jueves, 10 de marzo de 2011

Submarino

- No sé muy bien como funciona un submarino, pero ahora mismo, estaba pensando en que las personas nos parecemos un poco.
- ¿A un submarino?
- Sí. O a un barco. Imagínate. Salimos de puerto y más o menos, tenemos claro nuestro rumbo y destino. Hasta que llega la primera tormenta seria. Todo cruje a tu alrededor, te cagas por las patas abajo y no sabes si de esas vuelves a emerger o te hundes para siempre en el olvido.
Pero sales y llega el recuento de daños. Quizás no ha pasado casi nada o quizás haya alguna zona tan dañada, que tengas que cerrar las compuertas y arreglarla cuando tengas tiempo. Porque tienes que seguir, que te quedas sin combustible. Otra tormenta. Y otra. En los tiempos de calma chicha, aprovechas para arreglar esas zonas. Aunque no siempre lo logras y es una parte de ti que se queda inutilizada.
- Qué asco de existencia, ¿no?
- No, para nada. Porque sí, las tormentas asustan y nos dejan hechos unos zorros, pero el viaje merece tanto la pena... El aire fresco y el sol cuando emerges o el sonido del silencio cuando estás sumergido. Incluso el reto de vencer a las tormentas.
- Uff, precioso...
- Hay quién logra llegar a puerto. Quizás con la nave desvencijada, pero llega y puede que quiera arreglar esos compartimentos dañados. O no, y sólo disfrutar del sol y del sabor de la sal en los labios. Y quién contempla la nave, sabe de la belleza de esos desconchones.
Otros no tienen tanta suerte. Demasiados compartimentos cerrados que lastran la nave hasta el fondo, dónde reposa en silencio y en el olvido...
- ¿Ein? Creo que se te va mucho la pinza con los gintonics. Vuelve al mojito.

3 comentarios:

Fran dijo...

Me gustan este tipo de conversaciones, inesperadas, que no vienen a cuento.

Turulato dijo...

Como estoy de acuerdo con los pensamientos que he leído, haré alguna precisión técnica. Por j...., de alguna manera, que ya ni recuerdo...

Las tormentas suceden en superficie, no en profundidad. Así, un ciclón no presenta gran problema allá abajo.

Sabes que un barco nunca es silencioso..

Cuando navegas, la piel se cuartea. Es cierto. Cuando caminas, el equipo se desgasta. Cuando has vivido se nota. Por eso, un modelo de peluquería, vestido a la última es solo una caricatura humana.

Por eso, vivir es arriesgado y se sufre en la piel y en las tripas. Duele. Y como en combate, solo un estúpido pedazo de carne lo afronta sin preparación, sin estudio y sin análisis. Y se va al fondo..

Silvia dijo...

Gracias por las correcciones. Escribí a vuelapluma y la primera imagen que vino a mi cabeza era las compuertas de un submarino, pero luego era un barco el que luchaba contra la tormenta.

Un barco no es silencioso, pero se pueden obviar ciertos sonidos, por familiares y la sensación es casi la misma al silencio. Por lo menos a mí me funciona.

Hombre de vez en cuando, pasar por chapa y pintura no viene mal. No te hace que navegues mejor, pero anima un poco el panorama.