lunes, 12 de abril de 2010

Divagando


Duelo a garrotazos - Francisco de Goya
Museo del Prado (Madrid)


Hace años, unos amigos y yo estábamos inmersos en una conversación especulativa de esas que se tienen bajo los efluvios del alcohol. El supuesto que habíamos elegido fue:

Tienes detenido a un terrorista que ha puesto una bomba en Madrid en una zona muy concurrida, que provocará una masacre si estalla. El tipo no suelta prenda y el tiempo pasa. ¿Cómo actuarías?

No sé como hablará esto de mí (y de mis amigos), pero confieso que todos afirmamos que recurriríamos a la tortura, si fuera necesario, para intentar evitar la masacre. Lo que nos diferenciaba era el modo de actuar posterior. En mi caso, dije que me entregaría a la Justicia para que me juzgase como torturadora. Recuerdo que un amigo me dijo entonces ¡No seas tonta! ¡Pero si serías una heroína!.

¿Por qué he recordado esto? Al leer esta noticia y algunos comentarios que la acompañan. Y viendo las reacciones con este tema.

Yo no tengo los conocimientos suficientes para saber si la ley de Amnistía General del 77 está en vigor (no fue anulada por la disposición derogatoria de la Constitución) o si como afirman otros, al haberse adherido España a tratados internacionales de lucha contra los crímenes de lesa humanidad, éstos dejan sin vigencia esa ley. Como digo, no lo sé (pero yo me apunto a una clase gratis de derecho, Turulato).

Pero tengo claro, que el fin no justifica los medios. Nunca. Y si por evitar un mal mayor (porque una cosa es la teoría y otra bajarse a la arena a bregar con la existencia), hay que recurrir a ciertos medios poco lícitos, hay que responsabilizarse ante quién corresponda y pagar por ello.
Así que aunque la actuación de Garzón de resarcir a las víctimas (pero a todas, no sólo a las de un lado, porque también hay víctimas de checas y similares) me pueda (o no) parecer loable, no vale todo. Como supuestamente ha hecho.

Estoy viendo las reacciones en medios, en mi entorno y en redes sociales y reconozco que me asustan por su visceralidad y sectarismo. Porque me da la sensación de que parece que entre el 36 y el 39 no nos dimos lo suficiente unos a otros y queremos repetirlo.

Y me pregunto que si de verdad somos tan gilipollas. ¿Así? ¿Sin entrenarnos? Será que, como acertadamente pintó Goya, somos así y nos sale de natural.

3 comentarios:

Turulato dijo...

¿Clase de Derecho?. Hombre, hace años que dejé de darlas y era Administrativo. Además de no apetecerme, nadie tiene derecho a enseñar, aunque todos tienen derecho a aprender. Y aquí creo que reside el problema: en nuestra España nadie quiere aprender. Solo tener razón y desahogar cuanta manía se posea.

Los jueces toman en cuenta muchísimas circunstancias de índole muy variada, lo que exige interpretar lo sucedido, y luego resuelven conforme al derecho que creen aplicable. Los jueces son humanos. Pueden equivocarse. Es imposible evitarlo y así será por los siglos de los siglos, sea cualquiera que sea el sistema y el juzgador.

Por eso el Derecho mantiene un sistema de recursos, que permiten que el caso concreto sea revisado por otros jueces que, tras analizar el asunto, pueden corroborar en todo o en parte la resolución tomada, o desestimarla dando la razón a quien recurre. Así, cuando no nos satisface la decisión de un juez, procede el recurso pertinente ante otro.

Parece prudente y sensato ganar antes la razón mediante el sistema de recursos que acusar, si se poseen pruebas admisibles en derecho, a quien resolvió de haberlo hecho a sabiendas contra las normas. Y entiendo que es así porque la solución dada al recurso, si es favorable y según sus términos, refuerza la postura acusadora.

En el caso que tratamos intuyo que lo que da miedo a quien acusa de prevaricación a los magistrados del Supremo es que se enjuicie la actuación de Garzón, no sea que sea culpable. ¿Por qué?. Pues porque si se cree que lo es el máximo riesgo reside en la revisión de su actuación y si se cree que está limpio como la patena, lo que procede es amplificar los efectos de la inocencia demostrada en juicio.

Además, es curioso. Aún no ha habido juicio a Garzón... Miedo, mucho miedo. E intereses que nada tienen que ver con el Derecho.

Armida Leticia dijo...

Hay que torturar al maldito, lo importante es salvar a mucha gente inocente, aunque tuviera uno que pagar después ante la ley...

Saludos.

Fran dijo...

¡Coño, qué cambio de color! Un poco oscuro, quizás.

En la conversación especulativa, habría contestado como tú y tus amigos, pero seguramente, habría dudado mucho en eso de entregarme.

Y de lo otro, sí, a veces da la sensación de que queremos rememorar otra guerra civil y liarnos a mamporros con el de al lado. Somos así, como los del cuadro.

¿Hablamos luego? Que he notado una cosilla y quiero comentártela.

Un abrazo,

Por cierto, ¿sabes qué no dejas de sorprenderme con los cambios de tercio?