domingo, 23 de marzo de 2008

Otra ida de olla más

Anoche recibí un SMS de una de mis hermanas diciéndome que si les invitaba a comer hoy a ella, a mi cuñado y al hermano de éste, que venían de vacaciones y no tenía nada en la nevera.
Como me conoce bien, sabe que no habría problema con la autoinvitación (y como yo les conozco a ellos, ayer hice compra)

Reconozco que me gusta y me relaja cocinar, sobre todo para otros. Ponerle cuidado, atención y mimo a lo que estás haciendo. Teniendo tiempo, no me importa aprovecharlo en la cocina y cuando estoy muy quemada, me meto entre fogones para olvidarme un poco del mundo.

Hoy tocaba chipirones rellenos en su tinta, que aunque es sencillo, tiene su trabajo (Bueno, si los compras ya rellenos tiene menos, pero a mí eso no me va). Así que después de desayunar y con el delantal puesto, preparé los ingredientes del plato y me pusé a limpiar los chipirones para rellenarlos más tarde.

Mientras estaba en plena faena, recordé otra ocasión en la que preparé esta receta en casa de un amigo y lo pijotera que puedo ser cocinando.
Rebeca, que me estaba echando un cable, se sorprendió al verme quitarle la piel a las aletas de los chipi que iban dentro del relleno. Cuando me dijo que porque lo hacía, que no se notaba y no se veía, me sorprendí. No hacía falta que se vieran, yo iba a saber que no iban a estar bien.

Raúl, otro amigo, se quedó a cuadros cuando preparando salmón en su casa, me fui a por mi bolso y quité una a una las espinas que quedaban en el lomo con las pinzas de depilar antes de cocinarlo. Ahora tiene unas pinzas para ese propósito (que le regalé), que sólo uso yo cuando voy a su casa que él ni las toca.

Mi hermana pequeña y su pareja, a la que les gusta mucho el marisco pero que son pelín vagos, piden que les haga paella cuando vienen a casa. Y es que coloco todas las gambas peladitas (sólo les dejo la cabeza y la cola) y si veo que las tripas están muy negras, se las quito con un palillo. Además, mis sobrinas se ríen porque si voy bien de tiempo, al limón le pongo ojos, bigotes y orejas y parece un ratoncito.

El otro día, un amigo que estaba de visita, me miraba como si fuera de otro planeta cuando me vió pasarle el Nanas a los mejillones para dejarlos como los chorros del oro
Un inciso para los hombres, que algunos sois un poco torpes. En las primeras citas no se habla ni de las ex ni de las madres. Y sobre todo, si véis que la otra persona se está esmerando en hacer algo, no digáis en tono de crítica que si vuestra madre lo hace tal o pascual porque entran unas ganas de mandaros a que os estimulen la próstata interiormente...

Y cuando hago postres, me da por jugar con los moldes y los aros para presentarlo más mono. Que luego me da hasta pena comérmelo.

Tanto hablar de comida y cocina, me he acordado de algo que he visto en la tele hace bien poco. En un concurso de cocina, propusieron a los concursantes preparar un menú basado en los siete pecados capitales. Para los que no se los sepan, éstos son la Soberbia, la Ira, la Avaricia, la Envidia, la Pereza, la Lujuria y la Gula.
Si vosotros tuvieráis que asociar un plato a cada uno de los pecados, ¿que preparariáis? (o que os gustaría que os preparasen, si no cocináis).

8 comentarios:

Fran dijo...

Yo ya no estoy para citas con nadie que no sea mi santa, pero por si acaso, se lo iré recomendando a mi nano.
Si te da pena comerte un postre, especialmente si lleva chocolate, ya te ayudo yo y así no te saltas la dieta. Dice aquí mi santa y yo suscribo, que si te sobra alguno de esos guisos o te aburres y quieres cocinar para alguien, nos ofrecemos voluntarios.
Ahora los deberes, que los veo un poco complicados.
Empecemos por lo fácil.
La Gula: Brownie de chocolate con chocolate caliente y helado de chocolate blanco.
La Soberbia: Jamón ibérico de bellota para mi, jamón serrano normalito para alguien que me caiga mal.
La Envidia: la cara del otro cuando yo me esté trasegando el jamón ibérico.
La Lujuria: una cena a solas con mi legítima y sin nano, un buen vino y chocolate fundido templadito.
La Avaricia: repetiría con el chocolate. Todo para mí, que soy un adicto.
La Ira: las coles de Bruselas. ¡Qué asquito más grande!
La Pereza: las acelgas. Si me las tengo que comer, me las como, pero me da una pereza hacerlo.
Me voy a cenar que me ha entrado hambre.
Un beso

Turulato dijo...

