miércoles, 29 de octubre de 2008

¡¡Cómo está el servicio!!

Anoche estuve en un workshop, con cena posterior, que organizó la Oficina de turismo de Alemania. El evento tuvo lugar en la calle Serrano, en plena Milla de oro madrileña, dentro de un centro comercial, el ABC Serrano, que tiene una preciosa fachada, con aires andaluces y recubierta parcialmente de azulejos, que da hacia el Paseo de la Castellana. Y que hasta hace unos veinte años, fue la sede del diario ABC.

El workshop en sí, como todos. Unas cosas interesantes y otras un peñazo. En este tuve la oportunidad de "conocer" algunas regiones de Alemania que creo que pueden ser interesantes para mis clientes. Como nota positiva, la amabilidad de la oficina de turismo de la región de Selva Negra, concretamente de Freiburg, que eran de lo más amenos y didácticos.

La cena.
La comida fue deliciosa, salvo el postre, que me pareció malísimo. Vamos, que a mí que me apasiona el tiramisú, lo dejé prácticamente entero.

El servicio.
Nefasto. Malo con avaricia. Y en un restaurante de esa categoría, que no es precisamente económico, un error garrafal, porque esa imagen es la que das de tu "casa".

Cada vez que uno de los camareros (de los más mayores por si alguno piensa que puede ser por la inexperiencia de la juventud) me servía agua, me sentía tentada a pedirle el paraguas a mi compañera de mesa. ¡Coñe, que yo voy duchada de casa!. En la mesa de al lado, no servían los platos, los "repartían" como si fueran cartas de una baraja. Lo de reponer pan, nada, que engorda.
Cuando le pedí al camarero que, por favor, me echara un poco de salsa de vino dulce sobre el solomillo, me lanzó una mirada de las que matan.A ese mismo camarero fue al que le pedí que me cambiara la taza del café pues tenía dos grietas bien visibles y por un momento, mentalmente, me ví tomando taza de loza como postre.


Pero lo "mejor" fueron los vinos.
Salvo el tinto, la oficina de turismo sirvió vinos alemanes. Tres vinos distintos. Blancos. Uno de ellos era un Riesling, delicioso. Fue el primero en ser servido. Poco frío. De mi copa de vino a la de mi vecina de mesa, el camarero dejó un reguero de gotas por todo el mantel.
Lo sorprendente fue cuando tocó servir el segundo vino, que el camarero, ni corto ni perezoso, lo echó en la misma copa. Yo me dí cuenta de que la botella era distinta que la anterior y antes de que me sirviera, pedí una copa limpia. Y vamos, ni que le hubiera pedido que me cediera uno de sus riñones...(Y si llega a oír mi comentario acerca de la "gotita", estoy segura de que me tomo el vino con envase y todo).

Es una lástima que una velada tan agradable como la de ayer, con interesante charla, risas y buena comida (salvo el postre), se viera ensombrecida por la poca profesionalidad de algunos. Falta de profesionalidad, que yo considero que está ligada claramente a la falta de formación y en muchísimos casos, a la falta de educación generalizada.

El sector turístico (en el que incluyo la restauración) ha sido y es, uno de los pilares de nuestra economía. La teta de la vaca que se ha ordeñado sin consideración. Ahora, con la debacle de la construcción y con la falta de tejido industrial que padecemos, muchas miradas se fijan nuevamente en él. Y volveremos a cagarla. Ya no somos ese país de hace 40-50 años, desconocido, asequible en precio y que suplía la falta de profesionalidad con amabilidad. Es más, ahora la amabilidad es un valor escaso.
Nuestra apuesta debería ser por la calidad y el servicio excelso, con profesionales preparados, que valoren su trabajo y que no sólo lo vean como una forma fácil de conseguir dinero. Porque por mucho que piense mucha gente, no todo el mundo sirve para servir.

3 comentarios:

Fran dijo...

¿Dejaste el tiramisú? ¿En serio? Pues ya tenía que ser malo...

Lo del servicio, tristemente es peor cada día, como cuentas. Y no tiene nada que ver con la chorrada esa de Arias Cañete de los inmigrantes. Es lo mismo de casi siempre, aplicable a casi cualquier ámbito de la vida actual. Ganar dinero rápidamente y de un modo relativamente fácil, sin valorar el esfuerzo o molestarse en mejorar.

SOMMER dijo...

Madre mía Silvia, que estás igual que Arias Cañete....

Manda huevos que diría Trillo....

Besos y buen fin de semana.

Silvia dijo...

Fran, era incomible.

Sommer, no, no, que no tengo barba y yo no hago distinciones por la nacionalidad. Si uno es malo, me da igual que sea de Guayaquil como de Moraleja de Enmedio. Los de este restaurante, eran todos españoles y algunos eran pésimos camareros.

Besos