martes, 7 de febrero de 2006

Familia

Hoy vino una de mis primas y estuvimos charlando mientras tomábamos un café, recordando algunas historias familiares. Ella comentaba que después de un problema que tuvo bastante serio, se había dado cuenta de lo importante que era la familia.
Yo no vengo de una familia muy extensa. Por parte de mi madre, sólo tengo a mi abuela y a un tío y una tía (solteros ambos) y por parte de mi padre, sus tres hermanos (con sus respectivas esposas) y siete primos (y sus parejas). Sé que mis padres tienen primos, pero como no los conozco, pues no les cuento.
La familia de mi madre siempre ha estado muy unida (si encima que son pocos estuvieran "de uñas", apaga y vámonos).
En la familia de mi padre, ahora están unidos pero no siempre ha sido así.
Cuando era pequeña y por una serie de malentendidos, mis tías se enfadaron entre ellas lo que hizo que no permitieran que mis primos se conocieran entre ellos. Mi madre, que siempre ha sido una mujer muy sensata y muy paciente, se mantuvo al margen lo que hizo que tuviera contactos con todos los bandos enfrentados. De hecho, la única vez que hemos estado todos reunidos mientras mis abuelos estaban vivos (salvo mi prima pequeña que no había nacido aún) fue en mi primera comunión.
A mí esa situación me molestaba, sobre todo por mi padre y mis abuelos. Y también por mis primos, porque no tenían porque pagar los "pecados" de sus padres.
Y como soy una cabezota y se me había metido entre ceja y ceja cambiar la situación, decidí tomar partido. El de mis abuelos.
Discutía con toda mi familia: con mis padres porque no querían que hubiera más movidas, con mis tías porque hablaba a mis primos unos de otros, con mis tíos porque cabreaba a mis tías...Con los únicos que no discutía era con mis abuelos.
Supongo que ese afán algo quijotesco por unir nuevamente a la familia, fue por lo que mi abuelo siempre decía que yo era su nieta favorita (nunca entendí porque lo decía, porque ni soy la más cariñosa ni la más efusiva de mis primos) cosa que en su momento, me costó otro buen montón de discusiones.
Durante años estuve "dando la brasa" a toda la familia. Mi padre, que es un bonachón, me echaba un cable con mis tíos; mi madre apaciguaba a mis tías y yo iba captando a mis primos para mi bando.
No fue hasta la muerte de mi abuelo primero y de mi abuela poco tiempo después, que mis tíos se sentaron a hablar y a acercar posturas.
Ahora quedan de vez en cuando para comer, se llaman a menudo...Sé que la pena de mi padre y de sus hermanos es no haberlo hecho cuando mis abuelos estaban vivos, pero al menos lo han arreglado.
Mi familia no es perfecta, pero es la que tengo. Y me gusta que ahora estén unidos.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

No se si te gustará o no que sin avisar me introduzca en tu página,pero me gustó y me gusta tu comentario sobre la familia, lo tienes muy claro, si la mayoria pensáramos así, otro gallo nos cantara. Un saludo Nina

Silvia dijo...

Nina, aquí la buena gente siempre es bienvenida.
Sí que es cierto que tengo muy arraigado el sentido de la familia (gracias a mis abuelos) y que a pesar de los malos tragos que me han hecho pasar (y yo a ellos), me "partiría el alma" por protegerlos y sacarlos adelante.
Ahora el concepto de familia está cambiando y ya no es sólo la formación tradicional. Hay familias monoparentales, familias donde los progenitores son homosexuales, etc. y a mí me parece genial, siempre que se basen en el respeto y en el cariño.
El problema es que de lo que es respeto andamos un poco escasos.
Un abrazo y bienvenida de nuevo

Turulato dijo...

Amén

Luis Caboblanco dijo...

Suerte que tienes. Y envidia que me das...

Leodegundia dijo...

Te felicito por la lucha que llevaste a cabo para unir a tu familia, al igual que tú, yo procuro mantener unida a la mía.
Un abrazo y gracias por tu visita.

Silvia dijo...

Alguien tenía que hacerlo y me tocó a mí. A pesar de que hubo momentos en los que lo pasé mal y quise tirar la toalla, sé que si lo hubiera hecho no me lo habría perdonado nunca.
Visitar tu blog es un placer. Tienes un gran blog
Un abrazo