Cambio de planes (pero ha sido estupendo)
Estas Navidades estoy muy moderada y no he cometido ningún exceso. Porque hoy, y quería reservarme para no cometer uno tras de otro, tocaba el día del exceso: la comida con los amiguetes de la complu. Arroz con bogavante en Parrondo, botella tras botella de vino y después copas en el Geographic o dónde se terciara. Todo aderezado con muchas risas.
Pero ayer me llamó Chiqui diciéndome que salvo él y yo, el resto estaban tocados. ¡Qué malo es hacerse mayor y no darse cuenta de que no nos recuperamos igual de los excesos! Yo tenía los billetes y otros compromisos, así que tenía que venir a Madrid de todas maneras, pero me sabía mal, cuando podemos quedar cualquier otro día, que él se viniera estando el tiempo como está.
Anoche llamé a J. que también iba a estar en Madrid y quedamos para comer. También hubo muchas risas, alguna proposición deshonesta que me estoy planteando el aceptar, pero nada de excesos en las cosas de la manduca.
Y por la noche, hasta hace un rato, el socio, su familia y yo hemos estado cenando e intercambiándonos los regalos que Papá Noel ha dejado en nuestras respectivas casas. ¡Cómo me ha gustado la cara de Diego (que está enorme y guapísimo), su niño, al ver su regalo! ¡¡Y lo que me ha gustado el mío!!
Me han "regañado", me ha caído una colleja (literal), nos hemos puesto al día con algunos cambios (su barba, mi pelo corto), nos hemos reído, he jugado con Diego, hemos cantado un villancico, nos hemos marcado un baile...
Más que un exceso de comida y bebida, que acaba en mi tripa irremediablemente, prefiero el exceso de hoy. De cariño, de risas, de abrazos. De lo que alimenta el espíritu (que el cuerpo tienen reservas).
Muchísimo mejor. Dónde va a parar...
2 comentarios:
Pues que el 2010, llegue cargado de ese tipo de excesos, cariño, amor salud, risas...
Desde México un abrazo.
Reguapa que estás con el pelo corto y alborotado.
Diego está loco con sus regalos (y los demás también, que conste). Ayer estuvo todo el día con sus primos jugando a los clicks y por la noche, antes de dormirse, estuvimos leyendo un poquito del libro que le regalaste.
Espero que tuvieras un buen viaje hasta Burgos. Y recuerda, me debes una visita.
Un abrazo
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