Desde hoy, solo emplearé la fórmula: Vete a que te estimulen la próstata.. ¡Es todo un descubrimiento!.
En cuanto a los pecados capitales, ya sabes que ahora son más, pero dejémoslo estar.
Y ahora, intentaré contestar a lo que propones, que no es nada fácil y, por lo tanto, si muy interesante. (Acabo de darme cuenta de que todos son de género femenino, que no de sexo. ¡Qué contrasentido!).

Gula:Sardinas asadas sobre brasas de carbón vegetal, muy poco hechas, sazonadas con sal gorda y sin limpiar, comidas con las manos, apoyadas sobre un trozo de pan y quitando el olor que queda en las manos con un chorreón de vino tinto.

Soberbia:Bouillabaisse marsellesa, exactamente con las 27 clases de pescado exigibles.

Envidia: Angulas a la bilbáina, preparadas desde crudo inmediatamente antes de servir.

Lujuria: Beluga Imperial, dorado claro, ligeramente frío, con cucharita, para oír como sus dientes quiebran la resistencia del huevecillo y su lengua, carnosa, húmeda, lame ...

Avaricia: Un par de huevos fritos, como Dios manda, comidos, rodeando el plato con lo brazos, con un trozo de pan con buena miga en cada mano.

Ira: Un Villagodio de no mucho tamaño -todo lo que exceda de medio quilo de carne (no de hueso)se enfriará antes de comerlo-. Sangrante....

Pereza: Una menestra con verduras del tiempo, preparando cada una por separado, como la hacen en La Rioja. ¡Me da pereza guisarla!.
Aunque lo que me pedía el cuerpo era una buena copa de un Armagnac XO Vintage, un buen sofá de cuero y una chimenea...

Silvia dijo...

Fran, tu "santa"...Nunca un nombre más apropiado para referirse a tu esposa jajajaja.
Y deberías plantearte ir a algo como "Chocolateros anónimos" o algo así.

Turu, con una mujer no podrás usar esa fórmula. Algunos hombres se te quedarán mirando raro sin saber si es un insulto o no. Otros, los menos, te darán las gracias.
Realmente los nuevos pecados se podrían englobar en los otros. Los anticonceptivos formarían parte del pecado de la lujuria; la experimentación con células madres de la soberbia, la riqueza excesiva, avaricia; las drogas serían una mezcla de todo un poco: lujuria, gula, pereza, soberbia...; contaminar, sería una parte de soberbia.
Tenían que decir algo y no se han sabido inventar nada mejor.
En cuánto al género femenino, desde que nos "pringaron" con lo del pecado original...

Me he dado cuenta de que yo no he dicho mis pecados. Será que como peco más bien poco, se me olvidó.
Ahí van:

Gula: La opción de Turu me seduce muchísimo (ahora como Hommer, babeando con la imagen de las sardinas), pero me quedo con otro producto del mar y una preparación: los bocartes rebozados. ¡Qué ricos! Mi abuela los iba friendo y yo zampando. Cuando iba a llevar la fuente a la mesa, no quedaba ni uno y yo estaba con la panza llena.

Soberbia: Me gusta más la opción de Turu que la de Fran (¿Cuáles son los 27 pescados exigibles?). Para mí, la soberbia es algo muy simple. La tortilla de patatas que hacía mi abuela Teresa. La mejor del mundo. Sin discusión. No ha habido ni habrá nunca una tortilla de patatas mejor.

Envidia: No se me ocurre nada que envidiar en lo gastronómico. Si no puedo comer algo, hay miles de cosas más que me gustan. Bueno sí, envidio una cosa. El metabolismo de algunos, que les hace que puedan comer sin control y no engordar.

Lujuria: con la compañía apropiada, hasta un bocadillo de calamares. Si puedo elegir el recipiente, el helado me parece muy lujurioso.

Avaricia: El arroz con leche como lo hacen en Asturias. Este pecado y yo no "pegamos". Siempre compartiría mi plato, aunque fuera lo que más me gustase del mundo.

