.
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