lunes, 18 de septiembre de 2006

Válvula de escape

Parecía un fin de semana prometedor. En el vuelo de ida hacia mi reunión de trabajo conocí a un aspirante a "pitufo", de los que a mí me gustan: sobre el metro ochenta y cinco, grandote, ojos muy expresivos, conversación interesante y sentido del humor que hizo que la hora y media que compartimos se hiciera demasiado corta. Después, una reunión de trabajo agradable con un almuerzo junto al mar y más conversación interesante, aunque centrada en el mundo laboral. Y los planes para el resto del fin de semana se presentaban igual de bien: cena con J. nuevamente junto al mar, almuerzo al día siguiente con la familia de Jose y muchas risas...

Pero todo se torció. Mi particular pájaro de mal agüero no es un ave, sino un aparatito pequeño y negro en cuya cubierta pone Motorola y que trae las malas nuevas no con un graznido, sino con una musiquita que hasta no hace mucho me resultaba agradable. Y no sólo fueron malas nuevas, que me resultaban familiares por haber pasado por lo mismo en otras dos ocasiones, sino esta vez, se abrió la caja de Pandora de los malos recuerdos, de esos que duelen demasiado.

Recuerdos que surgen como un torrente y arrasan con todo. Y después, sólo te sientes pequeñita e insignificante. Y sabes que lo único que necesitas en ese momento es sentarte en un rincón, encogida, apretar los puños con fuerza y esconder la cabeza entre las rodillas. Y llorar...Llorar hasta que te duelan los ojos, a ver si ese dolor físico te hace olvidar, aunque sea una milésima de segundo, ese otro dolor interno que te oprime el pecho y te deja sin aliento. Una válvula de escape en forma de lágrimas para no estallar en mil pedacitos.

Pero...¿quién ha dicho que uno tenga siempre lo que necesita en esta vida? Porque hay otros, personas a las que quieres y que te quieren, que en estos momentos necesitan tu apoyo. Y da igual que se hayan abierto las puertas del mísmisimo infierno, porque coñe, les quieres y cuentan contigo. Y al menos, les debes el no tratar de fallarles. Así que notas las lágrimas que te queman en los ojos intentando escapar, te pones las gafas de sol para ocultar a las posibles fugitivas y aparcas tu dolor hasta otro momento, con la tonta esperanza de que la caja de Pandora se cierre sola y que las aguas vuelvan a su cauce.

En el vuelo de regreso a Madrid, con la cabeza apoyada en el cristal de la ventanilla, pensaba en una posible válvula de escape. Y descartadas las lágrimas por el momento, aunque haya habido alguna fugitiva, recuerdas ese sitio, el de "tus idas de olla", dónde sabes que no te van a leer esas personas que ahora te necesitan entera y no en trocitos.

Y no sé si es porque han pasado las horas o porque esto es un buen ejercicio catártico, pero parece que la caja de Pandora se va cerrando. Bueno, no exactamente. Esos malos recuerdos, más dolorosos, se van viendo empañados por los recuerdos más alegres asociados a ellos y vuelven las aguas a su cauce.

"El dolor de ahora es parte de la felicidad de entonces. Ese es el trato"

Este fin de semana, más que nunca, entiendo y comparto el significado de esa frase.

3 comentarios:

Silvia dijo...

¿Habéis oído alguna vez eso de que las desgracias no vienen solas, que vienen de la mano?
El sábado por la tarde, uno de mis tíos, sufrió un derrame cerebral y le aparecieron coágulos de sangre en el cerebro. Le operaron de urgencia y está muy grave.
Cuando le dieron la noticia a mi prima estaba fuera de Madrid y se puso tan nerviosa que tuvo un accidente de tráfico al regresar. Esta mañana, por fin, logré que la trasladaran al hospital dónde está ingresado su padre. No ha sido nada grave, sólo un par de huesos rotos, pero el susto...Mi tía no ha podido más y tiene una crisis nerviosa y mi primo está a puntito de tener otra y no puede darle, porque padece la enfermedad de Crohn y podría acabar en el mismo hospital que el resto de la familia.
Yo llevo toda la mañana en el hospital, hablando con los médicos, moviendo papeles y viendo a la familia, para que así mi primo aprovecha y descansa un poco.
La buena noticia es que mi tío evoluciona muy lentamente, pero evoluciona. Y si la inflamación baja, podrán extirparle el último de los coágulos.
Cuando recibí la noticia me quedé en shock y fue la 'caja' que se abrió. Dos personas a las que he querido muchísimo murieron murieron por un derrame cerebral y reviví todo de golpe. Pero bueno, ahora no es el momento de esas cosas.
Gracias. Un besazo,

UnaNada dijo...

más ánimo

Turulato dijo...

Pasará. No lo dudes.
Y volveréis a reir.