Cabreo
Seguramente lo que vaya a decir, además de fruto del cabreo, sea muy poco popular. Pero, parafraseando a Rhet Butler, Francamente, queridos, me importa un bledo.
Esta mañana, mientras apuraba mi té antes de venirme a trabajar, escuché en Espejo Público una entrevista al juez que dictó la sentencia de este caso. Soy la primera a la que no le desagrada que corten las alas a las prácticas abusivas de los bancos, pero también hay que considerar la codicia y la responsabilidad propias, algo que se le olvida a casi todo el mundo.
En la tertulia posterior los mismos tertulianos de siempre, que parece que hacen tournée en todas las televisiones y radios, se congratulaban porque era genial la sentencia, propia de un Estado de Derecho como el nuestro. Después de escucharles, he llegado a la conclusión de que estoy hasta las tetas del Estado de Derecho de la sociedad en la que vivo.
Porque ¿dónde queda el Estado de las Obligaciones y del Deber?.
Estoy segura de que todos conocemos a alguien que está cobrando el paro y que trabaja en negro. O a los que han contratado alguna reforma en su casa y no han pagado el IVA, porque no querían factura o el emisor les rebajaba el precio si no la hacían. O a personas en situación de baja laboral, que lo que le echan es cuento al asunto. Picaresca y sinvergüenzas siempre habrá, pero lo preocupante, lo triste, es que lo amparemos y lo normalicemos. ¿Por qué no se mete mano a esa gente? Porque saldrán cuatro imbéciles que justificarán esa clase de acciones y acusarán al Estado opresor.
Estoy segura de que todos conocemos a alguien que está cobrando el paro y que trabaja en negro. O a los que han contratado alguna reforma en su casa y no han pagado el IVA, porque no querían factura o el emisor les rebajaba el precio si no la hacían. O a personas en situación de baja laboral, que lo que le echan es cuento al asunto. Picaresca y sinvergüenzas siempre habrá, pero lo preocupante, lo triste, es que lo amparemos y lo normalicemos. ¿Por qué no se mete mano a esa gente? Porque saldrán cuatro imbéciles que justificarán esa clase de acciones y acusarán al Estado opresor.
Pasa como con los okupas. Que majos son esos chavales, que bien vemos que se enfrenten a la policía (que sí, que a veces ésta se pasa y cuando canea, canea a todo quisqui) y que buenos con sus actividades culturales... mientras no sea nuestra casa o nuestro bloque el que ocupen. O no seamos nosotros los agravados, porque entonces nos ofenderemos si la policía no actúa con toda la contundencia posible. O más.
Ayer en el muro de un contacto del Caralibro, leí esta otra noticia.
¿Pero qué mierda es esto? ¿Esto es igualdad? Porque yo así no la quiero. Yo quiero a los mejores en cada puesto, a los más cualificados. Y me da igual si tienen tetas, huevos o son hermafroditas.
Si no eres capaz de pasar las pruebas, pues mala suerte, pero no pidas que te cambien el baremo para poder pasarlas.
Y todo esto, no es más que un pequeño reflejo de nuestro día a día. Hay muchas cosas más, pero generar tanta bilis tan pronto no puede ser bueno.
El otro día lo dije en un almuerzo de trabajo y me reafirmo. Por favor, señora Merkel, ¡Invádanos!.
Quiero ser ciudadana de un país serio. No de uno en el que a todo el mundo se le llena la boca a la hora de exigir derechos, mientras se pasan por el arco del triunfo sus obligaciones.
7 comentarios:
Tranquila, que por mucho que te sulfures, no vas a solucionar nada.
Y no seas jodida con la invasión por parte de Alemania, aunque tengas mentalidad germánica, eres una españolita como los demás.
No Fran, que no se tranquilice, que lo bueno que tiene la Humanidad ha sido siempre por medio de la rabia de unos pocos a los que nadie favorecía.
Ni siquiera he terminado de leer a las bomberas aspirantes. Por tres razones: 1ª) Hace más de veinte años recibí la orden de modificar el baremo de las pruebas físicas de ingreso en cierto sitio para que las mujeres pudiesen superar los mínimos. Babeante igualdad preñada de injusticia, asesina del esfuerzo del resto de los opositores.
