sábado, 20 de septiembre de 2008

Diálago para "sardinas"

- Te noto apagada. ¿Qué te pasa?
- Estoy triste y tengo ganas de llorar. Despacito, quedo, sin dar el follón.
- Y eso, ¿por qué?
- No lo sé. Por todo. Por nada. No es malo, sólo que estoy triste. Nada más.
- Pero algo habrá tenido que desencadenarlo. Ayer estabas de un humor excelente y reías a carcajadas. Te chispeaban los ojos. Y hoy...
- Pues no lo ha desencadenado nada. O todo. ¡Yo qué sé!. Tampoco me preocupa. Ya te digo que no es nada. Pasará.
- ¿Pero has tenido problemas en la oficina? ¿Has discutido en casa? ¿Alguna movida sentimental?
- No, nada extraordinario. Mi vida sentimental sigue como siempre, me he levantado tarde, porque no trabajé, después de una velada agradable, he hecho el vago buena parte del día y he dormido una buena siesta.
- Chica, no entiendo ese cambio de humor si no ha pasado nada. ¿Te va a venir la regla?
- No, no es eso. Quizás soy un poco lunática y me afecta la luna. O que soy como una obra de Mihura. O simplemente, nada.
- Chica, me fastidia no poder hacer algo para animarte.
- Pero es que no hay nada que hacer. A lo mejor no quiero que hagas nada. No entiendo ese "miedo" ante la tristeza. No se puede estar todo el día como unas castañuelas y cuando acomete la tristeza o la melancolía, hay que darle su tiempo, que descargue.
- Venga chica, anímate.
- No quiero animarme, quiero llorar. ¿Sabes por qué tiendo a refugiarme en mi misma cuando estoy así? ¿Por qué me oculto tras mis barreras?
- Ni idea, pero eso no es bueno.
- Para evitar conversaciones como la que acababamos de tener.

7 comentarios:

Turulato dijo...

Pasa ..., la vida; que no somos de piedra y la mente procesa constantemente, aunque no queramos ni nos demos cuenta.
Suave música del alma; melancólica. Necesaria vibración espiritual.
Solo los idiotas quieren estar siempre bien.

Fran dijo...

Los que te queremos, que somos algo egoístas, preferimos el chispeo de ojos a las lágrimas y no queremos que te encierres mucho, que nos reconforta tu presencia. Por eso, los interrogatorios y la impotencia al no poder hacer nada.
Hay algo que me cuesta creer conociéndote. Que no sepas porque estás triste.

Silvia dijo...

Me dan algo de repelús las personas que siempre están como unas castañuelas, no me las creo y acabo poniéndome a la defensiva con ellas.
Porque yo no quiero estar bien. O al menos, no estar bien como lo entiende la mayoría. Para mí, es estar en equilibrio, que me parece más complicado.
Y me gustan mis días grises, porque cuando pasan, valoro más el calorcito del sol.

Fran, lo entiendo porque me pasa igual. Antes me agobiaba más esa impotencia. Ahora me limito a estar por ahí, por si quiere tender la mano, que encuentre la mía.
Y me conoces bien. Sé porque estoy triste. Sólo que no quiero compartirlo e iniciar otras conversaciones que no llevan a ningún lado.

Blas de Lezo dijo...

Es cierto, cuando te invade la tristeza sin justificación mundana simplemente la deja uno llegar y solo hay que dejarla ir.
Eso sí ha de irse mas tarde o más temprano.



¡Feliz Tristeza! Cuando se va por si, te deja en gran medida nuevo y renacido para reir porque sí. O para simpelmnete sentirte listo para lo que sea.

Un abrazo entre triste y siempre al lado.

Blas

Anónimo dijo...

Si es que compartir días grises no significa que sean menos grises...son días inevitables, únicos, personales e intransferibles.

Chus dijo...

Ccreo que ese "no sé" no existe, siempre se sabe el motivo de la tristeza, del querer llorar, de la voz apagada, de los ojos sin luz...
Ahora, cuánto cuesta reconocer lo que no se quiere saber.

Besiños

SOMMER dijo...

Los que están todo el día alegres, o están locos, o están fumaos....

Bienvenido al mundo de los tristes temporales, ¿ya te llega a casa la revista?

besos animosos