jueves, 3 de diciembre de 2009

Speakeasy

Anoche en las noticias, ví una sobre la proliferación de restaurantes clandestinos. Me gustaría probar uno de estos, la verdad, pues me da que tiene que ser una experiencia divertida. Y me llamó la atención uno de Barcelona que se llamaba Speakeasy.

Si alguno no lo sabe, los speakeasy eran los locales clandestinos en los que se servía alcohol durante la época de la Prohibición en los Estados Unidos. Los de más nivel, que normalmente controlaban las familias mafiosas, tenían actuaciones en directo. Charleston, Jazz...

No sé muy bien porque, pero ese período y ese lugar de la historia, me fascinan. Quizás porque siempre quise saber bailar o porque siempre quise tener una Thompson metida en un estuche de violín (mirad aquí). O más bien, porque esa clase de música y esos garitos, dónde tomarse un buen cóctel, me han gustado siempre y más desde que ví la película Cotton Club.

¡¡Cómo me hubiera gustado estar en el Cotton Club en esa época!!. Y es que en ese mítico garito, actuaron y se dieron a conocer grandes figuras como Ella Fitzgerald, Louis Armstrong, Count Bassie, Cab Calloway o Duke Ellington entre otros.

Con la película que menciono más arriba (y con Blues Brothers) nació esa afición por la música con swing y alma (y con la película sobre Glen Miller interpretada por James Stewart, que la olvidaba). Además, el compartir mi vida con una persona, que era un auténtico fanático del jazz y el blues, no hizo sino acrecentarla (yo a él le contagié el gusto por el soul, que es lo que yo más escuchaba).

Hoy tengo uno de esos días, en los que gustosamente cerraría la oficina y me iría a un garito lleno de humo (a pesar de lo poco que le gusta a mis bronquios). Sentada en una mesa con un Long Island Iced Tea frente a mí y el cuaderno para escribir mis idas de olla, mientras suena algo como lo que sigue. Y si luego, vamos cambiando a Ella Fitzgerald o de Billie Holiday, estupendo.

4 comentarios:

Oshidori dijo...

¿Por qué tendremos ese regusto especial por lo clandestino? Me encantaría conocer uno de esos restaurantes. Y también dejarme acariciar por la voz de Ella y Billie. Otoño que se quiere marchar con música de jazz, soul y blues. Es una buena despedida de estación.

Fran dijo...

¿Querías tener una Thompson metida en una funda de violín? A veces, das miedo.

Me gusta el proselitismo que ejerces con este tema. Yo empecé a escuchar algo más, gracias a los cd's que me regalaste personalizados, variados.

Me apunto al Long Island. ¿Hace uno cuándo suba a Madrid? ¿En el Cock o en el Geographic?

Turulato dijo...

No es un buen subfusil. Tuvo sus virtudes, para su tiempo, pero debe su fama más a los méritos peliculeros que a los técnicos.

Por lógica, no puedo dedicarme aquí a explicar ciertas cosas, así que solo preguntaré: ¿En un sitio de esos podría echar una pipa?

Turulato dijo...

Y otro.. En plena matanza hacían películas plenas de ilusión, que cantaban a la vida. Nosotros, en unos tiempos en los que nuestra vida material es incomparablemente mejor y cuyos problemas son ínfimos en relación a los de una guerra, hacemos películas sin luz, tenebristas, y carentes de esperanza.

Curioso.