miércoles, 24 de octubre de 2007

P.E.R.

A primeros de este mes, empecé en una academia los estudios para sacarme la titulación de patrón de embarcaciones de recreo (P.E.R.).

Estoy disfrutando como una enana con las clases teóricas, sobre todo con la parte de navegación (y algo menos con la de reglamento). Extiendo mi copia de la carta del Estrecho (que es con la que nos examinan) sobre mi escritorio, cojo mi compás y el transportador y a "viajar". La de veces que me he "ido" de Cabo Trafalgar a Punta Malabata, de Cabo Espartel a Punta Gracia o de la isla de Tarifa a la isla Perejil. Una de los descubrimientos en la carta que me ha resultado más curioso ha sido que frente a las costas de Gibraltar hay un vertedero de explosivos de los hijos de la Gran Bretaña.

Lo malo del curso es que apenas se mencionan los barcos de vela y es lo que a mí verdaderamente me interesa. Tanto, que además de las prácticas de motor obligatorias, he cogido unas opcionales de vela que haré el mes que viene.

Algo que me dice casi todo el mundo, cuando se enteran que estoy haciendo este curso es "Ah, pues cuando te compres el barco, me das una vuelta". Y yo pienso, "pues ya pueden esperar sentados".
Porque claro que me gustaría tener mi propio barco, pero no es algo que contemple a corto plazo.

Yo quiero un velero y si es de madera, mejor. Suelen ser más económicos que un barco con casco de fibra de vidrio o que un barco de motor, pero su mantenimiento es más caro. Y sobre todo, para cualquier tipo de barco, los amarres son bastante elevados. ¿Cuánto tiempo podría disfrutar ahora mismo de mi barco con la vida que llevo? Se iba a tirar más tiempo amarrado que navegando y mientras, pagando amarres y mantenimiento.

Además, está el hecho de que ahora mismo, de navegar a vela "ni papa". Y lo mismo se puede decir de la navegación a motor. Porque aunque haga prácticas, no creo que con las que se dan, sea capaz de llevar una embarcación como a mí me gustaría hacer. Así que primero me gustaría seguir aprendiendo, haciendo cursos e incluso formando parte de alguna tripulación para aprender antes de gobernar la embarcación yo solita.

Y luego...
He comentado en alguna ocasión que uno de mis sueños sería tener mi propio hotel rural, chiquitito y de buen trato a los clientes.
Otro de mis sueños, para el que también se necesita un buen "zurrón de pasta" (vamos, que a esperar a que me toque la loto) sería comprarme un velero de madera, clásico e ir poco a poco restaurándolo, con mimo. Escuchar cada crujido de la madera, seguir sus vetas o bruñir los candeleros, antes de emprender viaje a rumbo desconocido.

Mi barco, el mar, el viento en la cara y quizás, buena compañía.

Voy a echar una primitiva a ver si tengo suerte...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Mírala ella que aplicada, que está hecha toda una estudiante. Seguro que alguno de los regalos que recibiste por tu cumpleaños, te está siendo muy útil.

¿Y cuando dices que me vas a dar una vuelta en un barco? Jejeje

Un abrazo

Mar dijo...

¡jo!

NIck dijo...

hola
he leido con agrado su gusto por las velas y espero que poco a poco se le cumplan sus metas.
p.d esta muy bonito lo dicho..

Silvia dijo...

Fran, ¿cuándo quieres que quedemos para dar una vuelta con una barca en el Retiro? Por supuesto, tú remas, que yo voy para patrona :-P.
Los regalos me están siendo utílisimos, pero sobre todo, me gustaron mucho todos.

Tha, ya sabes, anímate que es muy entretenido.

Nike, gracias por el halago. A ver si poco a poco voy trabajando y estudiando para ser una buena navegante

un saludo a todos