Ira: Fran, ¡con lo ricas que están las coles de Bruselas!. Para mí la Ira, algo con mucho picante, como un taco que tomé una vez. Porque me subieron los calores, pero acabé entre lágrimas, como sucede casi siempre que alguien se deja llevar por ese pecado.

Pereza: Otro pecado que no me pega en absoluto. La opción del sofá, la chimenea y el Armagnac, excelente. Pero más de andar por casa mis papillas.
Opción 1: cójase un bol con leche caliente, Cola Cao (del clásico. No vale ni Nesquik ni otras variedades de cacao) y se echan galletas María hasta que quede una especie de engrudo.
Opción 2: galletas María, plátano, zumo de naranja y azúcar. Todo mezclado en una papilla.
Cualquiera de esas dos papillas, una cuchara, una película y un sofá (o la cama). Después de la ingesta de la papilla, la película importa un pito, porque cae una siesta...

Fran dijo...

Ay, ay, ay, ¡qué se me caen lágrimas como puños! ¡Pero de risa!
¿Qué tú no pecas? ¿Desde cuándo? ¿Los últimos cinco minutos?
Bien es cierto, que de envidia o avaricia no pecas y tampoco "frecuentas" la ira o la soberbia, pero ¿y la gula? ¿o la lujuria? ¡¡Pecadora irredenta!!

Silvia dijo...

No, Fran, no peco. Y lo digo muy en serio.
Sí, lo he hecho en el pasado y la iglesia Católica seguramente no esté de acuerdo con esa afirmación acerca de mi comportamiento actual y me tenga reservadas unas vacaciones en el infierno con castigos incluidos, pero yo no considero que mi comportamiento sea pecaminoso.
¿Qué practico el sexo y que es algo que me encanta? ¿Que lo hago fuera del matrimonio? ¿Qué me gusta comer? Porque esos pecados son los que más se me podrían achacar a mí, aunque a veces tenga algunos arrebatos de otros.
Procuro no hacer daño a otros ni a mi misma (por eso me modero en la comida, para no hacerme daño), no son pasiones que me dominen y gobiernen mi vida
y simplemente, disfruto del regalo que Dios me ha hecho. La vida.
¿No es mayor pecado rechazar ese regalo? Además, sabes lo que digo en muchas ocasiones. Si Dios no hubiera querido que disfrutáramos con el sexo, nos reproduciríamos por esporas y no existirían los orgasmos.
Mayor pecado es el egoísmo desmedido y la falta de responsabilidad propia y no están en esa lista.
Un beso

SOMMER dijo...

Venga, me atrevo:

La Soberbia: Una buena fabada asturiana con su compango (chorizo y morcilla).

La Ira: Lágrimas de caramelo con sorbete de limón.

La envidia: Endibias al roquefort con salsa de jamón.

La Pereza: una pizza de carrefour (que también son apañás...)

La Lujuria: Mousse de chocolate con delicias de menta.

La Gula: comerme todos los platos anteriores de una sola vez.

Besos

Chus dijo...

Espera, que tengo una duda. ¿Hay otra forma de limpiar los mejillones?

Si me perdonáis, hoy no hago el menú que ando poco inspirada, pero me lo apunto en mis To do's.

Besos

Poledra dijo...

Ostras, lo del nanas es una idea fantástica!!! (soy de las tuyas)

Veamos:

Soberbia- Una boullabaise, tanto por el trabajo que implica como por no presentar una deliciosa sopa de pescado española, sino una bullabesa "francaise". (creo que alguien por ahí está de acuerdo conmigo)

Gula- Un bizcocho de chocolate mi-cuit, de esos que al partirlo el chocolate derretido sale delicioso empapando el exterior..me pierde.

Ira- Una buenas papatas bravas de toda la vida, de las que pican de verdad, salsa brava, no ketchup.

Lujuria- Unas buenas ostras, crudas, como debe ser...con un chorrito de limón.

Pereza- En la cocina, como me relaja, pocas cosas me dan pereza, pero podría sar los chipirines en su tinta, la salsa se me resiste y me da una pereza tremenda ponerme, cuando ya me "huelo" que encima del trabajo que dan, me va a quedar una chapuza.

Envidia- Unas buenas lentejas...de cabeza...levo 20 años con prohibición tajante, me tienen vetadas las legumbres...y resulta que me pirran...las paso canutas, y sufro unas barbaridad si vamos a un restaurante y el de al lado se pide un plato de lentejas. (idem con las alubias)