La asadura
Gracias a una conversación en el Caralibro, sobre cementerios y gastronomía, recordé un cuento que me contaba mi abuela de pequeña y que me encantaba.
El cuento dice así...
Érase una vez una mujer viuda que tenía una hija. Un día le dice:
- Ves a la carnicería y traes una asadura, que no podemos comer carne, que somos pobres.
La niña se marchó y encontró unas amigas con las que se puso a jugar con ellas. Entonces perdió el dinero y muy apurada no sabía qué hacer, y se acordó de que se había muerto una mujer, y fue al cementerio y le sacó la asadura.
Cuando llegó a su casa su madre puso la asadura para cenar y luego se fueron a la cama. Pero a la media noche sintieron voces que decían:
-¡María, ia, ia, dame la asadura que me quitaste de mi sepultura!
Y la chica decía:
-¡Ay madre! ¿Quien será?. Y la madre decía:
Cuando llegó a su casa su madre puso la asadura para cenar y luego se fueron a la cama. Pero a la media noche sintieron voces que decían:
-¡María, ia, ia, dame la asadura que me quitaste de mi sepultura!
Y la chica decía:
-¡Ay madre! ¿Quien será?. Y la madre decía:
-¡Calla, hija, que ya se irá.
Pero la muerta entonces decía:
-¡No me voy, no, que abriendo la puerta estoy!
¡María, ia, ia, dame la asadura que me quitaste de mi sepultura!
Y la chica decía:
-¡Ay madre! ¿Quien será?. Y la madre decía:
-Calla, hija, que ya se irá.
Pero la muerta entonces decía:
-¡No me voy, no, que abriendo la puerta estoy!
¡María, ia, ia, dame la asadura que me quitaste de mi sepultura!
Y la chica decía:
-¡Ay madre! ¿Quien será?. Y la madre decía:
-Calla, hija, que ya se irá.
Pero la muerta decía:
-¡No me voy, no, que subiendo la escalera estoy!
- ¡María, ia, ia, dame la asadura que me quitaste de mi sepultura!
-¡Ay madre! ¿Quien será?
-Calla, hija, que ya se irá. -Decía la madre.
-¡No me voy, no, que entrando en la sala estoy!
¡María, ia, ia, dame la asadura que me quitaste de mi sepultura!
-¡Ay, madre! ¿Quien será?
-Calla, hija, que ya se irá.
-¡No me voy, no, que entrando en la alcoba estoy!
¡María, ia, ia, dame la asadura que me quitaste de mi sepultura!
-¡Ay madre! ¿Quien será?
-Calla, hija, que ya se irá.
-¡No me voy, no, que agarrándote de los pelos estoy!
-¡No me voy, no, que subiendo la escalera estoy!
- ¡María, ia, ia, dame la asadura que me quitaste de mi sepultura!
-¡Ay madre! ¿Quien será?
-Calla, hija, que ya se irá. -Decía la madre.
-¡No me voy, no, que entrando en la sala estoy!
¡María, ia, ia, dame la asadura que me quitaste de mi sepultura!
-¡Ay, madre! ¿Quien será?
-Calla, hija, que ya se irá.
-¡No me voy, no, que entrando en la alcoba estoy!
¡María, ia, ia, dame la asadura que me quitaste de mi sepultura!
-¡Ay madre! ¿Quien será?
-Calla, hija, que ya se irá.
-¡No me voy, no, que agarrándote de los pelos estoy!
Con la frase final, tocaba susto, bien de mi abuela o de mi padre. Las primeras veces pegué un respingo, pero luego, era yo la que asustaba a mis hermanas o a mis amigos.
En nada, les cae a mis sobrinos, aunque luego se vengan a dormir a mi cama.
5 comentarios:
¡¡Para mi nano!! ¡¡Qué bueno!!
¡Cuánto tiempo sin oír ese cuento! Confieso que me daba un miedo....Y eso que nunca he sido miedosa para esas cosas.
A mí hermana pequeña le daba pavor y no te cuento a una de mis primas...
Es genial y ahora con ojos de adulta, le veo cosas que no veía antes.
Yo no lo conocía ,pero casi lo prefiero ,porque es tremendo !!
A mi sobrino le encanta, porque he cambiado el susto por el ataque de cosquillas. Y porque cuando se lo cuento a sus hermanas, las tira del pelo.
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