lunes, 19 de julio de 2010

Momo


Hace un momento, me llamó Fran. Me pilló cambiándole el agua a Casio, antes de irme a la oficina.

Casio (su nombre completo es Casiopea) es la tortuga que le regalé a mis sobrinos hace un año. Aunque el nombre corresponde a aquella que desafió e insultó a las Nereidas, no se lo puse por eso.
Es el nombre de la tortuga de Momo. Momo es un libro que me encanta y sabía que al hablarles de él, les iba a llamar la atención. Como aún no saben leer, les voy leyendo yo la historia de la niña que sabía escuchar y que se enfrentó a los ladrones de tiempo.

Si alguno ha leído la historia, sabe que los ladrones de tiempo se fuman el tiempo que las personas creen ahorrar. ¿Y cómo se ahorra el tiempo? No disfrutando de la imaginación, de eso tan maravilloso que es perder el tiempo (aunque yo lo considero una inversión) leyendo, jugando o simplemente soñando...
Le comentaba a Fran que, con mis intensivos de oficina de estos tiempos, puedo parecer una de las camello de los hombres grises. Les paso una mierda de buena... O eso puede parecer.

Porque aunque el cansancio y la rutina me pueden derrotar un poco estos días, sigo soñando e imaginando, procurando disfrutar de los pequeños momentos de mi rutina.

Además, nunca he perdido la esperanza de hacer que mi hombre del tiempo particular deje de fumar...

2 comentarios:

Fran dijo...

Mira, una tortuga es un buen animal como mascota para que los niños cojan responsabilidades. Son un poco sosas, pero no dan mucho trabajo.

¿Sabes? Me gusta tu estilo.

Oshidori dijo...

Leí Momo en la radio hace muchos años (o quizá no tantos, que mi hombre del tiempo me fuma los espacios) y lo pasamos los actores francamente bien. Soñar, siempre soñar.