El problema es que nada importa si la mujer supera los mínimos para que pueda llegar a no se donde, porque aquellas mujeres pasaban las pruebas no para ganar una plaza, sino para demostrarse a si mismas y demostrar a quienes en ellas confiarían en el futuro que, con independencia de si eran mujeres o marcianos, estaban en condiciones de soportar las condiciones de combate, para que ellas y los soldados que mandasen saliesen con bien de aquello a lo que se han enfrentado más tarde en Bosnia, Kosovo y Afganistán.
Ahí reside el Derecho, no en el beneficio personal sino, como siempre, en el del Servicio que te abona todos los meses la misma soldada que al resto de tus compañeros.
2ª) Hace muy poco más de treinta años, tomando en el aeropuerto de Frankfurt, se declaró una emergencia de fuego a bordo de mi aeronave. Tomar cagando leches y ver a un gigantesco bombero alemán arrancar los tiradores de emergencia, quitarme los atalajes, agarrarme por el culo y la pechera, echarme sobre su hombro y sacarme a la carrera de allí, fue cosa de segundos.
Este, suyo que lo es, aún conservaba su estructura de competición de pesos pesados de judo: 112 quilos. Cuando llegamos a la zona de hierba próxima a la pista, se derrumbó. Pero me sacó..
Y solo hay un Derecho. No el de ser bombero o lo que sea, que se pueden meter por donde les quepa la ilusión. El Derecho válido no es el tuyo a ser no se que, sino el de quienes confían en que serás capaz de superar los esfuerzos que exige tu oficio. Exactamente igual que el más bestia de los bomberos del mundo mundial. Y si no, a fregar... Que la vida no se conquista por enchufe.
Es decir. Que estoy enfermo en estos momentos. Y quiero un profesional que se haya ganado a pulso, sin favor alguno, su facultad.
Termino. Tenemos que dejar de pensar, cual político autonómico, en como podemos ordeñar a los demás y a la sociedad para favorecer nuestros intereses y de llamar derecho a las armas que nos permiten expoliar a otros. El Derecho es convivencia y esta, igualdad para lo igual y desigualdad para lo desigual.
Como ya he dicho estoy algo zumbao; el tempero que no se apiada de mí y me está dando un buen revolcón. Nuestra bodeguera me ha hecho notar, con delicadeza, que me dejé la 3ª razón al modificar el comentario; así que ahí va:
"3ª) Por algo muy simple. Porque lucharé siempre no porque todos seamos iguales, que dicho de manera general es una mamarrachada que revela con claridad el escaso fundamento intelectual del loro parlante, sino porque a nadie se le trate laboralmente por su estatus sino por lo que pone en el mercado de la existencia para los demás, en relación al objetivo propuesto. "
Espero que no sea nada grave esa enfermedad.
No creo que Silvia vaya a lograr nada con estos arrebatos, salvo ponerse de mala leche y tener algún percance con su mano, como dice ella.
Yo le aconsejo que se arme de paciencia por su bien.
Elemental, querido Watson. Si hay que pasar unas pruebas físicas para determinadas profesiones es porque es necesario que quienes la ejerzan estén dotados de muy buena preparación física. Creo que cambiar el baremo es una muestra de desigualdad precisamente, o sea, de reconocer implícitamente que unos y otros tienen por naturaleza diferentes condiciones físicas (lo cual es obvio, desde luego). Lo que es igualitario y no discrimina a nadie es un baremos bien alto, para que así entren los mejores. Y a nadie le va a importar si ese que te está salvando la vida es un señor o una señora; que lo que quieres es que te la salve.
Comprendo que te sulfures, pero no sirve de nada. Y es que también en las pruebas de inteligencia para determinados cargos han debido de bajar mucho, mucho, los baremos y escasamente saben "hacer la O con un canuto"..
Estoy de acuerdo con Kalía ,en lo referente a lo de las condiciones físicas,la fuerza tiene que ser mucho mayor en una persona grande y corpulenta que en una chica menuda y delgada,es obvio !!
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