viernes, 8 de abril de 2011

Estudios

Al leer hace un momento en el Caralibro de un amigo un comentario sobre Educación (y productividad) recordé algo de lo que quería hablar cuando escuché la noticia.


La presidenta de mi Comunidad anunció esta semana la creación el próximo curso de un Bachillerato de Excelencia. No voy a poner el grito en el cielo como han hecho desde ciertos sectores afines a la oposición, pues estoy de acuerdo con que se premien los méritos, pero ¿realmente se premia a los más meritorios? Yo creo que no.


Las diferencias entre centros son notables y más, entre los públicos y concertados así que los alumnos no tienen las mismas oportunidades. No motiva igual aprender química con material anticuado o defectuoso que en un buen laboratorio (y lo digo por experiencia). Y es mucho más sencillo sacar buenas notas en idiomas, si acudes a clase a un colegio bilingüe.


Otro factor que reduce la calidad del centro son los alumnos de integración. Seguro que al leer esto, alguno se echa las manos a la cabeza y me tilda de fascista o xenófoba. Pues vale, pero la realidad es que los profesores tienen que dedicar más tiempo a chicos que no cumplen unos requisitos mínimos o que se incorporan a clase en mitad del curso y ese tiempo se lo quitan al resto de alumnos. Algo que tampoco beneficia a estos alumnos (habría que reforzar las clases de apoyo base).

Es curioso que se permita que ciertos centros se conviertan en ghettos (y al pobre que no tiene la suerte de poder permitirse estudiar en otro centro, se le puede dar por jodido) y en cambio, haya centros concertados que no tienen ni un sólo alumno de integración.


Y por último, el profesorado. Hay grandes profesores, pero ¿y si caes en mano de un profesor mediocre? Vuelvo a hablar por experiencia, pero de hacer ecuaciones por diversión un curso, caí en manos de un profesor de matemáticas al siguiente, que me hizo odiar la asignatura. ¿Cómo comparar y baremar esto? ¿Tienen algún premio de excelencia como los alumnos?


Sí, buena medida, pero antes de colgar medallas, que está muy bien para quién se lo merece, hay que ver si todos juegan bajo las mismas reglas.



No quiero extenderme más, pues al escribir esto, he tirado de algunas experiencias y recuerdos sobre los que quiero meditar.

3 comentarios:

Antony Vidale dijo...

No hacen falta mas palabras. Tu análisis es mucho mas completo y comprensible que el estudio gordo de cualquier concejal o ministro que no ve mas allá del borde de su mesa.

Turulato dijo...

Coincido con Cartagena Ciudad. Añadiría que la cuestión es que nunca, nunca, podemos dejar sin solución un problema por la dificultad que presenta. Decantarse por lo fácil y perder inteligencias valiosas es suicida.

Silvia dijo...

Llevamos suicidándonos desde que yo tengo uso de razón.
La Educación que tendría que ser el pilar fundamental sobre el que asentar nuestra Sociedad (y nuestro progreso) se ha arrastrado por los suelos.
Pero aquí parece ser que a nadie le interesa meter mano al problema, que se maneja mejor un rebaño poco formado.
Gracias a ambos por los comentarios.
Fran, gracias por el favor, que blogger me tiene manía estos días...