De taxis y relaciones
- ¿Sabes? Me he dado cuenta de que muchas relaciones son como coger un taxi en Madrid un sábado de madrugada.
- ¿Ein?
- Sí, tienes frío y dolor de pies después de una noche de juerga. Te tiras un buen rato en un lado de la Gran Vía. Por tu lado no pasa ningún taxi libre, mientras que por el otro lado, no dejan de pasar taxis vacíos.
- ¿Y?
- Cuando estás en mitad de la calle, cruzando para cambiar de lado, pasa uno vacío que una persona que acaba de llegar coge. Entre reniegos, llegas al otro lado, con la esperanza de llegar pronto a casa. Entonces, imagino que por obra y gracia de Murphy, todos los taxis que hasta ese momento llegaban vacíos, desaparecen para aparecer por el lado que ocupabas antes.
- ¿Y eso de quedarse en el medio para poder optar a ambos lados?
- Mmm, mejor no. Es que esa es la parte en la que te arrolla el autobus o un conductor borracho...
- ¿Y entonces?
- Puedes optar por seguir esperando, que es lo que realmente quieres. Pero cuando te duelen los pies o tienes frío, muchas veces te planteas si no irás mejor en el búho. No es lo que realmente deseas, pero al menos, no pasas frío y te acostumbras a esa pseudocomodidad.
- ¡Qué triste lo pintas!
- Ya ves. También puedes comenzar a caminar hacia casa, a pesar del dolor de pies o del frío, con la esperanza de encontrar un taxi despistado por el camino.
- ¿Y a ti cómo se te ocurren estas cosas?
- Es que mientras esperas a que pase un taxi, te da tiempo a pensar muchas tonterías...
2 comentarios:
Podrás emplear el tono de guasa y decirlo con la media sonrisa que se te pone sin que te des cuenta, pero no es ninguna tontería. Y menos ahora que has ampliado la que en su momento bautizamos como teorema del taxi libre.
Un abrazo
Profundo... Pero todo nudo gordiano, se puede cortar.
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