viernes, 21 de marzo de 2008

'O mare e tu

- Voy a mostrarte una playa que es una gozada. Y nos podemos dar un chapuzón.
- No seas loca. Hace sol, pero no calor. No hemos traído bañadores ni toallas ni nada de nada.
Ella sonrió y le dió un beso en la mejilla.
- Gruñón. ¿Quién necesita bañadores en una playa desierta? - cogió su mochila del asiento trasero del coche, la abrió y le mostró una toalla blanca. Él quedó parado unos segundos, mirando alternativamente la toalla y a ella.
- Lo tenías todo planeado...- ella se encogió de hombros, riéndose. Él la atrajo hacia sí y la besó, riéndose - Vamos, sinvergüenza.

Después de descalzarse y coger las toallas, comenzaron a andar, abrazados, hacia la playa. Era un día de principios de otoño, soleado y, raro en esa zona, con poco viento. La brisa les traía el olor a salitre, mientras escuchaban las olas muriendo contra las rocas y los graznidos de las gaviotas. Al frente, se abría el océano, majestuoso. Tras de sí, al fondo, se contemplaban las vistas de la sierra de Sintra, entre las que se escondía el palacio "encantado" que irían a visitar más tarde.

Se sentaron en la arena a contemplar la inmensidad del océano. El tiempo parecía detenerse. Ella entre sus piernas, abrazada por él, con las manos enlazadas y la mirada de ambos puesta en un futuro común, hablando con su silencio.
- Te mueres de ganas de darte un chapuzón, ¿verdad?
Ella pareció despertar de sus ensoñaciones y asintió con la cabeza, mientras se giraba para mirarle. No quería dejar sus brazos, pero al mismo tiempo, sentía como le llamaba el mar y buscaba en sus ojos color chocolate un atisbo de duda, que le hiciera quedarse a su lado.
- Cada vez que ves el mar, se te van los ojos detrás - le apartó un mechón de pelo de la cara y le dió un beso en la punta de la nariz - Anda, ve. Yo te espero aquí.
Comenzó a desnudarse. Sentía el calor del sol y el calor de la mirada de él sobre su piel desnuda. Le dió un beso en los labios y se acercó a la orilla.

Se adentraba poco a poco en el mar, sintiendo las olas estrellarse contra sus piernas. Su piel se erizaba sobre los músculos ateridos y comenzó a temblar, pero no detuvo su avance. Respiró hondo y se zambulló en el agua. El frío le hizo sentir un dolor sordo en la cabeza y los ojos comenzaron a escocerle por la sal. Cuando emergió le castañeteaban los dientes, pero sonreía. Siempre la misma sensación. Pertenecía a ese lugar. No había sitio para miedos ni dudas. Se diluían entre las olas. Cada brazada o el sabor a salitre en sus labios le hacían sentirse viva. Libre. Sabía que cuando regresara a tierra, volverían los miedos y esa sensación de estar fuera de lugar.

Era tan tentador el seguir nadando, huyendo de la orilla hasta que le abandonaran las fuerzas...Levantó la vista.
No podía ver sin gafas, pero le adivinaba en la orilla. Sus ojos oscuros, su sonrisa, como se pellizcaba la barbilla cuando estaba preocupado o la arruga que se le formaba en la frente cuando se concentraba en algo, su olor, la voz que lograba asedarla, la suavidad y la fuerza de esos brazos entre los que se sentía en casa...Lo entendió. Nadó hacia él, no dejándose vencer por la marea que le alejaba de su otro mar.

Salió del agua y se acercó a él, que la esperaba con los brazos abiertos y una sonrisa. Le envolvió con la toalla, acogiéndola. Sus labios bebían el salitre, templando con su aliento la piel desnuda. Ella iba desnudándole, buscando el calor y el tacto de su piel. Piel con piel, cada beso, cada caricia, cada abrazo, eran su camino para fundirse en el otro, para ser Uno.

Sin dudas, sin miedos.



Dulce Pontes & Andrea Bocelli - 'O mare e tu

5 comentarios:

Vitore dijo...

Vaya niña. Un relato bien contado y muy bello. Enhorabuena. Besos.

Fran dijo...

No conocía la canción y no hablo portugués, pero no lo necesito para que me toque el alma.
El relato, muy bello, sinvergüenza.
Un abrazo

SOMMER dijo...

Un relato magnífico sobre lo bello que es vivir.
Enhorabuena.

Saludos

Turulato dijo...

Has vivido. Un privilegio.

Silvia dijo...

Gracias a todos.
Turu, una matización. Sigo haciéndolo. No sé hacer otra cosa.
Besos