lunes, 14 de diciembre de 2009

Solidaridad navideña

Como ya es sabido para el que visite estos lares, a mí me gusta la Navidad. La clásica y, preferiblemente, blanca Navidad. La de estar con la familia y los seres queridos y la del intentar ser menos cazurros y mejores personas.

En mi parroquia, e imagino que en la mayoría, se realizan colectas de alimentos para la gente más necesitada (que han aumentado especialmente este año).
En el gimnasio al que he comenzado a asistir, además, harán una colecta de juguetes (me lo he pasado teta comprando puzzles y clicks de Playmóbil para llevar) y creo, al menos el año pasado lo hicieron, en Starbuck's recogen libros.

Hace un rato, haciendo la compra en el super, se lo comenté a una conocida. Y me ha tocado sermón (¿pero por qué a mí?) sobre lo hipócritas que somos al ser sólo solidarios en esta época del año. No tenía ni tiempo ni ganas para discutir, pero me ha fastidiado.

Si yo soy solidaria o no el resto del año, es asunto mío. Con saber que yo actúo como debo, me vale y no necesito colgarme ninguna medalla.
Claro que me gustaría que la gente fuera buena y solidaria todo el año, pero soy realista. Y mira, si es una vez al año, mejor es que ninguna.
Además, yo no pretendo imponer la solidaridad (que impuesta deja de ser solidaridad) a nadie, así que cada uno actúe como quiera.

Aunque aún faltan unos cuántos días para la Nochebuena, os deseo de todo corazón que seáis todo lo felices que os dejéis y que disfrutéis de ella como más os guste. Feliz Navidad.

3 comentarios:

Fran dijo...

Tienes imán y sobre todo, paciencia. Porque yo le habría mandado a hacer gárgaras.

Feliz Navidad para ti también.

Un abrazo

Turulato dijo...

¡Fíjate si tienes razón que hasta a mí me vas convenciendo!. Este año tengo ganas.
Aunque cuando veo El Corte Inglés me desaparecen..

Silvia dijo...

Sencillo. No vayas al Corte Inglés y recurre al pequeño comercio.
Imagínate en una de esas tiendas de ultramarinos que a ambos nos gustan. Cierras los ojos, te embriagas de los olores y recuerdas al niño ese riquísimo que calzaba chirucas.
Luego vas a un puesto de esos que están en vías de extinción, los que venden belenes bonitos, y compras alguna figurita.
Si ves que te desaparecen las ganas, yo te reenvío un flash que me dieron los Reyes hace un par de años.
(Y no te canto un villancico porque eso sería peor que Guantánamo)