lunes, 20 de febrero de 2006

Rubaiyyat

El último libro que ayer engrosó las filas de mi biblioteca (y que disminuyó las montañas del VIPS) fue una edición de las Rubaiyyat de Omar Jayyam (concretamente esta edición).
¿Cómo conocí a Jayyam? Pues pura chiripa. Me prestaron una novela sobre Hassan Sabbah, en la que se mencionaba la relación de amistad con el poeta y matemático. Fue un personaje que me llamó la atención y me hice con sus Rubaiyyat. Me encantaron desde el primer momento. Me identificaba bastante con las contradicciones en las que parecía sumido Jayyam y leer esas cuartetas era una especie de catarsis. Tanto me fascinaron que convencí a un amigo para que se las leyera y le presté mi libro (que no volví a recuperar).
Y años después, vuelvo a tenerlo. Anoche no pude evitar leerlas nuevamente todas, de un tirón. Hoy he ido saboreándolas, disfrutando las que más me gustan. Me sería díficil decantarme por una, pero bueno, aquí van algunas de mis favoritas:

A nadie le ha sido prometido un mañana.
Mantén en la dicha tu alma nostálgica.
Bebe el vino en el claro de luna, mi amor, que la luna
brillará muchas noches sin volver a encontrarnos.


Líbrate a la alegría porque la pena es inmensa.
Las estrellas volverán a citarse en sus lugares de siempre
y los ladrillos que cocerán con tu cuerpo
servirán para edificar el hogar de otros hombres.


No sometas tu cuerpo a la pena
para conquistar la plata y el oro.
Brinda con tus amigos antes de que tu aliento se enfríe.
Después de ti tus enemigos serán quienes brinden.


Un mundo entero te busca en su desamparo.
El derviche y el opulento no saben cómo encontrarte.
El rumor de tu nombre llega hasta todos, pero son sordos.
Estás presente a los ojos de todos, pero son ciegos.

1 comentario:

Turulato dijo...

Un placer. El primero, y luego el segundo,...