In vino veritas
El mismo día que dejé de fumar, adopté otra costumbre mucho más sana. Echar todos los días en una hucha lo que me habría gastado en tabaco si hubiera seguido fumando. Ahora ya no echo el importe del tabaco, pero si que echo todas las monedas que tenga más pequeñas de un euro al acabar el día y a finales de año, me doy un capricho.
Este año mi cerdito verde, que así es mi hucha, está viviendo en un San Martín perpetuo. Primero se me rompieron las gafas y a degollar al cerdito. Después el dentista, el fisioterapeuta y para rematar, pierdo una lentilla. Así que el pobre se estaba quedando algo magro e iba olvidando su propósito inicial, que son mis caprichos.
Sé que hay crisis y que la economía no está para ir haciendo dispendios, pero como no he tenido vacaciones (ni creo que vaya a tenerlas) y he sido una buena chica (ejem, ejem) me he hecho mi primer regalo de navidad gracias al cerdito: un curso de iniciación a la cata de vinos. Llevaba mucho tiempo detrás de uno y ayer, por fin, me decidí a hacerlo.
Casualmente, el evento tuvo lugar en el Mesón del Cid, sucursal del restaurante que hay en mi tierra de adopción. En la primera jornada (mañana es la segunda y última), tuvimos la oportunidad de catar cuatro blancos y cuatro tintos, de distintas denominaciones de origen. Aprendimos algo de la elaboración del vino (yo algo sabía pues he visitado bodegas y hasta he vendimiado), de su conservación y de las características que hay que tener en cuenta para una cata.
Me lo pasé genial.
Pedro, el sumiller que nos dió la cata, tenía en cuenta nuestra bisoñez, corregía nuestros errores sin pedantería (algo que me repatea en algunos supuestos conocedores del mundo del vino) y nos iba dejando que fuéramos descubriendo nosotros mismos las sensaciones que nos transmitía cada vino. Para hoy, nos ha puesto deberes. Y es que entrenemos nuestro olfato en una frutería y en una floristería para identificar olores primarios.
La verdad es que tengo muchas ganas de que llegue el día de mañana, seguir aprendiendo y quizás, en un futuro, hacer algún cursillo más extenso. Mientras, tendré que seguir entrenando el olfato y el gusto catando más vinitos.
4 comentarios:
Disfruta que te lo has ganado, que sí, que eres buena.
¡¡Y cuando pueda, yo te acompañaré en tu entrenamiento!!.
Besos
Me ha gustado lo de las flores y frutos. Bien
A degüello con el cerdito verde que para eso está.
Me encanta que te conviertas en sumiller (soy un puñetero egoísta porque así cuando vayamos de vinos me harás tomar los buenos).
Besicos
Fran, te espero para marcarnos una ronda de entrenamientos. O dos. O tres, que hay que prepararse concienzudamente.
Turu, hoy en el supermercado iba acercando la nariz a todas las frutas (siempre suelo hacerlo cuando la compro). Me ha visto una conocida y cuando le he comentado que hacía los deberes de un curso, ha flipado. Luego en casa, he cogido mis frasquitos de especias y poco a poco, me he puesto a olerlos. Mañana toca la floristería.
Oshi, un día me voy a despertar de madrugada y me voy a encontrar al cerdito verde intentando huir por la ventana.
Anda que no me queda para hacerme sumiller. Media vida. Pero mientras, a ir aprendiendo, como en todo, para disfrutar más de lo que a uno le gusta.
Y lo de los vinos, cuando quieras. Que conozco yo unas cuántas vinotecas por aquí...
Besos
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