Trajín gimnástico
Estoy cansada. Tanto, que hace un rato casi me duermo en la oficina. Es extraño, porque llevo unos días durmiendo un mínimo de ocho horas, sin interrupciones. Llego de la oficina, cumplo con mis obligaciones de "mamá auxiliar" y al poco de irse los nanos a la cama, me voy yo. Estudio, leo o veo la televisión y caigo dormida enseguida. Quizás sea el japonés, que vuelve a dar por saco. O que he vuelto a tener trajín.
Después de la última conversación con los traumatólogos, aún no sé que voy a hacer con mis rótulas. Dado que la operación no me quitaría los dolores, voy a tratar de solucionarlo potenciando la musculatura. Y en ésas, entra la piscina y el gimnasio.
Cierro la oficina al mediodía y corre que te corre, voy a uno de los dos sitios. Me lo tomo en serio y hago mi rutina de ejercicios durante una hora u hora y media. Después, ducha y otra carrera para ir a buscar a los peques al colegio y a regresar a casa para hacerme la comida antes de regresar a la oficina. Un día de estos voy a ir lavándome los dientes por el camino hacia la oficina.
Lo bueno que tiene este trajín, además de los beneficios para mi salud, es que me permite observar a otros y es muy interesante. También me da tiempo a relajarme y pensar en mis cosas, como hacía esta tarde, tumbada en pelotas en la sauna.
Es cansado, como decía al principio, pero mientras me ocupo en estas cosas, no me preocupo con otras. Eso sí, estoy deseando que llegue el domingo para poder echarme una siesta post-almuerzo de esas que marcan época.
5 comentarios:
Te acostumbrarás al trajín, así que no lo dejes, que es beneficioso para tu salud.
Al final, ¿qué haces con la rodilla? ¿Te operas o no?
Dame un toque y hablamos.
¡Vaya, si yo llevase ese trajín..!
Fran, no pude darte un toque. Ya sabes, reunión del grupo y compromisos sociales que me han tenido todo el fin de semana liada. Ayer ni siquiera me pude echar siesta post-almuerzo y tuve que salir.
Turulato, ese trajín es algo habitual en muchas mujeres de mi quinta. Se nos exige/exigimos mucho. También le pasa a muchos hombres, pero hay que reconocer que menos, que aún eso de compartir las cargas del hogar muchos no se lo saben.
¿Qué tal la reunión? ¿Muy pesada?
Es algo que no echo de menos, salvo por algunas personas.
Pues fue como siempre. Yo me tiré medio dormida toda la reunión. La noche anterior tuve una cena que se prolongó más de lo normal y dormí apenas tres horas y con el cansancio de la semana...
Lo más interesante fue el intercambio de impresiones que tuvimos en el almuerzo posterior entre las personas de la mesa. Se aprende mucho más.
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